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Revelando las falsedades del bingo

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Juegos Nuevo. Bienvenido Por favor, ingresa a tu cuenta. Últimas Noticias Deportes Tendencias Tecnología Entretenimiento Qué Puedo Ver Leamos Newsletters. Compartir articulo. Copiar enlace Facebook Twitter Whatsapp Linkedin Telegram E-mail. DEPORTES Se confirmó el cronograma completo de las Copas Libertadores y Sudamericana: cuándo debutarán los equipos argentinos.

Cómo River podría ayudar a Boca a clasificar al Súper Mundial de Clubes Me colgó la llamada, todo cabreado, pero no pude pensar mucho más porque Leny sopló en mi vaginita para quitarme de mis pensamientos. Quiere volver conmigo. Dice que está dispuesta a ser más abierta.

La caseta ya estaba terminada, y a esa altura de nuestra aventura había que detenerse un rato a pensar cómo íbamos a seguir. Leny era un buen chico, pero… no creo que yo fuera compatible con él, al menos no físicamente.

Si metía demasiado, yo lloraba de dolor, pero me quedaba frustrada por no poder alojar su miembro y, desde luego, por no poder darle tanto placer como pareja. Cerré los ojos y continué disfrutando.

Lo cierto es que el chico succionaba muy fuerte y era buenísimo dando sexo oral, no pocas veces me dejaba el coñito hinchado, húmedo y enrojecido, bien que lo comprobaba yo luego en mi baño—.

Leny, tú sabes que lo nuestro es solo un pasatiempo muy bonito pero sin futuro. Yo solo te puedo satisfacer con… mamadas y pajas… Porque con lo otro me dejas destruida y llorando en medio de un charco de mis fluidos.

Esto no es ni medio normal —suspiré, empujando su cabeza otra vez hacia mi entrepierna—. Yo creo que va a ser mejor que cada uno vaya por su lado. Dicen que los últimos besos son muy especiales. Esa tarde fue extrañamente especial; no fue una ruda follada a mi boca como era de esperar, sino que Leny se dedicó a acariciarme la cabellera mientras yo abrigaba con mis labios por última vez a aquella maravilla de la naturaleza.

Pensaba yo, mientras mordisqueaba un poco la punta de su verga jugosa de semen, que tal vez debía invitar a mi novio a un paseo por la playa y darnos un gustito, lo cierto es que lo estaba extrañando un montón. Me despedí de Leny, sentada en las escalerillas que dan a la entrada de mi casa, mientras él se ajustaba su mochila en la espalda y mi papá le preparaba el último pago.

No hubo besos, obviamente no podríamos porque estábamos a la vista de todos, sino un simple cabeceo con sonrisa, para sellar esa promesa de dejar en secreto todo lo que tuvimos. Tras darse un apretón de manos con mi papá, se alejó y miré por última vez ese trasero suyo enmarcado en el vaquero, para luego sacudirme la cabeza y entrar a casa.

Era lo más sensato eso que yo le había aconsejado, de continuar nuestras vidas. Por un lado ya no podía sostener esa espiral de sexo duro en la caseta; yo tenía una relación de varios años con mi novio, y aquello con Leny era solo una aventura para probar de algo rico y delicioso, que sí, al final resultó ser muy doloroso para mi cuerpo, supongo que es el castigo que me merecía por ir de curiosita.

Entonces me conforté con la idea de que, para los tiempos de oscuridad y soledad, tengo un precioso consolador de goma que podría hacerme compañía. Además de mi chico… claro… en algún momento tendríamos que estar juntos de nuevo… si es que sacaba buenas notas… que no sé yo….

Hoy día mi papá no sabe que a veces voy a la caseta, ya terminada y bien pintada, repleta de cachivaches, y me siento sobre la mesa de herramientas para besar y engullir ese enorme pene falso, solo para recordar un poco; es que aún hay cierta esencia flotando en el aire que recuerda a esa pequeña aventura que tuve, que aparte de las agujetas, dejó muy buenos recuerdos.

Mi amiga Andrea a veces me mira a los ojos y sonríe de lado. Nunca se lo dije, sobre mi fugaz amante, pero es como si ella lo supiera. Tal vez porque me conoce como ninguna, o tal vez porque a veces yo gruñía de dolor al sentarme en el pupitre.

De hecho, el día que íbamos a tomar el examen, se sentó a mi lado y me susurró:. A veces te envidio. Muchas gracias a los que han llegado hasta aquí. De crucero con mi papá. Cuando era pequeña pasaba mucho tiempo de calidad con mi papá. Íbamos al estadio, de shopping, al cine, hasta de paseo en la playa, donde, en las noches más oscuras donde destacaban infinidad de estrellas, nos dedicábamos a trazar constelaciones imaginarias.

Era extraño porque lo normal, pensaría uno, sería que él prefiriera pasar más tiempo con mi hermano porque de seguro entre hombres se entenderían mejor, pero nada de eso se aplicaba en mi caso.

Claro que ahora, yo en la facultad y con novio, él con un mejor puesto de trabajo y con novia, ya no pasábamos la misma cantidad de tiempo juntos. Así que me emocioné muchísimo cuando un domingo entró a mi habitación para despertarme con una gran sorpresa.

El siguiente viernes iríamos juntos, en crucero, a Ilhabela, Brasil. Sin novio, sin novia, sin libros ni teléfonos móviles que se interpusieran, solo él y yo. O sea… que ya estaba enamorada de él pero ahora lo quería comer…. El crucero iba zarpar cerca del mediodía, pero ansiosa como estaba arrastré a mi hombre conmigo bien temprano a la mañana.

La excusa era que yo no quería esperar mucho para abordar, que entre la gente y el despache de equipaje te puedes tirar una hora, y por otro lado me atraía la idea de disfrutar un rato de un crucero vacío.

Apenas había unas pocas personas a bordo y pudimos almorzar tranquilos, con el paisaje de los edificios como telón de fondo. Todo fue fantástico en el momento que el barco empezó a moverse, rumbo a Ilhabella. No sentí ningún tipo de problemas para navegar, ni mareos ni nada extraño, muy por al contrario, disfruté muchísimo pues el barco parecía desafiar a las olas como si fuese una tabla de surf.

Realmente todo me pareció perfecto, ¡mágico! Yo no estaba cómoda yendo detrás de ellos, que conversaban sobre temas que yo ni conocía ni me interesaban, así que agarré la mano de él y tiré para que se acordara que yo también estaba ahí.

Tienen hidromasaje y también tienen sales efervescentes. Enojada como estaba me volví para irme al camarote, y así cambiarme para luego ir a los jacuzzis. Al menos tenía que recrearme de las comodidades del crucero, tal vez hasta conseguía que se me pasara el enojo por haber sido abandonada. Me puse un bikini bastante bonito, de color cremita y lazos laterales rojos; me quedaba como guante y lucía coqueta.

Confieso que pensaba ingenuamente que tal vez podría llamarle la atención a mi papá. Pero no lo encontré en la cubierta donde lo había dejado, así que concluí que lo mejor sería serenarme y disfrutar del agua tibia de un jacuzzi.

Entré en uno relativamente pequeño y desocupado. Estaba calentándome la cabeza y apenas disfrutando de las burbujitas cuando una voz me sacó de mis adentros. Agarrando el timón. De cabellera canosa, bien afeitado y peinado, se le veía con más edad que mi papá aunque tenía un físico que ya quisiera él.

Llevaba un traje blanco radiante, y la gorra plato que llevaba me dio a entender que era miembro de la tripulación del crucero. En un santiamén logró cambiarme la cara. Él tenía los ojos más bonitos y chispeantes que había visto en mucho tiempo.

Ya ni hablar de esa sonrisa de galán que hizo que yo retorciera mis pies sin que él pudiera notarlo debido a las burbujas. Me acercó una copa de Margarita que acepté con gusto. No soy ninguna sirena —bromeé, levantando un pie para mostrarle que no tenía aletas.

Estabas con el rostro serio y quería saber si podía hacer algo al respecto. Estoy bien, solo algo aburrida. Si estás sola y aburrida, ¿por qué no me haces compañía en la sala de mando? Soy el Capitán de la MSC Lírica, Arístides Reinoso, a tu servicio.

Ufa, qué honor. Siempre quise ir a una sala de mando y rodar el timón…. Me ayudó a salir del jacuzzi y me llevó de la cintura por la cubierta. Charlando amenamente le confesé que mi papá prácticamente me había abandonado en la cubierta y por eso estaba sola.

Ojalá él fuera así de atento, allá él si planeaba pasar el resto del día con su estúpida amiga, ni me sentí culpable por irme a otro lado sin avisarle.

En el enorme cuarto de mando estaban dos señores más, todos bien engalanados con sus trajes de marineros, charlando distendidamente entre ellos. Y me dio algo de vergüenza porque yo estaba con un bikini nada más, no es que yo estuviera vistiendo provocativa ni nada de eso pero había un contraste evidente allí, con hombres bien vestidos mientras que yo lucía solo un par de trapitos.

Tú dime y yo les pongo en su lugar si te incomodan. Te vi allí triste y pensé que alguien tan linda como tú tenía que sonreír. Era enorme, tenía un poco de panza y contaba con una preciosa sonrisa, le pondría unos cincuenta y muchos, no sé. Se quitó su gorra plato y se inclinó para besarme la mano—.

Me llamó André, Contramaestre de la MSC Lirica. Me Deus, ¿eres la famosa sirena que vimos abordar? Tenía la cara más triste que cuando André vio en vivo y en directo cómo Alemania le enchufaba siete goles a su selección. No quiero rostros tristes en mi crucero.

De barba fina y elegante, de mirada de ojos claros—. Ya estaba por pedirte tu número telefónico para invitarte a una cita. Soy don Cortázar, mi amor, el Oficial de Máquinas a tus órdenes.

Ya tengo novio, señor. Vamos, Rocío, el timón te espera. El Capitán me tomó de la mano y avanzamos hasta donde destacaba la enorme rueda del timón, hecha de madera y bronce. Lo toqué, pero no lo agarré, tenía algo de miedo, no quería meter la pata pues no sabía cómo funcionaba nada.

Rocío, ¿qué dirá tu papá si sabe que estás aquí con nosotros? No voy a agarrar el timón frente a todos ustedes, qué vergüenza, voy a volcar el crucero o qué. Está todo guiado por computadoras, solo usamos el timón para entrar y salir del puerto —se acercó para ponerme su gorro plato, y apartó un mechón de mi cabello para besarme la mejilla ruidosamente—.

Déjenla en paz —don André separó a sus colegas de mí—. Rocío, ¡gira el timón unos treinta y cinco grados hacia la izquierda! Estaba completamente demolida ante el tacto de esos señores.

Pero meneé mi cabeza y aparté un poco cualquier pensamiento indecente, ¡ellos podrían ser mis abuelos! Así luego de ajustarme mi diminuto bikini, que entre tanto toqueteo se me querían desprenderse los lazos, agarré con firmeza el timón para darle la tímida vuelta que me ordenaron.

Don André se colocó detrás de mí, poniendo sus enormes manos oscuras sobre las mías. Me imaginé a los cientos de pasajeros que en ese instante estaban a mi merced.

Creí que me entraría un pánico o miedo tremendo ante tamaña responsabilidad, pero la verdad es que en ese momento en donde era yo quien les guiaba me sentí súper… ¡poderosa!

En serio me alegra haber venido. Estuve largo rato mirando el azulado horizonte. Si no fueran por las olas, ni sabría dónde comenzaba el mar y dónde el cielo, era algo alucinante.

El Contramaestre Cortázar me daba órdenes sobre dónde ir, lo cierto es que el señor me estaba volviendo loquita con su insistencia. Además, con tus poderes de sirena, puedes encantarlo para que solo se fije en ti, como debe ser. El lujo a nuestro alrededor, el precioso cielo fundido con el mar, el enorme barco, esos señores tan atentos, ¡y ese timón!

Parecía que mi cabeza no podía con tanto; era, literalmente hablando, ¡el paraíso! La verdad es que cuando el crucero salió del puerto ya no hacía falta usar el timón, pero yo no lo quería soltar, aunque bueno, tuve que hacerlo. Preparando los torpedos.

No dejaba de sentirme culpable cuando vi a mi papá, bebiendo solo en un bar. Lo había abandonado, sí, aunque él también lo había hecho conmigo. El Capitán Reinoso me acompañó hasta la zona de los jacuzzis pero tuvo que volver a sus labores, así que se despidió de mí con un sonoro y fuerte beso en la mejilla, con la amenaza de que volvería a por mí si me ponía triste.

Me acerqué para charlar con mi padre, ajustándome de nuevo los lazos de mi bikini, que los señores no tuvieron piedad conmigo y juraría que me lo querían quitar disimuladamente entre tanto toqueteo. Me pidió disculpas porque que la chica con la que hablaba era una vieja a amiga y quería ponerse al día, pero por cómo hablaba de ella y cómo ponía sus ojos, melancólicos casi, yo al menos entendí que se trataba de una antigua novia.

Es que ni siquiera se fijaba en mí, era como si estuviera rebuscando por esa mujer entre el gentío. Repentinamente mi papá miro mi cintura y abrió los ojos como platos. Se me congeló la sangre porque, queridos lectores de TodoRelatos, él aún no sabía que yo tengo un tatuaje de una rosa cerca de mi pubis.

No sabía cómo iba a reaccionar mi padre así que siempre se lo ocultaba. Ahora, por culpa de los tocamientos con los señores del crucero, mi bikini cedió un poco y mostró la punta de la rosa asomando sobre el triangulito que me cubría mis partecitas.

Es… es una rosa, ¿ves? Tragué saliva y me quedé quieta, aguantando la respiración, mientras él volvía al asalto. Él podía ser capaz de tirarme a los tiburones si se ponía malo, ¡no es broma! Mi colita temblaba de miedo recordando un viejo castigo que me dio cuando era niña, pero él meneó la cabeza con un mohín mientras acariciaba los pétalos de la flor.

Pero como sigues viviendo en mi casa, espero que la próxima vez que te hagas algo así me pidas permiso, ¿queda claro? Estaba súper aliviada. Casi hasta me dieron ganas de confesarle que tengo los pezones anillados por barritas de titanio con bolillas en las puntas, pero me contuve, obvio que eso sería algo muy difícil de digerir para él.

Me acomodé el bikini mientras él seguía insistiendo. Cuando caía el sol intenté resarcirme y, en el camarote, me puse una camiseta más que especial que me compré al día siguiente de que me sorprendiera con el viaje en crucero.

Me hacía ilusión que la viera, para que supiera que siempre tiene un lugar en mi corazón por más que la facultad o mi novio nos hayan separado un poco. Me puse una chaqueta para ocultarla, la idea era que viera la sorpresa mientras caminábamos por la cubierta bajo la luces de las estrellas.

Por último me puse un short de algodón blanco, coqueto, sencillito y cómodo. Nuevamente le tomé de la mano para arrastrarlo y pasear. Eso sí, en el momento que salimos y vimos esas hermosas estrellas empezando a centellear durante la puesta del sol, la maldita rubia volvió a hacerse presente de camino, pero ahora llevaba un coqueto vestido verde manzana de infarto que me dejó boquiabierta hasta a mí.

Además ella era muy bonita, y bueno, yo no iba a poder hacer competencia porque no tenía sus largas piernas ni su estilizado cuerpo, ni su súper ajustado y corto vestido atrapa-hombres. Y sucedió lo que tenía que suceder. De nuevo caminaban juntos por el lugar mientras yo les seguía por detrás; reían, hablaban de viejos tiempos, de viejos amigos y demás tonterías.

Juraría que la mujer pretendía reconquistarlo. Yo estaba jugando con el cierre de mi chaqueta, amagando quitármelo para que él viera mi camiseta. Sinceramente, no iba a soportar estar todo el rato siguiéndolos, así que luego de varios minutos intentando interceder y reclamar a mi padre, me aparté para irme a pasearme sola.

Estaba sentada en una silla plegable, perdida entre el montón de gente, escribiéndome con mis amigas y enviándole fotos del lugar, cuando se sentó a mi lado el mismísimo Capitán Reinoso, siempre coqueto y galán con su traje de marinero.

Supe que era él cuando sentí que me puso una gorra plato. Pero tú parece que estás siempre tensa y ofuscada. Sirenita, ¿qué te pasa ahora? No me pasa nada, ya deje de preocuparse por mí.

Escúchame, ¿por qué no me acompañas a un bar privado que tenemos en la tripulación? Tiene una vista hermosa. Te hará bien a ese ánimo decaído que tienes. Bueno, dentro de un rato tengo que volver junto a mi papá, así que no sé. Recordé a esa mujer, era súper despampanante y me volvió muy celosa.

Entonces necesitaba demostrar, no sé si a mi papá o a mí misma, que yo también podría ser atractiva. Y bueno, ese señor no se cansaba de decirme lo guapa que yo le parecía, así que me gustaba la idea de pasarla con buena compañía.

En la cubierta superior se encontraba el famoso bar del Capitán Reinoso, era espacioso pero oscuro, teñido de luces azuladas. A un costado había un jacuzzi y, tras ellos, había un enorme ventanal oscuro que ofrecía una vista hermosa de toda la cubierta, en donde se veía al gentío ir y venir.

Quedé atrapadita entre él y su enorme colega brasilero. Él me tomó de la cintura, trayéndome hacia él—. Si mi señora se entera de que estoy con una preciosura como tú se desatará una furia como la de Poseidón. Los elogios empezaron de caer uno tras otro, sacándome los colores y risas varias, seguramente porque me vieron el rostro alicaído.

Si no era don André diciéndome piropos en portugués, era don Cortázar comparándome con sus romances de juventud, o el Capitán Reinoso acuclillándose frente a mí para mostrarme su tatuaje de un ancla en su enorme brazo. Con los tres hombres luchando por ganarse mi atención, ¡me sentía como una reina!

Está muy escondido, ¿capisci? Vamos, ¡solo muéstramelo, aunque sea um pouco! Siguieron sus embates, incluso don Cortázar posó su mano cálida en mi muslo y me dijo que me llevaría de paseo a Brasil para comprarme todas las ropas que yo quisiera, pero solo si le mostraba mi tatuaje, aunque obviamente le dije que nada de nadita, que yo soy una chica decente.

No te preocupes, no vas a hacer nada que no te guste, tenlo por seguro. Todos aplaudieron el que aceptara jugar, y yo súper colorada, a saber qué me deparaba, seguro que querrían ver mi tatuaje. Por si acaso, les volví a insistir que ni en mil años iba a mostrárselos, que una cosa es jugar y tal, lo otro ya sería pasarse la línea, no sé, mi tatuaje es privado y no es algo para andar mostrando a cualquiera.

Todos reímos por la pregunta tan directa, y más aún cuando el Capitán negó al aire con una sonrisa. No lo quería decir, de seguro que eran muchas. El castigo fue simplemente que el Capitán llamara a su señora por móvil, para decirle lo mucho que la amaba, cosa que cumplió de mala gana ya que según él tenía una mujer algo cascarrabias.

Puso en altavoz para que todos oyéramos, y vaya que oímos, la señora le riñó por despertarla a mitad de su sueño. Ahora es mi turno. Tenía quince, don Reinoso. Sabía que ahora me tocaba a mí hacer la pregunta, así que miré a don Cortázar, que estaba a mi lado. Como parecía el más mayor, tenía curiosidad, no era mi intención ofenderle ni nada de eso, por suerte se lo tomó con humor—.

A mí me parecía adorable, como dije era el más insistente de los tres y me generaba un poco de ternura, con un poquito de atracción. O sea, era natural, era un hombre guapo y coqueto; concluí que no iba a hacerle cumplir un reto humillante ni nada de eso.

Así que me ajusté mi short y le ordené:. Me tomó de la mano y enredó sus rugosos dedos entre los míos, me mostró una matadora sonrisa de hoyuelos, clavándome sus ojos claros en los míos.

Rocío, caviar de Riofrío, sola entre el gentío, tortolica en celo. Como un grano de anís, un weekend en París, un deshielo. Estaba derretida mirando a Cortázar, no quería soltar su mano.

Él había ladeado el rostro para beber un trago, y cuando la devolvió a la mesa, notó que yo aún le observaba como tonta, con la boca entreabierta y sin ser capaz de armar una frase. Entonces sonrió de lado cuando humedecí mis labios, y depositó un besito casto que hizo olvidarme completamente de la situación.

Ya podría chocar el crucero contra un témpano de hielo, que no había forma de traerme de vuelta a la realidad. Empuñé mis manos y las llevé hacia mis pechos mientras degustaba esos labios con un ligero sabor a tequila. Apretujó sus labios con los míos, los de él estaban secos pero luego se humedecieron un poco debido al contacto.

Abrí los ojos como platos cuando sentí la punta de su lengua queriendo entrar en mi boca, atravesó la barrera de mis finos labios y palpó mi propia lengua, para luego retirarse fugazmente. Siguió con el jueguito de labios, me puso tan cachondita que decidí buscar su lengua, con la mía, en señal de venganza.

Estuvimos así un rato, solo escuchando cómo nos comíamos la boca, yo gemía un poquito y retorcía mis manos y pies, hasta que el viejo Cortázar decidió dar por terminado el beso más caliente y sensual que había vivido nunca. Sus compañeros lo felicitaron, pero él no les hizo caso, sino que me preguntó:.

Eres única, mi amor. Dime, ¿con cuántos chicos ya has tenido relaciones? Me puse coloradísima porque uno, no esperaba que me hicieran esa pregunta, y dos, aún tenía ganas de besarme con él—.

Todos celebraron al unísono mientras yo hundía mi rostro en mis manos, toda avergonzada. Allá en el bar dejé los habanos, ¿por qué no nos los traes y nos los enciendes, mi amor? Mi corazón latía rapidísimo porque no tenía idea de qué me iban a ordenar, pero suspiré aliviada cuando me dijo lo de los habanos.

Le dije que sí, que no tardaba. Lo cierto es que mientras buscaba los habanos en el bar empecé a sentir muchísima culpabilidad. Es decir, ¿qué iba a decir mi papá si me pillara así, pasando la noche con tres señores, todos más mayores que él, y para colmo en un lugar tan privado como aquel?

Y si supiera que uno de ellos ya me comió la boca como nadie…. Como tenía calor, me quité el abrigo y lo dejé sobre una butaca.

Volví al sofá con los tres habanos y un mechero. Cuando me acerqué, los tres señores estaban sentados juntos, y vieron mi camiseta rosada. Me había olvidado completamente que tenía la foto de mi papá y yo, impresa allí, además de la frase de marras.

Vamos, ponme el habano entre los labios, mi vida. Uno a uno se los puse, y sumisamente se los encendí tal y como se me exigió para cumplir con el reto.

La verdad es que al encendérselos ellos expelían el humo hacia mi rostro, cosa que me hacía toser y a ellos les hacía reír. Estaba encendiéndole el habano a don Cortázar cuando el Capitán me expelió de nuevo el humo de su habano en mi rostro:. No voy a decir eso, ¡reto!

Otra vez vitorearon los señores. La verdad que es estuve todo el día con este uniforme y no veía la hora de quitármelo. Seguro mis colegas piensan igual.

Mi reto es que te pongas este lindo bikini que dejó una de las camareras por aquí. Y bueno, nos gustaría que nos acompañes en el jacuzzi que tenemos. Inmediatamente sus colegas callaron, mirándome con detenimiento, como esperando mi respuesta. A mí me parecía pasarse un montón, pero los señores me agradaban y no habían hecho nada que yo no quisiera, así que me sentía en buenas manos.

Si quisieran propasarse, yo solo debía poner las cosas claras, o eso pensaba. El Capitán sacó de su bolsillo dos diminutos pedacitos de tela que según él eran un bikini de una de las camareras del Crucero; me puse coloradísima y me arrepentí de haber dicho reto porque a la vista no parecía que eso pudiera entrarme.

Además, lo de la camarera me parecía sospechoso, de seguro que yo no era la primera ni la última en entrar en su bar privado. Reinoso y André rieron. Nos harías un gran honor —dijo el Capitán, poniendo en mis manos el bikini—.

De estar con la muchacha más hermosa de este crucero. Tú tienes algo que hace que me olvide del resto de mujeres. Por ejemplo, ni siquiera sé de quién me estás hablando, ¡y no me importa!

Lo de la sirena va en serio, mi amor, porque nos tienes enamorados, para qué te vamos a mentir a estas alturas. Si me dieran a elegir, tú serías siempre mi elección. Me súper convencieron, era inevitable sonreír y morderme un dedo ante tanto piropo.

Los viejitos rugieron de alegría mientras me iba al baño. Me quité mis ropas y empecé a colocarme el bañador. Era demasiado pequeño y diametralmente distinto al que yo había usado esa mañana. La parte superior apenas cubría mis pezoncitos pero de igual forma tiraban fuerte y mostraban la generosidad de mis pechos, los realzaban de una manera exuberante que no me lo podía creer.

Luego me puse la parte inferior; me di cuenta qué era lo que pretendían porque el triangulito que me iba a cubrir mi vaginita era una cosa de lo más pequeña, por lo tanto mi tatuaje de la rosa se veía con claridad.

Entonces me sentí súper sentí mal por mi papá ya ahora unos señores iban a verlo completamente antes que él. Terminé ajustándomelo bien, era tan fino y apretado que sentí un gusto súper rico recorrerme la espalda cuando el hilo se ciñó con fuerza entre mis piernas.

Miré para atrás para comprobar cómo el hilito desaparecía entre mis nalgas. Así y todo me miré en el espejo y no me lo podía creer, iba a modelar tamaño modelito para unos sesentones. Estos son los momentos en los que una sabe que, de seguir, no hay forma de dar marcha atrás.

Sin darme cuenta, o tal sí me daba cuenta y solo me negaba a reconocerlo, estaba entrando en una tormenta en medio del mar del que no iba a escapar fácilmente.

Tragué saliva, esperando que la tempestad no durase mucho. Y si duraba mucho, qué menos que pedirle que fuera inolvidable. La más putita de los siete mares. Yo avanzaba a pasos tímidos, tapando con mi mano mi tatuaje de forma disimulada, mientras ellos se acomodaban y fumaban.

Podía sentir sus miradas comiéndome a cada paso, madre. Pensé que me iban a acribillar a piropos, pero no, ahora estaban más relajados, seguramente porque me veían muy nerviosita, o seguramente porque disfrutaban de las burbujitas del jacuzzi. Miré de refilón su pecho poblado de vello canoso, y como sospechaba, tenía un cuerpo para mojar pan, de seguro que hacía ejercicio como un condenado todos los días.

Tragué mucho aire antes de mostrarle el tatuaje, pero me sentí bien al hacerlo porque no me hicieron bromas pesadas ni nada de eso, al contrario, suspiraron sorprendidos. Les dije que era una rosa roja que me lo puse hacía tiempo y que muy, pero que muy poca gente lo había visto.

De hecho, ni mi papá lo había visto, al menos no completamente. Les encantó porque miraron embobados por largo rato, cosa que me hizo sonreír porque yo no esperaba que unos señores de esa edad quedaran así por mi culpa.

Cuando entré al agua me sentí en el paraíso, entre las sales efervescentes y el hidromasaje que me hacía cosquillas. Eso sí, me aparté un poco de los señores. Ellos tres estaban juntos, uno al lado del otro, pero yo estaba al otro lado del jacuzzi, frente a ellos.

Echó la cabeza para atrás y empezó a carcajear. Con los brazos descansando fuera del jacuzzi, se acomodó y juraría que se abrió de piernas, pero no podía verlo con claridad porque había muchas burbujitas.

Mirándome, dio una última calada a su habano antes de decirme:. No muerdo. A cuatro patitas avancé hasta poder sentarme frente a él.

Cuando estuve demasiado cerca, me preguntó si yo estaba bien, a lo que respondí que sí, aunque en realidad estaba excitadísima porque de seguro que me querían merendar ya, que no soy tonta.

Todo ese deseo que podía sentir de su parte, de parte de esos tres señores, era algo palpable en el aire y me contagiaba. Eso sí era algo que me mareaba, que me arrancaba sensaciones riquísimas en mi vientre: ¡deseo, eso era! Bésame el pecho, sirenita. Eso me gustaría muchísimo. Ven, no tengas miedo.

Y lo hice, me acerqué de cuatro patas y di un par de besos, pero él me decía que no parase, así que, todo su pecho repleto de canas fue objeto de besitos, y cuando me puse súper viciosita, le di un par de chupetones y mordiscos.

Me decía que chupara sus pezones y así lo hice, que mordiera y jugara cuanto quisiera. Lo hice gruñir, lo hice gemir, me excitó oírle pues yo era la provocadora de sus reacciones, ¡sí! Estaba mordisqueando su pezón cuando él me agarró de la mano y la llevó para que tocara su verga, ocultada bajo las burbujitas.

Suspiré largo y tendido, la tenía súper dura por mi culpa. Cuando lo toqué mi vaginita empezó a picar un montón. Nos tienes locos, pequeña sirenita. Ven, siéntate entre mis piernas, de espaldas a mí.

Me guió para que me sentara sobre él y, luego de ladear mi bikini, pudiera restregarme su verga por mi panochita. Sus colegas se levantaron del agua y, parados como estaban, con sus vergas a tope, agarraron, cada uno, una manita mía, y la llevaron hasta sus grandes trancas para que les pajeara.

Don André la tenía gigantesca y negra, mi manita no se cerraba en su tronco, y me guiaba para que le estrujara suavemente su verga.

Don Cortázar en cambio era muy bruto y me exigía que se la cascara con violencia y rapidez a esa verga larga, algo curvada, pero no muy gruesa. Fue en ese momento que me sentí realmente una sirena que domaba a los hombres con sus encantos. Maldita sea, ¿ves cómo nos tienes, Rocío? N-no es mi culpa.

Ustedes estaban haciendo preguntas y retos muy tramposos…. Dime, ¿cuántas veces te han comido tu almejita? El Capitán encontró mi agujerito y penetró un poco, lo cual me hizo retorcer toda. Fue tanto el gustirrín que me olvidé de pajear a los otros dos señores y mis manitas resbalaron, pero rápidamente ellos las recapturaron para que siguiera estrujándoselas con fuerza.

Perdí la vista mientras sentía perfectamente la forma de una verga larga y gruesa entrar en mí de manera suave. No tardé en retorcerme como si estuviera poseída, cosa que le habrá asustado a los tres señores. Aunque estuviera follando en el agua del jacuzzi, sentía perfectamente cómo derramaba mis fluidos de manera bestial, corriéndome como una cerdita sin que pasaran más que un minuto.

La verdad es que cuando me excito mucho no me controlo y no puedo llevar una relación sexual por mucho tiempo, cosa que me da muchísimo corte….

Su coñito me está haciendo fiesta adentro, amigos. El viejo Cortázar gruñó, seguramente estaba celoso porque quería follarme también, pero eso era privilegio del capitán.

Se inclinó hacia mí para hundir sus dedos en mis mejillas, de tal forma que mis labios fueron empujados hacia afuera. Oí una gárgara y el señor escupió en mi rostro, sentí cómo su saliva resbalaba desde mis labios y nariz para adentro de mi boca.

Cabeceó satisfecho, y empezó a meter sus gruesos dedos para follarme la boca. Parece que encontramos un tesoro en medio del mar, Capitán. Me dio unos segundos para que volviera a tomar aire, mientras hilos de saliva caían de mi boca.

Inmediatamente, el enorme brasilero también me agarró del rostro, escupiéndome otro cuajo enorme dentro de mi boca. No podía chupar esos dedos con comodidad, ya que por poco no metía el puño completo en mi boca. Pero logré pasar lengua por los dedos como me ordenó, hasta que por fin, tras largo rato, retiró los malditos dedos de mí, todos encharcados y ensalivados.

Repentinamente, el capitán bramó, apretándome la cinturita con fuerza:. Luego te la voy a comer hasta que te desmayes de gusto… ¿Por qué no le das tu cola a uno de mis colegas, para que no se queden con las ganas?

Entonces sentí la lechita caliente del Capitán; su verga escupía semen sin cesar dentro de mi interior, lo podía percibir con claridad, además que salía en cantidad. No me lo podía creer, en ese entonces me asusté muchísimo.

Me imaginaba preñada, paseando por la borda de la mano de esos tres viejos mientras mi novio y mi papá me miraban decepcionados. Pero mientras el Capitán me seguía llenando de su leche, me dijo que ya no podía tener hijos, así que no pasaría nada.

Quedé demolida, sin fuerzas en los brazos y pies, si don Reinoso vaya con el abuelito, me había follado a base de bien.

Yo aún estaba sufriendo algunos temblores productos del intenso orgasmo cuando sus dos colegas se masturbaron con fuerza frente a mí para llenarme la cara y los pechos de sus corridas.

Un cuajo enorme de semen cayó en uno de mis ojos y me lo cerró durante toda la noche, causando risas varias. Don Cortázar seguía estrujándose su verga frente a mí. Don André le prestó su habano y el viejo, luego de expeler el humo hacia mí, me dijo:.

Tu papá tiene que estar orgulloso de tener a una nena tan obediente. No respondí, pero cabeceé tímidamente. Así que ponte de cuatro y la colita en pompa.

Don Cortázar, bueno… pero tenga mucho cuidado o me voy a enojar…. Me volví a poner de cuatro patitas y me apoyé del borde del jacuzzi mientras los tres viejos me veían todas mis partecitas.

Estaba temblando de miedo, mis colita parecía latir y boquear, como rogando por verga, pero vamos que un poquito más y me orinaba ahí mismo. Nunca vi un culito tan pequeño. Seguro que cuando caga salen fideos. Escuché una fuerte gárgara y pronto sentí un enorme cuajo de saliva caerse en mi colita, cosa que me dejó boqueando como un pez de lo rico que se sintió.

El Capitán me tomó la cabellera y ladeó mi rostro, hizo una gárgara y me escupió en la boca. Luego su colega brasilero hizo exactamente lo mismo, solo que su escupitajo fue más grande. Ambos asintieron de satisfacción al ver lo sumisita que me volvía al estar tan caliente. Dime, sirenita, ¿tu novio al menos te come la almejita?

Fue a partir de , año en el que se aprobó la Ley de Apuestas y Juegos del Reino Unido, cuando se permitió jugar a cambio de premios. En esos años, más de un centenar de personas acudían a diario a las salas de bingo a probar suerte.

Hoy en día, Reino Unido está muy regulado a través de la Comisión del Juego Gambling Commission , por sus siglas en inglés. La pasión por este juego de azar duró en la zona hasta la década de los ochenta, momento en el que otras formas de entretenimiento se fueron abriendo paso, lo que no quiere decir, ni mucho menos, que el bingo haya muerto en el Reino Unido, simplemente evolucionó y aparecieron otras opciones para pasar el rato.

El avance de las tecnologías, los nuevos juegos, las casas de apuestas y los operadores de casino online como Luckia le han dado una nueva de tuerca al sector, en las islas y en el resto del mundo.

Lo más habitual hoy en día es jugar al bingo en línea, pero, aunque este juego online tenga muchas ventajas, difícilmente podrá igualar la experiencia de hacerlo de manera presencial en alguna de las salas de bingo más míticas del Reino Unido.

Vamos a echarles un vistazo. Un lugar muy pintoresco que mantiene su estética de los años 60 del siglo pasado, de modo que acudir a Haworth´s es hacer un viaje en el tiempo.

El lugar, más que un bingo, parece una tómbola o una vieja casa de empeños con un ambiente entre alegre y decadente. Destacan sus luces de neón y los mil y un premios agolpados por todas partes.

Más allá de que seas un amante del bingo o no, este local merece una visita por ser un templo de la cultura kitsch. Seguro que la disfrutas mucho.

Camden Town es una zona muy concurrida de la ciudad de Londres. El barrio destaca por el ambiente alternativo que impera en la zona y por su archiconocido mercado en el que los visitantes pueden encontrar prácticamente cualquier cosa que se les ocurra.

Mecca Bingo es una de las cadenas de bingos más importante de todo el Reino Unido y en Camden tiene una de sus salas más destacadas. Las sesiones de Dabbers Social Bingo son pura fantasía.

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Transparencia en el bingo en línea embargo, sí ha reconocido que la Transparencia en el bingo en línea habría recaído en su ludopatía: ibngo madre está en un proceso terapéutico bastante complicado, y si su vía de escape en un momento dado es irse allí sabiendo sus antecedentes con el juego, creo que es una alarma que quiere decir que ahora mismo no está bien.

Está con depresión y es un desahogo para ella" ha admitido. Una preocupación por su progenitora, con la que habla todos los días y a la que intenta apoyar en todo momento, que le está pasando factura a Sofía.

Mi madre tiene que hacer su vida pero por mucho que me preocupe no puedo hacerme responsable de casa paso que da mi madre. Yo tengo mucha carga encima" ha explicado, revelando que se está planteando "apartarse un poco" porque "no quiero ser Sofía la hija de que viene a hablar de su familia todas las semanas".

Me hago responsable y doy la cara, pero quiero marcar unos límites por mi salud mental, porque esto está siendo demasiado continuo y me hace sufrir, lo estoy pasando mal" ha explicado cabizbaja. Ha sido al ver a su hija abatida cuando Bárbara ha entrado en el programa en directo y, muy enfadada, ha estallado por todo lo que se ha dicho sobre su visita al Bingo en las últimas horas: "No tiene ninguna importancia que yo vaya un rato al bingo a distraerme, y no creo que sea tema de comentar en ninguna televisión".

Venezuela The economist The Washington Post Realeza Opinión. Últimas Noticias. Qué puedo ver. Malditos Nerds. Juegos Nuevo. Bienvenido Por favor, ingresa a tu cuenta.

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Una información que Sofía ha negado molesta en 'Espejo público', dejando claro que su madre no tuvo ningún problema en el Bingo y que no fue expulsada como se ha dicho.

Sin embargo, sí ha reconocido que la vedette habría recaído en su ludopatía: "Mi madre está en un proceso terapéutico bastante complicado, y si su vía de escape en un momento dado es irse allí sabiendo sus antecedentes con el juego, creo que es una alarma que quiere decir que ahora mismo no está bien.

Está con depresión y es un desahogo para ella" ha admitido. Una preocupación por su progenitora, con la que habla todos los días y a la que intenta apoyar en todo momento, que le está pasando factura a Sofía.

Mi madre tiene que hacer su vida pero por mucho que me preocupe no puedo hacerme responsable de casa paso que da mi madre. Yo tengo mucha carga encima" ha explicado, revelando que se está planteando "apartarse un poco" porque "no quiero ser Sofía la hija de que viene a hablar de su familia todas las semanas".

Me hago responsable y doy la cara, pero quiero marcar unos límites por mi salud mental, porque esto está siendo demasiado continuo y me hace sufrir, lo estoy pasando mal" ha explicado cabizbaja.

Ha sido al ver a su hija abatida cuando Bárbara ha entrado en el programa en directo y, muy enfadada, ha estallado por todo lo que se ha dicho sobre su visita al Bingo en las últimas horas: "No tiene ninguna importancia que yo vaya un rato al bingo a distraerme, y no creo que sea tema de comentar en ninguna televisión".

Venezuela The economist The Washington Post Realeza Opinión. Últimas Noticias. Qué puedo ver. Recibido el informe de la Alcaldía o transcurrido el plazo para ello, en cuyo caso se reputará favorable, el Gobernador civil ordenará, si lo estima necesario, que por funcionarios o técnicos competentes se practiquen las comprobaciones pertinentes sobre los locales y sus instalaciones; hecho lo cual, emitirá informe sobre la solicitud y lo elevará, junto con los documentos acreditativos de los trámites efectuados, a la Comisión Nacional del Juego.

En su informe, el Gobernador civil expresará su criterio sobre la tramitación efectuada y sobre la conveniencia o no de otorgar la autorización que hubiere sido solicitada, indicando, en todo caso, el aforo previsible aproximado de la sala.

La Comisión Nacional del Juego, previas las informaciones que estime oportunas, elevará propuesta al Ministerio del Interior, concediéndose discrecionalmente la autorización a las solicitantes cuyos antecedentes, medios personales y materiales y capacidad de organización ofreciesen garantías de correcto funcionamiento.

La resolución será notificada al interesado, y comunicada al Gobierno Civil de la provincia, que dará traslado de la misma a la Delegación de Hacienda respectiva. La autorización tiene carácter intransferible, estando prohibida su cesión a título oneroso o lucrativo, así como el arrendamiento de la sala o negocio a que se refiere.

Antes de proceder a la apertura de la sala de bingo y dentro del plazo señalado en la autorización, la empresa o entidad titular de la misma deberá solicitar del Gobierno Civil el correspondiente permiso. El permiso de apertura se solicitará con quince días al menos de antelación a la fecha en que aquella estuviera prevista, acompañándose los siguientes documentos:.

a Relación del personal que haya de prestar servicio en la sala, acompañando copia de los respectivos contratos de trabajo, sellados por la Delegación del Ministerio de Trabajo, y de sus documentos profesionales y especificando los puestos de trabajo que cada uno ocupa. b Informe de la Jefatura Provincial de Sanidad sobre las condiciones de iluminación, aireación, sonoridad y, en general, sobre las condiciones sanitarias de los locales.

c Certificado suscrito por Ingeniero sobre idoneidad de todas las instalaciones y aparatos directamente relacionados con el desarrollo del juego. d Documento acreditativo de haber constituido la fianza a que se refiere el artículo siguiente.

e El libro de actas a que se refiere el artículo 37 del presente Reglamento, para su diligenciamiento. El Gobierno Civil ordenará girar visita de inspección al local de la sala, a fin de comprobar su correspondencia con el proyecto aprobado, la instalación de las medidas de seguridad, la capacidad máxima y el cumplimiento de los restantes requisitos legales.

Si el examen de los documentos presentados y el resultado de la inspección fueren satisfactorios, el Gobernador civil extenderá el oportuno permiso de apertura, en el que constará necesariamente el horario de funcionamiento de la sala y su aforo máximo.

El permiso se notificará a los interesados, con entrega del libro de actas debidamente diligenciado, y se comunicará acto seguido a la Comisión Nacional del Juego para constancia en el expediente de su razón. La apertura de la sala deberá producirse dentro de los diez días naturales siguientes a la fecha de notificación del permiso de apertura, salvo que en éste se indicara otra cosa.

Si los documentos presentados a efectos de la obtención del permiso de apertura adoleciesen de algún defecto, o el resultado de la inspección no fuese positivo, el Gobierno Civil concederá a los interesados un plazo prudencial para su subsanación, que no será inferior a diez días. Si transcurrido el plazo no se hubiesen subsanado los defectos, el Gobernador civil suspenderá la emisión del permiso de apertura y pondrá lo acaecido en conocimiento de la Comisión Nacional del Juego, proponiendo las modificaciones que estime oportunas o, en su caso, la caducidad de la autorización.

Si la apertura de la sala no pudiere realizarse en el plazo previsto en la autorización por causas ajenas a la voluntad del titular, éste podrá solicitar la oportuna prórroga. La prórroga se solicitará mediante escrito motivado, acompañado de los documentos justificativos procedentes, y se presentará ante el Gobierno Civil correspondiente.

Este lo elevará con su informe a la Comisión Nacional del Juego, que resolverá lo procedente. No podrán concederse más de dos prórrogas para la apertura que, en ningún caso, podrán exceder conjuntamente del plazo inicialmente fijado en la autorización.

Con carácter previo a la solicitud del permiso de apertura a que se refiere el artículo anterior, deberá constituirse una fianza cuya cuantía será de seis, cinco, cuatro y tres millones de pesetas según que las salas sean de categoría especial, primera, segunda y tercera, respectivamente.

La fianza deberá constituirse en la Caja General de Depósitos por la entidad titular de la autorización, salvo que ésta hubiera contratado la gestión del juego con una empresa de servicios de las reguladas en el artículo 6. º, en cuyo caso habrá de ser esta última la que preste la fianza correspondiente.

La fianza podrá constituirse en metálico, por aval bancario o mediante póliza de caución individual, y habrá de formalizarse a favor del Gobernador civil en cuyo territorio se localice la sala de bingo. Las empresas de servicios deberán constituir una fianza única en la oficina central de la Caja General de Depósitos, cuya cuantía será equivalente a la suma de las fianzas correspondientes a las salas que gestione y que se formalizará a disposición de todos y cada uno de los Gobernadores civiles correspondientes y del Ministerio del Interior.

La fianza responderá solidariamente del cumplimiento de las obligaciones económicas contraídas con ocasión del funcionamiento de la sala, y especialmente del pago de los premios, tributos, salarios y cargas sociales en general, y multas impuestas.

La fianza deberá mantenerse por la cuantía máxima de su importe durante todo el tiempo de vigencia de la autorización y de sus prórrogas. La persona o Entidad que la hubiere constituido deberá reponer las cantidades de la misma de las que se disponga mediante los oportunos procedimientos reglamentarios dentro de los ocho días siguientes, y en caso de no hacerlo quedará en suspenso acto seguido el funcionamiento de la sala.

Requerirán autorización previa del Ministerio del Interior, a propuesta de la Comisión Nacional del Juego:. a Todas las modificaciones que supongan alteración de cualquiera de los términos de la autorización de instalación. d La modificación del régimen de gestión del juego, de gestión propia a gestión contratada con una Empresa de servicios; la sustitución de la Empresa gestora del juego y las modificaciones del contrato con la misma que afecten a las prestaciones económicas o a la responsabilidad de las partes.

a Todas las modificaciones que supongan alteración de cualquiera de los términos del permiso de apertura y, en especial, los relativas al horario de funcionamiento y al aforo de la sala. b Las modificaciones sustanciales que pretendan efectuarse en los locales, especialmente en cuanto incidan en su seguridad, y en los aparatos de juego y sus instalaciones.

c La suspensión de funcionamiento de la sala por período no superior a seis meses. d Las modificaciones del contrato con la Empresa de servicios gestora del juego que no estén reservadas a la aprobación del Ministerio del Interior.

a Los cambios que se produzcan en la composición de las Juntas directivas o Consejos de Administración de las Entidades o personas titulares de autorización, con remisión de los correspondientes certificados de antecedentes penales. b Las alteraciones que se produzcan en la plantilla del personal al servicio de la sala o en su régimen laboral.

El Ministerio del Interior podrá delegar en los Gobernadores civiles el otorgamiento de las autorizaciones a que se refiere el apartado primero del presente artículo, así como avocar, con carácter general o para casos determinados, el otorgamiento de las previstas en el apartado segundo.

Los Gobiernos civiles darán traslado a la Comisión Nacional del Juego de las autorizaciones que otorguen al amparo de lo dispuesto en el apartado 2. º del presente artículo, así como de las comunicaciones que reciban en virtud de lo dispuesto en la letra a del apartado anterior.

Las autorizaciones reguladas en la presente Sección tendrán una duración máxima de tres años y serán renovables por períodos de igual duración. La solicitud de renovación de la autorización habrá de presentarse con seis meses, al menos, de antelación a la fecha de extinción de ésta, y deberá especificar aquellos extremos de la solicitud o acompañar los documentos referidos en el artículo 10 que hubieran experimentado modificación en su contenido o desearan variarse en lo sucesivo.

Se adjuntará, asimismo, estado de cuentas de ingresos y gastos producidos por el funcionamiento de la sala y justificación de la aplicación de los beneficios obtenidos a los fines estatutarios o de mejora de servicios a que estuviesen afectados.

Las solicitudes de renovación deberán dirigirse al Gobernador civil, el cual, previas las comprobaciones que estime pertinentes, las elevará con su informe a la Comisión Nacional del Juego, que formulará la oportuna propuesta al Ministerio del Interior.

Si el informe del Gobierno civil sobre la procedencia de la renovación fuese negativo, deberá hallarse debidamente motivado y fundamentado. Dentro del mes de enero de cada año la Entidad titular de la autorización remitirá a la Comisión Nacional del Juego el estado de cuentas y la justificación a que se refiere el apartado 2 del presente artículo, referidas ambas al ejercicio económico anterior, pudiendo la Comisión ordenar las inspecciones oportunas para comprobar la veracidad de los datos aportados.

El Ministerio del Interior, a propuesta de la Comisión Nacional del Juego, podrá declarar la caducidad de las autorizaciones en los siguientes casos:. a Cuando el titular de la autorización perdiera alguna de las condiciones o requisitos legales que se hubieren precisado para su otorgamiento.

b Cuando no se procediese a la apertura de la sala en el plazo concedido por el respectivo permiso o por la autorización de instalación, o en sus prórrogas, en su caso. c Cuando no se repusiera el importe total de la fianza en el plazo que se concediera para ello.

d Cuando la sala permaneciese cerrada por más de treinta días consecutivos sin previa autorización, salvo que el período de funcionamiento de la misma se limitase a una temporada concreta o concurriesen circunstancias de fuerza mayor.

La declaración de caducidad se efectuará a propuesta del Gobernador civil o previo su informe y deberá preceder en todo caso audiencia de la entidad o persona titular, a la que podrá concederse un plazo para regularizar su situación. La solicitud de autorización para constituir una empresa gestora o de servicios regulada en el artículo 6.

º del presente Reglamento se instará de la Comisión Nacional del Juego, mediante escrito ajustado a los requisitos del artículo 69 de la Ley de Procedimiento Administrativo y en el que se contengan los datos y especificaciones siguientes:.

a Nombre y apellidos, edad, nacionalidad, estado, profesión, domicilio y número del Documento Nacional de Identidad del solicitante, así como la calidad con que actúa en nombre de la sociedad interesada.

b Denominación, duración, domicilio y capital social de la sociedad representada. c Nombre y apellidos, edad, nacionalidad, estado, profesión, domicilio y número del Documento Nacional de Identidad o documento equivalente en caso de nacionalidad extranjera, de los socios o promotores, especificando su respectiva cuota de participación, así como de los administradores, directores, gerentes o apoderados de la sociedad.

a Copia o testimonio notarial de la escritura de constitución de la sociedad y de sus estatutos. b Certificación de antecedentes penales de las personas a que se refiere la letra c del apartado anterior.

c Memoria explicativa del programa de actividades de la sociedad, en la que habrán de constar los medios técnicos y personales de que se dispone para desempeñar su objeto social, así como una evaluación de los recursos económicos y de las previsiones de explotación y de rentabilidad.

Si la solicitud o documentación adoleciesen de algún defecto, la Comisión Nacional del Juego lo comunicará al solicitante, concediéndole un plazo no inferior a diez días para su subsanación.

Si el requerimiento no fuese cumplimentado en el plazo concedido, el expediente se archivará sin más trámite. Completo el expediente, la Comisión Nacional del Juego, previas las informaciones y comprobaciones que estime necesarias, elevará al Ministro del Interior propuesta en el sentido de autorizar la constitución de la sociedad o rechazarla.

La resolución del Ministro tendrá carácter discrecional y será notificada al interesado, inscribiéndose la sociedad en el Registro que al efecto llevará la Comisión Nacional del Juego. La autorización se concederá inicialmente con carácter provisional y por un plazo de un año de duración, que se contará a partir de la fecha de notificación de la resolución autorizatoria.

La sociedad autorizada remitirá a la Comisión Nacional del Juego, con dos meses al menos de antelación a la fecha de expiración de la autorización provisional, solicitud de elevación a definitiva de aquélla, especificando los datos del expediente original que hubiesen experimentado variación y acompañando memoria explicativa de las actividades de la sociedad durante el período de vigencia de la autorización.

La Comisión elevará propuesta al Ministro del Interior en el sentido de denegar o conceder la autorización definitiva, que tendrá un plazo de duración de cinco años. La renovación de las autorizaciones definitivas se solicitará y tramitará en la forma prevista en el apartado anterior.

En virtud del contrato de prestación de servicios que la empresa formalice con la entidad titular de la sala, aquella asumirá ante la Administración la total responsabilidad por la organización y funcionamiento del juego, salvo la que se derive de las malas condiciones del local en que éste se practique.

Será de cuenta de la empresa de servicios la contratación y capacitación del personal de juego necesario, el mantenimiento de las instalaciones técnicas del juego, la prestación de la fianza correspondiente y las responsabilidades laborales ante el personal, que serán de su exclusiva incumbencia.

El Ministerio del Interior, a propuesta de la Comisión Nacional del Juego, podrá declarar la caducidad de las autorizaciones a que se refiere la presente Sección, cuando concurra alguna de las circunstancias previstas en las letras a y d del apartado 1, del artículo 18 del presente Reglamento.

Los locales destinados a salas de bingo habrán de estar dispuestos de forma que las extracciones de bolas sean visibles por todos los participantes, bien directamente, bien mediante el empleo de monitores, y de manera que se garantice la simultaneidad de la visión y de la posibilidad de cantar los premios por los jugadores.

Las salas habrán de reunir las condiciones propias de los locales de amplia concurrencia y contarán, a tal efecto, con los servicios sanitarios anexos, sistemas de extinción de incendios, salidas de emergencia proporcionadas al aforo y convenientemente distribuidas e instalación de aire acondicionado.

salvo en las salas que se instalen al aíre libre. La disposición de las mesas habrá de permitir la fácil circulación entre las mismas. El Ministerio del Interior, previo informe de la Junta Consultiva y Asesora de Espectáculos Públicos, podrá dictar normas de seguridad para las salas de bingo.

Será preceptivo en todo caso la existencia, además del aparato de extracción de bolas, de circuito cerrado de televisión y del sistema acústico suficiente para garantizar la plena difusión de las jugadas. Las salas de bingo no podrán admitir un número de asistentes, sean o no fumadores, que exceda del aforo máximo señalado en el permiso de apertura.

El aforo se fijará en función del número máximo de plazas de jugadores sentados de que dispusiese realmente la sala una vez instalado todo el mobiliario, sin que este número pueda exceder del de metros cuadrados de espacio útil para jugadores y teniendo siempre en cuenta la facilidad de circulación de los jugadores entre las mesas.

A tal fin, el funcionario que efectuase la inspección prevista en el artículo Las salas de bingo, según su capacidad, se clasificarán en las siguientes categorías:.

Las entidades reguladas en el artículo 4. º del presente Reglamento podrán instalar las salas de bingo en locales distintas a aquel en que se halle su sede social; las reguladas en el artículo 5. º sólo podrán instalarlas en el mismo edificio donde radique el establecimiento hotelero o en cualquier local del complejo inmobiliario, si se trata de las entidades previstas en el apartado 2, b , del mismo artículo.

Si se tratase de establecimientos hoteleros, habrá de tenerse en cuenta lo dispuesto en el artículo 5. º, apartado tres, letra b , inciso final del presente Reglamento. Todo el personal a que se refiere el presente capitulo y que preste servicio en las salas de bingo deberá reunir los siguientes requisitos:.

El personal al servicio de las salas de juego se clasificará en las categorías de admisión y control, auxiliar de sala, vendedor-locutor, cajero, jefe de mesa y jefe de sala. El personal de admisión y control será el encargado de controlar la entrada de jugadores en la sala de juego, comprobando que el carné corresponde a la persona que lo presenta e impidiendo la entrada a las personas que lo tuviesen prohibido; tendrá asimismo como misión la llevanza del fichero de visitantes y su actualización.

El personal auxiliar de sala realizará las funciones no técnicas del bingo que se le encomienden, tales como retirar de las mesas los cartones una vez finalizada la jugada y mantener las mesas de juego en perfecto orden. El vendedor-locutor realizará la venta directa de los cartones y la recaudación de su importe, que entregará junto con los cartones sobrantes al cajero.

En su turno de locutor, pondrá en funcionamiento la máquina cuando se inicia la jugada, leerá en voz alta el número de la bola según el orden de salida, apagará la máquina al finalizar el juego y entregará a los jugadores los importes de línea y bingo.

Cuando realicen la labor de locución no realizarán la función de venta de cartones, aunque podrán colaborar en otras funciones dentro de la sala, como es la de recoger los cartones usados.

El cajero tendrá en su poder los cartones y los entregará ordenadamente a los vendedores; indicará al jefe de mesa el número de cartones vendidos, así como las cantidades que correspondan a los premios de línea y bingo; recaudará el dinero obtenido en la venta de cartones, preparará las cantidades correspondientes a cada premio y abonará estos una vez finalizada la jugada.

El jefe de mesa será personalmente responsable de la comprobación de las bolas y cartones; llevará la contabilidad de los cartones vendidos y sobrantes por cada jugada o sorteo; efectuará la determinación de los premios de línea y bingo; comprobará los cartones premiados; informará colectivamente, en alta voz, de todo ello a los jugadores; contestará individualmente cuantas peticiones de información o reclamaciones formulen éstos y consignará todo ello, así como las incidencias que se produzcan, en el acta de cada sesión.

El jefe de sala ejercerá la dirección y control generales del funcionamiento de la sala, adoptando las decisiones relativas a la marcha de las distintas operaciones, de acuerdo con las normas técnicas del bingo, y marcando el ritmo adecuado de aquéllas; cuidará del correcto funcionamiento de todos los aparatos, instalaciones y servicios; ejercerá la jerarquía sobre todo el personal al servicio de la sala; será responsable de la correcta llevanza de la contabilidad especifica del juego, así como de la tenencia y custodia, en la propia sala, de las autorizaciones precisas para su funcionamiento y de la documentación relativa al personal.

Asimismo, el jefe de sala ostentará la representación de la entidad titular de la autorización o, en su caso, de la empresa de servicios que gestione el juego, tanto frente a los jugadores como ante los agentes de la autoridad, a menos que dicha representación se halle atribuida a otra persona y ésta se hallare presente en la sala.

La plantilla mínima en las salas de tercera categoría será de un empleado de control de admisión, un auxiliar de sala, dos locutores-vendedores, un cajero, que podrá desempeñar las funciones de jefe de mesa, y un jefe de sala. En las salas de segunda categoría, la plantilla mínima será de dos empleados de control de admisión, un auxiliar de sala, cuatro locutores-vendedores, un cajero, un jefe de mesa y un jefe de sala.

En las salas de primera categoría, la plantilla mínima será de tres empleados de control de admisión, dos auxiliares de sala, seis locutores vendedores, un cajero, un jefe de mesa y un jefe de sala. En las salas de categoría especial, la plantilla mínima será de cuatro empleados de control de admisión, cuatro auxiliares de sala, diez locutores-vendedores, dos cajeros, un jefe de mesa y dos jefes de sala.

Las entidades titulares de salas de bingo o, en su caso, las empresas de servicios, deberán establecer turnos de trabajo para el personal de juego, el cual tendrá derecho a descanso diario en la proporción de cinco minutos por hora de trabajo. Este tiempo se repartirá de acuerdo con las necesidades de la empresa, pudiendo globalizarse a efectos de cena.

En los períodos de descanso diario del personal, así como en los demás supuestos de ausencia legalmente admisibles la sustitución del personal de juego se ajustará a las siguientes reglas:.

a El personal comprendido en las categorías reseñadas en los apartados 2 a 5 del artículo 24, podrá sustituirse recíprocamente entre sí.

b El personal comprendido en las categorías de jefe de sala, jefe de mesa y cajero podrá sustituirse entre sí, haciendo constar en el acta el hecho de la sustitución. Esto no obstante, en todo caso deberán hallarse en la sala dos personas de las categorías mencionadas, una de las cuales deberá desempeñar exclusivamente las funciones de jefe de sala las funciones de jefe de mesa y cajero podrán ser desempeñadas transitoriamente por una sola persona.

En los períodos de descanso semanal y vacaciones la sustitución del personal se ajustará a lo previsto en el apartado 2 del presente artículo siempre y cuando se respeten las plantillas mínimas establecidas. Estas sustituciones se consignarán en el libro de actas. Las propinas o gratificaciones que el cliente entregue serán inmediatamente depositadas en una caja hermética, dotada de ranura y cerrada con llave o candado, que se situará en lugar visible de la mesa junto al jefe de mesa.

La llave se encontrará en poder del jefe de sala o persona que lo sustituya. Finalizado el horario de juego, se contará el contenido de la caja por un representante del personal, que anotará la cuantía en un libro que llevará al efecto. Cada asiento del libro deberá expresar la fecha y la hora del recuento, la cantidad existente en la caja, el nombre, numero de documento profesional y firma del empleado que haga el recuento, así como un espacio para observaciones.

El importe íntegro existente en la caja será distribuido por los representantes del personal entre los trabajadores de la sala, con arreglo a los criterios fijados por el propio personal y la entidad titular o la empresa de servicios, en su caso, sin que pueda detraerse parte alguna para remunerar al personal directivo de éstas.

En caso do no acuerdo sobre esta distribución podrá acordar la entidad titular o empresa de servicios la no admisión de propinas o gratificaciones de los jugadores a los empleados, en cuyo caso habrá de advertirse mediante anuncios colocados en la sala.

Sólo el personal debidamente autorizado por la Comisión Nacional del Juego podrá prestar servicios en las salas de bingo. Dicha autorización se efectuará a través de la expedición del oportuno documento profesional, del que habrá de estar provisto todo el personal mencionado en el artículo La expedición del documento profesional tendrá carácter discrecional, y podrá ser suspendido o revocado por la Comisión Nacional del Juego apreciando libremente las condiciones de moralidad y competencia de su titular.

El Gobernador civil podrá, por análogas razones, suspender y retirar el documento por plazo no superior a un mes, dando cuenta de ello a la Comisión Nacional del Juego. La suspensión y revocación del documento profesional privará a su titular de la posibilidad de ejercer su función en cualquiera de las salas de bingo, Casinos y demás locales donde se practiquen juegos de azar de todo el territorio nacional.

Para la expedición del documento profesional a jefes de sala, jefes de mesa y cajeros, se requerirá estar en posesión del título de Bachiller Elemental o Graduado Escolar, o demostrar que se ha desempeñado un puesto de esta naturaleza durante seis meses; para el documento de locutor-vendedor y lector-locutor se requerirá estar en posesión del certificado de estudios primarios o certificado de escolaridad, o demostrar que se ha desempeñado un puesto de esta naturaleza durante tres meses; para los restantes documentos bastará con saber leer y escribir.

Las titulaciones y experiencia profesional a que se refiere el párrafo anterior podrán ser sustituidas por la realización de pruebas que en su momento establezca el Ministerio del Interior.

Todo el personal de las salas de bingo está obligado a proporcionar a los agentes estatales competentes en materia de juegos toda la información y documentación que se les solicite y que se refiera al ejercicio de sus funciones.

El personal al servicio de la sala de bingo no podrá en ningún caso participar en el juego, directamente o mediante terceras personas, conceder préstamos a los jugadores y consumir bebidas alcohólicas durante las horas de servicio.

Las empresas de servicios a que se refiere el artículo 6. º del presente Reglamento no podrán tener a su servicio personas que formen parte de las Juntas Directivas o Consejos de Administración de las entidades, o empresas cuyas salas de bingo gestionen.

a Las personas mencionadas en el artículo 6. b Las personas respecto de las cuales se haya solicitado de la Comisión Nacional del Juego les sea prohibida la entrada por sí mismas, por su cónyuge, salvo en caso de separación, o por sus hijos mayores de edad, así como por los padres respecto de los hijos que convivan con ellos bajo su dependencia económica, La Comisión, tras la instrucción de las diligencias que considere oportunas, propondrá al Ministro del Interior la resolución que proceda.

Estas prohibiciones tendrán carácter reservado y no podrán darse a la publicidad en manera alguna El levantamiento de la prohibición tendrá carácter discrecional y se tramitará en la misma forma que su imposición.

Con independencia de las prohibiciones a que se refiere el apartado anterior, los servicios de admisión de la sala podrán prohibir la entrada en la misma a las personas de las que consten datos que permitan suponer fundadamente que habrán de observar una conducta desordenada o cometer irregularidades en la práctica de los juegos.

Podrá, asimismo, invitarles a abandonar la sala si ya estuviesen en ella. Los servicios de admisión no están obligados a declarar al visitante los motivos de la no admisión. Las incidencias a que se refiere el párrafo anterior deberán hacerse constar con todo detalle en el libro de actas de las partidas.

Las entidades titulares podrán solicitar autorización al Gobernador civil para establecer restricciones de acceso a las salas de bingo, o la limitación de éste a tipos o categorías determinadas de personas.

No podrá concederse la autorización solicitada cuando las restricciones o limitaciones fuesen injustificadamente arbitrarias, discriminatorias o lesivas a los derechos fundamentales de la persona. Caso de ser autorizadas, las restricciones o limitaciones deberán constar visiblemente expuestas a la entrada de la sala o en el servicio de admisión de la misma.

El servicio de admisión de la sala extenderá a cada visitante, en su primera asistencia a la misma, una ficha numerada en la que deberán figurar los. siguientes datos: nombre y apellidos, domicilio, número del documento nacional de Identidad, pasaporte o permiso de conducción, firma y fecha.

También contendrá un espacio en blanco para observaciones y para anotación de las fechas sucesivas en que el titular acude a la sala. Con independencia de la ficha a que se refiere el apartado anterior, el acceso a la sala estará condicionado a la expedición de una tarjeta de entrada.

La sala podrá condicionar la expedición de la tarjeta de entrada al abono de un precio, que fijará la Entidad titular previa autorización del Gobernador civil.

Las tarjetas de entrada podrán tener validez por un día, una semana, un mes o un año. En las tarjetas cuya validez se límite a un día deberá constar exclusivamente el número de la misma, según la numeración correlativa del talonario, la fecha de emisión, el plazo de validez, el importe del precio, en su caso, y el sello de la Entidad.

En las de validez superior a un día deberá constar, además, el nombre y apellidos de su titular y el número de la ficha a que se refiere el apartado primero del presente artículo.

El precio de las tarjetas de semana, mes y año, en el caso de que sea exigido, no podrá bajar de cinco, diez y veinticinco veces del de las tarjetas de un solo día. El servicio de admisión exigirá a todos los visitantes, antes de franquearles el acceso a la sala, la exhibición del documento nacional de identidad o documento equivalente y anotará la fecha de la visita en su ficha personal.

Será de aplicación a las salas de bingo lo dispuesto en los apartados 4, 5 y 8 del artículo 33 del Reglamento de Casinos de Juego, sobre confección y llevanza de ficheros. Durante la celebración de partidas de bingo, las salas estarán exclusivamente dedicadas a este juego, sin que puedan tener lugar en ellas otros juegos fuera de los que expresamente autorice el Ministerio del Interior.

Dentro de la Sala podrá existir servicio de cafetería, cuyo horario será el mismo que el de la sala. Durante el desarrollo de la partida no se permitirá la entrada en la sala de nuevos jugadores o visitantes.

El Jefe de Sala será responsable del mantenimiento del orden de la misma, previniendo su alteración y contribuyendo a su restablecimiento cuando fuera necesario; a tal fin, invitará a salir de la sala a las personas que produzcan perturbaciones o participen en el juego de manera irregular.

Sí estas personas ofrecieren resistencia, el personal de la sala recabará al auxilio de los agentes de la autoridad. Dentro de los límites máximos de horario fijados en la autorización de instalación o permiso de apertura, la Entidad titular o Empresa determinarán las horas en que efectivamente han de comenzar y terminar las partidas.

La celebración de la última partida se anunciará expresamente a los jugadores y no podrá iniciarse en ningún caso después del horario tope autorizado. El comienzo de la partida tiene lugar cuando se procede a iniciar la venta de cartones para la misma.

Cualquier tipo de publicidad de las salas de bingo deberá ser previamente autorizado por la Comisión Nacional del Juego. En todas las salas de bingo existirá a disposición del público y jugadores varios ejemplares del presente Reglamento y de las normas técnicas del juego contenidas en el catálogo,.

Todas las operaciones necesarias para la realización del juego del bingo habrán de ser efectuadas ostensiblemente a la vista de jugadores y público. Los jugadores podrán formular cuantas peticiones de información o reclamaciones consideren oportunas, siempre que ello no suponga una interrupción injustificada y extemporánea del juego y se efectúen con la debida corrección.

El juego del bingo sólo podrá practicarse con los cartones oficiales expedidos por el Ministerio de Hacienda,. La venta de cartones sólo podrá realizarse dentro de la sala donde el juego se desarrolle.

Ningún jugador podrá adquirir cartones correspondientes a una partida en tanto no se le hayan recogido y retirado los utilizados en la partida anterior, que deberán quedar a disposición de los empleados de la sala, estando prohibida su retención.

Los cartones se venderán correlativamente, según el número de orden de los mismos, dentro de cada una de las series. La venta en cada partida se iniciará, indistintamente, con el número uno de cada serie, cuando éste se comience, o con el número siguiente al último vendido en cualquier partida anterior, ya se haya efectuado ésta el mismo día u otro anterior,.

Si el húmero de cartones de la serie puesta en venta, comience ésta o no por el número uno de la misma, fuese insuficiente para atender la demanda de loe jugadores, podrán ponerse en circulación para la misma partida cartones de una nueva serie, siempre que se cumplan los siguientes requisitos:.

a La segunda serie a emplear con carácter complementario ha de ser del mismo valor facial que la primera. b La venta de la segunda serie ha de comenzar necesariamente por el número uno de la misma.

c Los cartones de la segunda serie podrán venderse hasta el limite máximo del cartón de la primera serie con la que se inició la venta, de tal forma que en ningún caso podrán venderse en la misma partida dos cartones iguales. Los cartones deben ser pagados por los jugadores en dinero efectivo, quedando prohibida su entrega a cuenta o su abono mediante cheque o cualquier otro medio de pago, así como la práctica de operaciones de crédito a los jugadores.

Por la compra y tenencia de los cartones, los jugadores adquieren el derecho a que se desarrolle la partida con arreglo a las normas vigentes y, en su caso, al pago de los premios establecidos; o, cuando proceda, a la devolución íntegra del dinero pagado.

Los números de los cartones serán marcados por los jugadores de forma indeleble a medida que las correspondientes bolas aparezcan y sean cantadas. La marca deberá efectuarse mediante el trazo, de una cruz, aspa, circulo o cualquier otro símbolo que permita identificar inequívocamente el número marcado.

No serán válidos, a efectos de premio, los cartones cuya marca o tachadura impidiese identificar claramente el número, así como aquellos en los que los números impresos en el cartón hubiesen sido sobrelineados o manipulados gráficamente en cualquier forma.

Queda terminantemente prohibido el empleo de lápices para marcar los cartones, así como de cualquier otro medio susceptibie de ser borrado fácilmente. La comprobación de los cartones premiadas se efectuará a través del circuito de televisión mediante la lectura del cartón original por el Jefe de mesa y la exposición del cartón-matriz en el circuito monitor.

Después de cada partida, los cartones usados deberán ser recogidos y, previas las comprobaciones necesarias, destruidos, en cualquier caso antes de la sesión siguiente. De esta destrucción se exceptuarán aquellos que pudieran constituir el cuerpo o las pruebas del delito o infracción en el caso de que apareciesen indicios racionales de haberse cometido alguno durante la partida.

En este caso, el representante de la autoridad, con el atestado correspondiente y copia del acta de la partida, los pondrá a disposición de la autoridad competente. Los cartones, de un valor facial cualquiera, podrán ser canjeados en las Delegaciones de Hacienda por otros de valor superior o inferior, siempre que se trate de series enteras y por el mismo importe.

Al comenzar y finalizar cada sesión de bingo, las bolas serán objeto de recuento por parte del Jefe de Sala, en presencia del Jefe de Mesa y de una persona del público, si la hubiere, comprobando su numeración y que se bailan en perfecto estado.

Los agentes de la autoridad podrán presenciar esta operación y pedir las comprobaciones que estimen pertinentes. Durante cada partida, los números que vayan saliendo deberán irse reflejando por su orden de salida en una pantalla o panel fácilmente legible por todos los jugadoras desde sus puestos.

Se dispondrá, además, lo necesario para que quede constancia del orden de salida de las bolas en cada partida, de lo cual será responsable el Jefe de Mesa.

Las extracciones y lectura de las bolas deberán efectuarse con el ritmo adecuado para que todos los jugadores puedan seguirlas e irlas anotando en sus cartones. En el caso de que, una vez comenzada la partida, se descubriera la existencia de falta de bolas, bolas duplicadas, bolas con falta o con exceso de peso o cualquier otra irregularidad relativa a las bolas o al aparato de extracción, se suspenderá la partida y se reclamará la presencia del agente de la autoridad, que levantará el acta correspondiente y decidirá sobre la continuación o finalización de la sesión.

Las salas de bingo deberán disponer en todo momento de un juego completo de bolas en reserva para proveer a las sustituciones que resulten necesarias. El dinero obtenido por la venta de los cartones y destinado a premios quedará en poder del Cajero afecto al pago de los mismas dentro de la propia sala, de la que no podrá ser sacado salvo en virtud de órdenes de la autoridad gubernativa o judicial que motivadamente podrán disponer, asimismo, su intervención e inmovilización.

La cantidad a distribuir en premios en cada partida o sorteo consistirá en el 75 por del valor facial de la totalidad de los cartones vendidos, correspondiendo el 15 por a la linea y el 80 por al bingo. En todo caso, los premios consistirán en efectivo metálico, quedando prohibida su sustitución total o parcial por premios en especie.

Esto no obstante, el pago en metálico podrá ser sustituido por la entrega de un cheque o talón bancario contra cuenta de la Entidad titular o Empresa de servicios; esta forma de pago sólo procederá previa conformidad del jugador, salvo cuando la suma a abonar exceda de la cuantía que señale la Comisión Nacional del Juego.

Si el cheque o talón resultase impagado, en todo o en parte, el jugador podrá dirigirse al Gobernador civil en reclamación de la cantidad adeudada. El Gobernador, comprobada la autenticidad del talón y el impago de la deuda, concederá a la Entidad o Empresa que hubiera librado el efecto un plazo de tres días para depositar en el Gobierno Civil la cantidad adeudada, la que se entregará al jugador.

Sí no lo hiciere, el Gobernador efectuará el pago al jugador con cargo a la fianza de la Entidad titular o Empresa, haciendo en su resolución expresa reserva de las acciones, civiles o penales que pudieran corresponder a las partes.

Para poder tener derecho a cantar las jugadas de línea o bingo durante la celebración de una partida, es preciso que todos los números del cartón premiado que forman la combinación ganadora hayan sido extraídos en esa determinada partida, independientemente del momento en que se haya completado tal combinación.

Además, para el premio de línea será necesario que la jugada no haya sido ya cantada por otro jugador durante la extracción de las bolas anteriores. Si hubiera más de una combinación ganadora, esto dará lugar al reparto del importe de loe premios entre los jugadores que la hayan cantado.

En ningún caso podrán aceptarse reclamaciones una vez los premios hayan sido asignados:. Los premios se pagarán a la terminación de cada partida, previa la oportuna comprobación y contra la entrega de los correspondientes cartones, que habrán de presentarse íntegros y sin manipulaciones que puedan inducir a error.

Los cartones premiados se acompañarán al acta de la sesión. No serán tenidas en cuenta las observaciones o reclamaciones que se formulen sobre errores en el anuncio de los números después que los premios hayan sido pagados a los ganadores.

Si durante la realización de una partida y con anterioridad a la primera extracción se produjesen fallos o averías en los aparatos e instalaciones, o bien accidentes que impidan la continuación del juego, se suspenderá provisionalmente la partida.

Si en un plazo de quince minutos no puede ser resuelto el problema planteado, se procederá a devolver a los jugadores el importe íntegro de los cartones, que habrán de ser devueltos a la mesa.

En el caso de que ya hubiera comenzado la extracción de las bolas y su anotación en los cartones, se continuará la partida efectuándose las extracciones por procedimiento manual, siempre que sea posible garantizar de algún modo su aleatoriedad, y utilizándose exclusivamente las bolas pendientes de extraer.

Cuando ocurriese alguna de las incidencias referidas en los apartados anteriores, antes de proceder se llevará a cabo la lectura del apartado correspondiente de este artículo.

La retirada del jugador durante el transcurso de la partida no dará lugar a la devolución del importe de los cartones que hubiera adquirido, aunque podrá transferirlos, si lo desea, a otro jugador. El desarrollo de cada sesión se irá reflejando en un acta que se redactará, partida por partida, simultáneamente a la realización de cada una de éstas, no pudiendo comenzar la extracción de las bolas mientras no se hayan consignado en el acta los datos respectivos.

Las actas se extenderán en libros encuadernados y foliados, que serán sellados y diligenciados por el Gobierno civil correspondiente y entregados a los titulares junto con el permiso de apertura de la sala.

En el encabezamiento del acta se hará constar la diligencia de comienzo de la sesión, la fecha y la firma del Jefe de Mesa, insertándose a continuación por cada partida, los siguientes datos: número de orden de la partida; serie o series, precio y número de los cartones vendidos; cantidad total recaudada; cantidades pagadas por línea y bingo.

Al terminar la sesión se extenderá la diligencia de cierre, que firmará el Jefe de Mesa. También se harán constar en el acta, mediante diligencias diferenciadas, las incidencias que se hubieran producido durante el desarrollo de las partidas y las reclamaciones que los jugadores deseen formular.

Las diligencias por incidentes habrán de ser firmadas por el Jefe de Sala y el Jefe de Mesa; las motivadas por reclamaciones, por el Jefe de Sala y por el reclamante, sin cuya firma y número del documento nacional de identidad carecerán de valor. De las actas se hará, cuando menos, una copia para los Agentes de la autoridad, que podrán recabar su exhibición o envío.

Si la gestión del bingo estuviese contratada con una Empresa de servicios, se hará también una copia para la Entidad titular de la autorización.

Los cartones devueltos, salvo en supuesto de Infracciones o delitos, se adjuntarán al ejemplar del acta correspondiente al titular de la autorización, a los efectos procedentes. No obstante lo dispuesto en el apartado segundo, la Comisión Nacional del Juego podrá autorizar un sistema de libros de actas diversificados, según los valores faciales de los cartones que se empleen.

Las infracciones al presente Reglamento y a las normas técnicas contenidas en el Catálogo de Juegos podrán ser leves, graves y muy graves, y sólo podrán ser imputables a la Entidad, Sociedad o persona causante de las mismas, sin perjuicio de las infracciones de orden tributario que se determinen en las normas reglamentarias del Ministerio de Hacienda.

b No poseer un juego de recambio de bolas y un bombo adicional o una máquina de reserva para los casos de avería. c La no tenencia en la sala de la autorización de instalación y del permiso de apertura gubernativo.

d Cualquier otra infracción del Reglamento o del Catálogo de Juegos que no constituyan infracciones graves o muy graves, y siempre que no sean constitutivas de delito, no produzcan perjuicio para terceros ni beneficios para el infractor o personas relacionadas con él, ni redunden en perjuicio de los intereses del Tesoro.

a La falta de ficheros de visitantes o la llevanza incompleta o inexacta de los mismos. b La realización de las modificaciones previstas en el artículo 14 del presente Reglamento que requieren autorización previa, sin haberla obtenido con anterioridad.

d La admisión a la sala de personas que tengan el acceso prohibido conforme al artículo 30 del presente Reglamento, siempre que la prohibición conste de manera notoria a la dirección de la sala. e La venta de cartones no correlativos o de distintas series, salvo en los supuestos autorizados por el artículo 33, siempre que no se produjese fraude a los jugadores, en cuyo caso se reputará como infracción muy grave.

f La celebración de una partida o sorteo sin el reflejo previo de las formalidades exigibles o con omisión o inexactitud de los datos necesarios. g La negativa a recoger en el acta las reclamaciones que deseen formular los jugadores o empleados de la sala.

h La omisión de la colaboración debida a los Agentes de la autoridad, cuando éstos actúen en el ejercicio de sus funciones. j La falta de visibilidad por parte de los jugadores de los paneles y de las bolas en pantalla o monitores. l La admisión de un número de visitantes que exceda del aforo máximo autorizado.

m La contratación de personal carente del documento profesional exigido por este Reglamento. n La modificación por las Empresas de servicios de su razón social, domicilio, cifra del capital social, titularidad de las acciones o régimen jurídico de éstas, sin haber obtenido autorización previa del Ministerio del Interior.

Se exceptúan las ampliaciones del capital social que resulten obligadas como consecuencia del aumento del número de salas gestionadas. o No atender los requerimientos por escrito que en orden a suministro de información le formulasen las autoridades gubernativas.

a La declaración ante los jugadores de un número de cartones inferior o superior al que realmente se haya vendido, siempre que no se rectifique públicamente la información errónea antes de otorgar el premio correspondiente a la línea.

b La concesión de préstamos a los jugadores, en cualquier forma que éstos se efectúen. c El empleo de cartones no expedidos por el Ministerio de Hacienda o ya utilizados en partidas anteriores. e La coacción sobre los jugadores o la intimidación injustificada sobre los mismos en caso de protesta o reclamación.

f La inexistencia o mal funcionamiento de las medidas de seguridad de la sala previstas en la Memoria de solicitud de autorización.

g La reincidencia en infracciones graves de la misma naturaleza que se produzca en plazo no superior a seis meses. h La participación en el juego, en calidad de jugadores, de miembros de los órganos rectores de la Empresa o de la Entidad. Son Infracciones leves cualquier incumplimiento del Reglamento o del Catálogo de Juegos que no constituyan infracciones graves o muy graves y siempre que no sean constitutivas de delito, no produzcan perjuicio para terceros y beneficio para el infractor o personas relacionadas con él, ni redunden en perjuicio de los intereses del Tesoro.

a La realización de modificaciones en los locales o instalaciones sin la preceptiva autorización. a La contratación de la llevanza y gestión del juego con personas o Empresas no autorizadas conforme al presente Reglamento.

b La concesión de préstamos a los jugadores, en cualquier forma que éstos se produzcan. c La participación en el juego, en calidad de jugadores, de miembros de los órganos rectores de la Entidad.

d La reincidencia en infracciones graves de la misma naturaleza que se produjera en plazo no superior a seis meses. a La venta de cartones a un jugador antes de habérsele recogido los de la partida anterior, siempre que no los oculte el jugador. b La realización de actividades que estén fuera de los cometidos autorizados por su documento profesional, salvo en los casos de suplencia admitidos.

d Cualquier otra infracción del Reglamento o Catálogo de Juegos que no constituyan infracciones graves o muy graves, y siempre que no sean constitutivas de delito, no produzcan perjuicio para terceros ni beneficio para el infractor o personas relacionadas con él, ni redunden en perjuicio de los Intereses del Tesoro.

a Trabajar sin estar en posesión del correspondiente documento profesional exigido por este Reglamento. a La concesión de préstamos a los jugadores en cualquier forma que éstos se efectúen.

b La participación en el juego en calidad de jugadores en las salas donde presten sus servicios. d La coacción sobre los jugadores o la intimidación injustificada sobre los mismos en caso de protesta o reclamación.

e La reincidencia en infracciones graves de la misma naturaleza que se produjera en plazo no superior a seis meses.

c Cualquier otra infracción del Reglamento o del Catálogo de Juegos que no constituya infracción grave o muy grave, y siempre que no sea constitutiva de delito, no produzca perjuicio para terceros ni beneficios para el infractor o personas relacionadas con él.

a La falsificación o el empleo de cartones adquiridos en otras salas o pertenecientes a series que no sean las anunciadas y puestas en circulación para una determinada partida, o bien la falsificación o modificación de aquellos puestos a la venta.

b La entrada o participación en el juego en cualquier sala de bingo de aquellas personas que tengan el acceso prohibido conforme al artículo 30 del presente Reglamento. c La reincidencia en infracciones graves de la misma naturaleza que se produzca en plazo no superior a seis meses.

d El empleo de lápices para marcar los cartones, así como cualquier otro medio susceptible de ser borrado fácilmente.

Women's History Bingo/Bingo de Historia de la Mujer

c Memoria explicativa del programa de actividades de la sociedad, en la que habrán de constar los medios técnicos y personales de que se dispone para desempeñar su objeto social, así como una evaluación de los recursos económicos y de las previsiones de explotación y de rentabilidad.

Si la solicitud o documentación adoleciesen de algún defecto, la Comisión Nacional del Juego lo comunicará al solicitante, concediéndole un plazo no inferior a diez días para su subsanación.

Si el requerimiento no fuese cumplimentado en el plazo concedido, el expediente se archivará sin más trámite. Completo el expediente, la Comisión Nacional del Juego, previas las informaciones y comprobaciones que estime necesarias, elevará al Ministro del Interior propuesta en el sentido de autorizar la constitución de la sociedad o rechazarla.

La resolución del Ministro tendrá carácter discrecional y será notificada al interesado, inscribiéndose la sociedad en el Registro que al efecto llevará la Comisión Nacional del Juego. La autorización se concederá inicialmente con carácter provisional y por un plazo de un año de duración, que se contará a partir de la fecha de notificación de la resolución autorizatoria.

La sociedad autorizada remitirá a la Comisión Nacional del Juego, con dos meses al menos de antelación a la fecha de expiración de la autorización provisional, solicitud de elevación a definitiva de aquélla, especificando los datos del expediente original que hubiesen experimentado variación y acompañando memoria explicativa de las actividades de la sociedad durante el período de vigencia de la autorización.

La Comisión elevará propuesta al Ministro del Interior en el sentido de denegar o conceder la autorización definitiva, que tendrá un plazo de duración de cinco años. La renovación de las autorizaciones definitivas se solicitará y tramitará en la forma prevista en el apartado anterior.

En virtud del contrato de prestación de servicios que la empresa formalice con la entidad titular de la sala, aquella asumirá ante la Administración la total responsabilidad por la organización y funcionamiento del juego, salvo la que se derive de las malas condiciones del local en que éste se practique.

Será de cuenta de la empresa de servicios la contratación y capacitación del personal de juego necesario, el mantenimiento de las instalaciones técnicas del juego, la prestación de la fianza correspondiente y las responsabilidades laborales ante el personal, que serán de su exclusiva incumbencia.

El Ministerio del Interior, a propuesta de la Comisión Nacional del Juego, podrá declarar la caducidad de las autorizaciones a que se refiere la presente Sección, cuando concurra alguna de las circunstancias previstas en las letras a y d del apartado 1, del artículo 18 del presente Reglamento.

Los locales destinados a salas de bingo habrán de estar dispuestos de forma que las extracciones de bolas sean visibles por todos los participantes, bien directamente, bien mediante el empleo de monitores, y de manera que se garantice la simultaneidad de la visión y de la posibilidad de cantar los premios por los jugadores.

Las salas habrán de reunir las condiciones propias de los locales de amplia concurrencia y contarán, a tal efecto, con los servicios sanitarios anexos, sistemas de extinción de incendios, salidas de emergencia proporcionadas al aforo y convenientemente distribuidas e instalación de aire acondicionado.

salvo en las salas que se instalen al aíre libre. La disposición de las mesas habrá de permitir la fácil circulación entre las mismas. El Ministerio del Interior, previo informe de la Junta Consultiva y Asesora de Espectáculos Públicos, podrá dictar normas de seguridad para las salas de bingo.

Será preceptivo en todo caso la existencia, además del aparato de extracción de bolas, de circuito cerrado de televisión y del sistema acústico suficiente para garantizar la plena difusión de las jugadas.

Las salas de bingo no podrán admitir un número de asistentes, sean o no fumadores, que exceda del aforo máximo señalado en el permiso de apertura. El aforo se fijará en función del número máximo de plazas de jugadores sentados de que dispusiese realmente la sala una vez instalado todo el mobiliario, sin que este número pueda exceder del de metros cuadrados de espacio útil para jugadores y teniendo siempre en cuenta la facilidad de circulación de los jugadores entre las mesas.

A tal fin, el funcionario que efectuase la inspección prevista en el artículo Las salas de bingo, según su capacidad, se clasificarán en las siguientes categorías:. Las entidades reguladas en el artículo 4. º del presente Reglamento podrán instalar las salas de bingo en locales distintas a aquel en que se halle su sede social; las reguladas en el artículo 5.

º sólo podrán instalarlas en el mismo edificio donde radique el establecimiento hotelero o en cualquier local del complejo inmobiliario, si se trata de las entidades previstas en el apartado 2, b , del mismo artículo. Si se tratase de establecimientos hoteleros, habrá de tenerse en cuenta lo dispuesto en el artículo 5.

º, apartado tres, letra b , inciso final del presente Reglamento. Todo el personal a que se refiere el presente capitulo y que preste servicio en las salas de bingo deberá reunir los siguientes requisitos:.

El personal al servicio de las salas de juego se clasificará en las categorías de admisión y control, auxiliar de sala, vendedor-locutor, cajero, jefe de mesa y jefe de sala. El personal de admisión y control será el encargado de controlar la entrada de jugadores en la sala de juego, comprobando que el carné corresponde a la persona que lo presenta e impidiendo la entrada a las personas que lo tuviesen prohibido; tendrá asimismo como misión la llevanza del fichero de visitantes y su actualización.

El personal auxiliar de sala realizará las funciones no técnicas del bingo que se le encomienden, tales como retirar de las mesas los cartones una vez finalizada la jugada y mantener las mesas de juego en perfecto orden.

El vendedor-locutor realizará la venta directa de los cartones y la recaudación de su importe, que entregará junto con los cartones sobrantes al cajero. En su turno de locutor, pondrá en funcionamiento la máquina cuando se inicia la jugada, leerá en voz alta el número de la bola según el orden de salida, apagará la máquina al finalizar el juego y entregará a los jugadores los importes de línea y bingo.

Cuando realicen la labor de locución no realizarán la función de venta de cartones, aunque podrán colaborar en otras funciones dentro de la sala, como es la de recoger los cartones usados. El cajero tendrá en su poder los cartones y los entregará ordenadamente a los vendedores; indicará al jefe de mesa el número de cartones vendidos, así como las cantidades que correspondan a los premios de línea y bingo; recaudará el dinero obtenido en la venta de cartones, preparará las cantidades correspondientes a cada premio y abonará estos una vez finalizada la jugada.

El jefe de mesa será personalmente responsable de la comprobación de las bolas y cartones; llevará la contabilidad de los cartones vendidos y sobrantes por cada jugada o sorteo; efectuará la determinación de los premios de línea y bingo; comprobará los cartones premiados; informará colectivamente, en alta voz, de todo ello a los jugadores; contestará individualmente cuantas peticiones de información o reclamaciones formulen éstos y consignará todo ello, así como las incidencias que se produzcan, en el acta de cada sesión.

El jefe de sala ejercerá la dirección y control generales del funcionamiento de la sala, adoptando las decisiones relativas a la marcha de las distintas operaciones, de acuerdo con las normas técnicas del bingo, y marcando el ritmo adecuado de aquéllas; cuidará del correcto funcionamiento de todos los aparatos, instalaciones y servicios; ejercerá la jerarquía sobre todo el personal al servicio de la sala; será responsable de la correcta llevanza de la contabilidad especifica del juego, así como de la tenencia y custodia, en la propia sala, de las autorizaciones precisas para su funcionamiento y de la documentación relativa al personal.

Asimismo, el jefe de sala ostentará la representación de la entidad titular de la autorización o, en su caso, de la empresa de servicios que gestione el juego, tanto frente a los jugadores como ante los agentes de la autoridad, a menos que dicha representación se halle atribuida a otra persona y ésta se hallare presente en la sala.

La plantilla mínima en las salas de tercera categoría será de un empleado de control de admisión, un auxiliar de sala, dos locutores-vendedores, un cajero, que podrá desempeñar las funciones de jefe de mesa, y un jefe de sala.

En las salas de segunda categoría, la plantilla mínima será de dos empleados de control de admisión, un auxiliar de sala, cuatro locutores-vendedores, un cajero, un jefe de mesa y un jefe de sala.

En las salas de primera categoría, la plantilla mínima será de tres empleados de control de admisión, dos auxiliares de sala, seis locutores vendedores, un cajero, un jefe de mesa y un jefe de sala. En las salas de categoría especial, la plantilla mínima será de cuatro empleados de control de admisión, cuatro auxiliares de sala, diez locutores-vendedores, dos cajeros, un jefe de mesa y dos jefes de sala.

Las entidades titulares de salas de bingo o, en su caso, las empresas de servicios, deberán establecer turnos de trabajo para el personal de juego, el cual tendrá derecho a descanso diario en la proporción de cinco minutos por hora de trabajo.

Este tiempo se repartirá de acuerdo con las necesidades de la empresa, pudiendo globalizarse a efectos de cena. En los períodos de descanso diario del personal, así como en los demás supuestos de ausencia legalmente admisibles la sustitución del personal de juego se ajustará a las siguientes reglas:.

a El personal comprendido en las categorías reseñadas en los apartados 2 a 5 del artículo 24, podrá sustituirse recíprocamente entre sí.

b El personal comprendido en las categorías de jefe de sala, jefe de mesa y cajero podrá sustituirse entre sí, haciendo constar en el acta el hecho de la sustitución.

Esto no obstante, en todo caso deberán hallarse en la sala dos personas de las categorías mencionadas, una de las cuales deberá desempeñar exclusivamente las funciones de jefe de sala las funciones de jefe de mesa y cajero podrán ser desempeñadas transitoriamente por una sola persona.

En los períodos de descanso semanal y vacaciones la sustitución del personal se ajustará a lo previsto en el apartado 2 del presente artículo siempre y cuando se respeten las plantillas mínimas establecidas.

Estas sustituciones se consignarán en el libro de actas. Las propinas o gratificaciones que el cliente entregue serán inmediatamente depositadas en una caja hermética, dotada de ranura y cerrada con llave o candado, que se situará en lugar visible de la mesa junto al jefe de mesa.

La llave se encontrará en poder del jefe de sala o persona que lo sustituya. Finalizado el horario de juego, se contará el contenido de la caja por un representante del personal, que anotará la cuantía en un libro que llevará al efecto.

Cada asiento del libro deberá expresar la fecha y la hora del recuento, la cantidad existente en la caja, el nombre, numero de documento profesional y firma del empleado que haga el recuento, así como un espacio para observaciones. El importe íntegro existente en la caja será distribuido por los representantes del personal entre los trabajadores de la sala, con arreglo a los criterios fijados por el propio personal y la entidad titular o la empresa de servicios, en su caso, sin que pueda detraerse parte alguna para remunerar al personal directivo de éstas.

En caso do no acuerdo sobre esta distribución podrá acordar la entidad titular o empresa de servicios la no admisión de propinas o gratificaciones de los jugadores a los empleados, en cuyo caso habrá de advertirse mediante anuncios colocados en la sala.

Sólo el personal debidamente autorizado por la Comisión Nacional del Juego podrá prestar servicios en las salas de bingo. Dicha autorización se efectuará a través de la expedición del oportuno documento profesional, del que habrá de estar provisto todo el personal mencionado en el artículo La expedición del documento profesional tendrá carácter discrecional, y podrá ser suspendido o revocado por la Comisión Nacional del Juego apreciando libremente las condiciones de moralidad y competencia de su titular.

El Gobernador civil podrá, por análogas razones, suspender y retirar el documento por plazo no superior a un mes, dando cuenta de ello a la Comisión Nacional del Juego. La suspensión y revocación del documento profesional privará a su titular de la posibilidad de ejercer su función en cualquiera de las salas de bingo, Casinos y demás locales donde se practiquen juegos de azar de todo el territorio nacional.

Para la expedición del documento profesional a jefes de sala, jefes de mesa y cajeros, se requerirá estar en posesión del título de Bachiller Elemental o Graduado Escolar, o demostrar que se ha desempeñado un puesto de esta naturaleza durante seis meses; para el documento de locutor-vendedor y lector-locutor se requerirá estar en posesión del certificado de estudios primarios o certificado de escolaridad, o demostrar que se ha desempeñado un puesto de esta naturaleza durante tres meses; para los restantes documentos bastará con saber leer y escribir.

Las titulaciones y experiencia profesional a que se refiere el párrafo anterior podrán ser sustituidas por la realización de pruebas que en su momento establezca el Ministerio del Interior.

Todo el personal de las salas de bingo está obligado a proporcionar a los agentes estatales competentes en materia de juegos toda la información y documentación que se les solicite y que se refiera al ejercicio de sus funciones.

El personal al servicio de la sala de bingo no podrá en ningún caso participar en el juego, directamente o mediante terceras personas, conceder préstamos a los jugadores y consumir bebidas alcohólicas durante las horas de servicio.

Las empresas de servicios a que se refiere el artículo 6. º del presente Reglamento no podrán tener a su servicio personas que formen parte de las Juntas Directivas o Consejos de Administración de las entidades, o empresas cuyas salas de bingo gestionen.

a Las personas mencionadas en el artículo 6. b Las personas respecto de las cuales se haya solicitado de la Comisión Nacional del Juego les sea prohibida la entrada por sí mismas, por su cónyuge, salvo en caso de separación, o por sus hijos mayores de edad, así como por los padres respecto de los hijos que convivan con ellos bajo su dependencia económica, La Comisión, tras la instrucción de las diligencias que considere oportunas, propondrá al Ministro del Interior la resolución que proceda.

Estas prohibiciones tendrán carácter reservado y no podrán darse a la publicidad en manera alguna El levantamiento de la prohibición tendrá carácter discrecional y se tramitará en la misma forma que su imposición.

Con independencia de las prohibiciones a que se refiere el apartado anterior, los servicios de admisión de la sala podrán prohibir la entrada en la misma a las personas de las que consten datos que permitan suponer fundadamente que habrán de observar una conducta desordenada o cometer irregularidades en la práctica de los juegos.

Podrá, asimismo, invitarles a abandonar la sala si ya estuviesen en ella. Los servicios de admisión no están obligados a declarar al visitante los motivos de la no admisión. Las incidencias a que se refiere el párrafo anterior deberán hacerse constar con todo detalle en el libro de actas de las partidas.

Las entidades titulares podrán solicitar autorización al Gobernador civil para establecer restricciones de acceso a las salas de bingo, o la limitación de éste a tipos o categorías determinadas de personas.

No podrá concederse la autorización solicitada cuando las restricciones o limitaciones fuesen injustificadamente arbitrarias, discriminatorias o lesivas a los derechos fundamentales de la persona.

Caso de ser autorizadas, las restricciones o limitaciones deberán constar visiblemente expuestas a la entrada de la sala o en el servicio de admisión de la misma. El servicio de admisión de la sala extenderá a cada visitante, en su primera asistencia a la misma, una ficha numerada en la que deberán figurar los.

siguientes datos: nombre y apellidos, domicilio, número del documento nacional de Identidad, pasaporte o permiso de conducción, firma y fecha. También contendrá un espacio en blanco para observaciones y para anotación de las fechas sucesivas en que el titular acude a la sala.

Con independencia de la ficha a que se refiere el apartado anterior, el acceso a la sala estará condicionado a la expedición de una tarjeta de entrada. La sala podrá condicionar la expedición de la tarjeta de entrada al abono de un precio, que fijará la Entidad titular previa autorización del Gobernador civil.

Las tarjetas de entrada podrán tener validez por un día, una semana, un mes o un año. En las tarjetas cuya validez se límite a un día deberá constar exclusivamente el número de la misma, según la numeración correlativa del talonario, la fecha de emisión, el plazo de validez, el importe del precio, en su caso, y el sello de la Entidad.

En las de validez superior a un día deberá constar, además, el nombre y apellidos de su titular y el número de la ficha a que se refiere el apartado primero del presente artículo. El precio de las tarjetas de semana, mes y año, en el caso de que sea exigido, no podrá bajar de cinco, diez y veinticinco veces del de las tarjetas de un solo día.

El servicio de admisión exigirá a todos los visitantes, antes de franquearles el acceso a la sala, la exhibición del documento nacional de identidad o documento equivalente y anotará la fecha de la visita en su ficha personal.

Será de aplicación a las salas de bingo lo dispuesto en los apartados 4, 5 y 8 del artículo 33 del Reglamento de Casinos de Juego, sobre confección y llevanza de ficheros.

Durante la celebración de partidas de bingo, las salas estarán exclusivamente dedicadas a este juego, sin que puedan tener lugar en ellas otros juegos fuera de los que expresamente autorice el Ministerio del Interior.

Dentro de la Sala podrá existir servicio de cafetería, cuyo horario será el mismo que el de la sala. Durante el desarrollo de la partida no se permitirá la entrada en la sala de nuevos jugadores o visitantes.

El Jefe de Sala será responsable del mantenimiento del orden de la misma, previniendo su alteración y contribuyendo a su restablecimiento cuando fuera necesario; a tal fin, invitará a salir de la sala a las personas que produzcan perturbaciones o participen en el juego de manera irregular.

Sí estas personas ofrecieren resistencia, el personal de la sala recabará al auxilio de los agentes de la autoridad. Dentro de los límites máximos de horario fijados en la autorización de instalación o permiso de apertura, la Entidad titular o Empresa determinarán las horas en que efectivamente han de comenzar y terminar las partidas.

La celebración de la última partida se anunciará expresamente a los jugadores y no podrá iniciarse en ningún caso después del horario tope autorizado. El comienzo de la partida tiene lugar cuando se procede a iniciar la venta de cartones para la misma. Cualquier tipo de publicidad de las salas de bingo deberá ser previamente autorizado por la Comisión Nacional del Juego.

En todas las salas de bingo existirá a disposición del público y jugadores varios ejemplares del presente Reglamento y de las normas técnicas del juego contenidas en el catálogo,.

Todas las operaciones necesarias para la realización del juego del bingo habrán de ser efectuadas ostensiblemente a la vista de jugadores y público. Los jugadores podrán formular cuantas peticiones de información o reclamaciones consideren oportunas, siempre que ello no suponga una interrupción injustificada y extemporánea del juego y se efectúen con la debida corrección.

El juego del bingo sólo podrá practicarse con los cartones oficiales expedidos por el Ministerio de Hacienda,. La venta de cartones sólo podrá realizarse dentro de la sala donde el juego se desarrolle. Ningún jugador podrá adquirir cartones correspondientes a una partida en tanto no se le hayan recogido y retirado los utilizados en la partida anterior, que deberán quedar a disposición de los empleados de la sala, estando prohibida su retención.

Los cartones se venderán correlativamente, según el número de orden de los mismos, dentro de cada una de las series. La venta en cada partida se iniciará, indistintamente, con el número uno de cada serie, cuando éste se comience, o con el número siguiente al último vendido en cualquier partida anterior, ya se haya efectuado ésta el mismo día u otro anterior,.

Si el húmero de cartones de la serie puesta en venta, comience ésta o no por el número uno de la misma, fuese insuficiente para atender la demanda de loe jugadores, podrán ponerse en circulación para la misma partida cartones de una nueva serie, siempre que se cumplan los siguientes requisitos:.

a La segunda serie a emplear con carácter complementario ha de ser del mismo valor facial que la primera. b La venta de la segunda serie ha de comenzar necesariamente por el número uno de la misma. c Los cartones de la segunda serie podrán venderse hasta el limite máximo del cartón de la primera serie con la que se inició la venta, de tal forma que en ningún caso podrán venderse en la misma partida dos cartones iguales.

Los cartones deben ser pagados por los jugadores en dinero efectivo, quedando prohibida su entrega a cuenta o su abono mediante cheque o cualquier otro medio de pago, así como la práctica de operaciones de crédito a los jugadores. Por la compra y tenencia de los cartones, los jugadores adquieren el derecho a que se desarrolle la partida con arreglo a las normas vigentes y, en su caso, al pago de los premios establecidos; o, cuando proceda, a la devolución íntegra del dinero pagado.

Los números de los cartones serán marcados por los jugadores de forma indeleble a medida que las correspondientes bolas aparezcan y sean cantadas.

La marca deberá efectuarse mediante el trazo, de una cruz, aspa, circulo o cualquier otro símbolo que permita identificar inequívocamente el número marcado.

No serán válidos, a efectos de premio, los cartones cuya marca o tachadura impidiese identificar claramente el número, así como aquellos en los que los números impresos en el cartón hubiesen sido sobrelineados o manipulados gráficamente en cualquier forma.

Queda terminantemente prohibido el empleo de lápices para marcar los cartones, así como de cualquier otro medio susceptibie de ser borrado fácilmente. La comprobación de los cartones premiadas se efectuará a través del circuito de televisión mediante la lectura del cartón original por el Jefe de mesa y la exposición del cartón-matriz en el circuito monitor.

Después de cada partida, los cartones usados deberán ser recogidos y, previas las comprobaciones necesarias, destruidos, en cualquier caso antes de la sesión siguiente.

De esta destrucción se exceptuarán aquellos que pudieran constituir el cuerpo o las pruebas del delito o infracción en el caso de que apareciesen indicios racionales de haberse cometido alguno durante la partida.

En este caso, el representante de la autoridad, con el atestado correspondiente y copia del acta de la partida, los pondrá a disposición de la autoridad competente. Los cartones, de un valor facial cualquiera, podrán ser canjeados en las Delegaciones de Hacienda por otros de valor superior o inferior, siempre que se trate de series enteras y por el mismo importe.

Al comenzar y finalizar cada sesión de bingo, las bolas serán objeto de recuento por parte del Jefe de Sala, en presencia del Jefe de Mesa y de una persona del público, si la hubiere, comprobando su numeración y que se bailan en perfecto estado.

Los agentes de la autoridad podrán presenciar esta operación y pedir las comprobaciones que estimen pertinentes. Durante cada partida, los números que vayan saliendo deberán irse reflejando por su orden de salida en una pantalla o panel fácilmente legible por todos los jugadoras desde sus puestos.

Se dispondrá, además, lo necesario para que quede constancia del orden de salida de las bolas en cada partida, de lo cual será responsable el Jefe de Mesa. Las extracciones y lectura de las bolas deberán efectuarse con el ritmo adecuado para que todos los jugadores puedan seguirlas e irlas anotando en sus cartones.

En el caso de que, una vez comenzada la partida, se descubriera la existencia de falta de bolas, bolas duplicadas, bolas con falta o con exceso de peso o cualquier otra irregularidad relativa a las bolas o al aparato de extracción, se suspenderá la partida y se reclamará la presencia del agente de la autoridad, que levantará el acta correspondiente y decidirá sobre la continuación o finalización de la sesión.

Las salas de bingo deberán disponer en todo momento de un juego completo de bolas en reserva para proveer a las sustituciones que resulten necesarias. El dinero obtenido por la venta de los cartones y destinado a premios quedará en poder del Cajero afecto al pago de los mismas dentro de la propia sala, de la que no podrá ser sacado salvo en virtud de órdenes de la autoridad gubernativa o judicial que motivadamente podrán disponer, asimismo, su intervención e inmovilización.

La cantidad a distribuir en premios en cada partida o sorteo consistirá en el 75 por del valor facial de la totalidad de los cartones vendidos, correspondiendo el 15 por a la linea y el 80 por al bingo. En todo caso, los premios consistirán en efectivo metálico, quedando prohibida su sustitución total o parcial por premios en especie.

Esto no obstante, el pago en metálico podrá ser sustituido por la entrega de un cheque o talón bancario contra cuenta de la Entidad titular o Empresa de servicios; esta forma de pago sólo procederá previa conformidad del jugador, salvo cuando la suma a abonar exceda de la cuantía que señale la Comisión Nacional del Juego.

Si el cheque o talón resultase impagado, en todo o en parte, el jugador podrá dirigirse al Gobernador civil en reclamación de la cantidad adeudada. El Gobernador, comprobada la autenticidad del talón y el impago de la deuda, concederá a la Entidad o Empresa que hubiera librado el efecto un plazo de tres días para depositar en el Gobierno Civil la cantidad adeudada, la que se entregará al jugador.

Sí no lo hiciere, el Gobernador efectuará el pago al jugador con cargo a la fianza de la Entidad titular o Empresa, haciendo en su resolución expresa reserva de las acciones, civiles o penales que pudieran corresponder a las partes.

Para poder tener derecho a cantar las jugadas de línea o bingo durante la celebración de una partida, es preciso que todos los números del cartón premiado que forman la combinación ganadora hayan sido extraídos en esa determinada partida, independientemente del momento en que se haya completado tal combinación.

Además, para el premio de línea será necesario que la jugada no haya sido ya cantada por otro jugador durante la extracción de las bolas anteriores. Si hubiera más de una combinación ganadora, esto dará lugar al reparto del importe de loe premios entre los jugadores que la hayan cantado.

En ningún caso podrán aceptarse reclamaciones una vez los premios hayan sido asignados:. Los premios se pagarán a la terminación de cada partida, previa la oportuna comprobación y contra la entrega de los correspondientes cartones, que habrán de presentarse íntegros y sin manipulaciones que puedan inducir a error.

Los cartones premiados se acompañarán al acta de la sesión. No serán tenidas en cuenta las observaciones o reclamaciones que se formulen sobre errores en el anuncio de los números después que los premios hayan sido pagados a los ganadores. Si durante la realización de una partida y con anterioridad a la primera extracción se produjesen fallos o averías en los aparatos e instalaciones, o bien accidentes que impidan la continuación del juego, se suspenderá provisionalmente la partida.

Si en un plazo de quince minutos no puede ser resuelto el problema planteado, se procederá a devolver a los jugadores el importe íntegro de los cartones, que habrán de ser devueltos a la mesa.

En el caso de que ya hubiera comenzado la extracción de las bolas y su anotación en los cartones, se continuará la partida efectuándose las extracciones por procedimiento manual, siempre que sea posible garantizar de algún modo su aleatoriedad, y utilizándose exclusivamente las bolas pendientes de extraer.

Cuando ocurriese alguna de las incidencias referidas en los apartados anteriores, antes de proceder se llevará a cabo la lectura del apartado correspondiente de este artículo.

La retirada del jugador durante el transcurso de la partida no dará lugar a la devolución del importe de los cartones que hubiera adquirido, aunque podrá transferirlos, si lo desea, a otro jugador. El desarrollo de cada sesión se irá reflejando en un acta que se redactará, partida por partida, simultáneamente a la realización de cada una de éstas, no pudiendo comenzar la extracción de las bolas mientras no se hayan consignado en el acta los datos respectivos.

Las actas se extenderán en libros encuadernados y foliados, que serán sellados y diligenciados por el Gobierno civil correspondiente y entregados a los titulares junto con el permiso de apertura de la sala.

En el encabezamiento del acta se hará constar la diligencia de comienzo de la sesión, la fecha y la firma del Jefe de Mesa, insertándose a continuación por cada partida, los siguientes datos: número de orden de la partida; serie o series, precio y número de los cartones vendidos; cantidad total recaudada; cantidades pagadas por línea y bingo.

Al terminar la sesión se extenderá la diligencia de cierre, que firmará el Jefe de Mesa. También se harán constar en el acta, mediante diligencias diferenciadas, las incidencias que se hubieran producido durante el desarrollo de las partidas y las reclamaciones que los jugadores deseen formular.

Las diligencias por incidentes habrán de ser firmadas por el Jefe de Sala y el Jefe de Mesa; las motivadas por reclamaciones, por el Jefe de Sala y por el reclamante, sin cuya firma y número del documento nacional de identidad carecerán de valor. De las actas se hará, cuando menos, una copia para los Agentes de la autoridad, que podrán recabar su exhibición o envío.

Si la gestión del bingo estuviese contratada con una Empresa de servicios, se hará también una copia para la Entidad titular de la autorización.

Los cartones devueltos, salvo en supuesto de Infracciones o delitos, se adjuntarán al ejemplar del acta correspondiente al titular de la autorización, a los efectos procedentes. No obstante lo dispuesto en el apartado segundo, la Comisión Nacional del Juego podrá autorizar un sistema de libros de actas diversificados, según los valores faciales de los cartones que se empleen.

Las infracciones al presente Reglamento y a las normas técnicas contenidas en el Catálogo de Juegos podrán ser leves, graves y muy graves, y sólo podrán ser imputables a la Entidad, Sociedad o persona causante de las mismas, sin perjuicio de las infracciones de orden tributario que se determinen en las normas reglamentarias del Ministerio de Hacienda.

b No poseer un juego de recambio de bolas y un bombo adicional o una máquina de reserva para los casos de avería. c La no tenencia en la sala de la autorización de instalación y del permiso de apertura gubernativo.

d Cualquier otra infracción del Reglamento o del Catálogo de Juegos que no constituyan infracciones graves o muy graves, y siempre que no sean constitutivas de delito, no produzcan perjuicio para terceros ni beneficios para el infractor o personas relacionadas con él, ni redunden en perjuicio de los intereses del Tesoro.

a La falta de ficheros de visitantes o la llevanza incompleta o inexacta de los mismos. b La realización de las modificaciones previstas en el artículo 14 del presente Reglamento que requieren autorización previa, sin haberla obtenido con anterioridad.

d La admisión a la sala de personas que tengan el acceso prohibido conforme al artículo 30 del presente Reglamento, siempre que la prohibición conste de manera notoria a la dirección de la sala.

e La venta de cartones no correlativos o de distintas series, salvo en los supuestos autorizados por el artículo 33, siempre que no se produjese fraude a los jugadores, en cuyo caso se reputará como infracción muy grave. f La celebración de una partida o sorteo sin el reflejo previo de las formalidades exigibles o con omisión o inexactitud de los datos necesarios.

g La negativa a recoger en el acta las reclamaciones que deseen formular los jugadores o empleados de la sala. h La omisión de la colaboración debida a los Agentes de la autoridad, cuando éstos actúen en el ejercicio de sus funciones.

j La falta de visibilidad por parte de los jugadores de los paneles y de las bolas en pantalla o monitores. l La admisión de un número de visitantes que exceda del aforo máximo autorizado. m La contratación de personal carente del documento profesional exigido por este Reglamento.

n La modificación por las Empresas de servicios de su razón social, domicilio, cifra del capital social, titularidad de las acciones o régimen jurídico de éstas, sin haber obtenido autorización previa del Ministerio del Interior. Se exceptúan las ampliaciones del capital social que resulten obligadas como consecuencia del aumento del número de salas gestionadas.

o No atender los requerimientos por escrito que en orden a suministro de información le formulasen las autoridades gubernativas. a La declaración ante los jugadores de un número de cartones inferior o superior al que realmente se haya vendido, siempre que no se rectifique públicamente la información errónea antes de otorgar el premio correspondiente a la línea.

b La concesión de préstamos a los jugadores, en cualquier forma que éstos se efectúen. c El empleo de cartones no expedidos por el Ministerio de Hacienda o ya utilizados en partidas anteriores. e La coacción sobre los jugadores o la intimidación injustificada sobre los mismos en caso de protesta o reclamación.

f La inexistencia o mal funcionamiento de las medidas de seguridad de la sala previstas en la Memoria de solicitud de autorización.

g La reincidencia en infracciones graves de la misma naturaleza que se produzca en plazo no superior a seis meses. h La participación en el juego, en calidad de jugadores, de miembros de los órganos rectores de la Empresa o de la Entidad.

Son Infracciones leves cualquier incumplimiento del Reglamento o del Catálogo de Juegos que no constituyan infracciones graves o muy graves y siempre que no sean constitutivas de delito, no produzcan perjuicio para terceros y beneficio para el infractor o personas relacionadas con él, ni redunden en perjuicio de los intereses del Tesoro.

a La realización de modificaciones en los locales o instalaciones sin la preceptiva autorización. a La contratación de la llevanza y gestión del juego con personas o Empresas no autorizadas conforme al presente Reglamento.

b La concesión de préstamos a los jugadores, en cualquier forma que éstos se produzcan. c La participación en el juego, en calidad de jugadores, de miembros de los órganos rectores de la Entidad.

d La reincidencia en infracciones graves de la misma naturaleza que se produjera en plazo no superior a seis meses. a La venta de cartones a un jugador antes de habérsele recogido los de la partida anterior, siempre que no los oculte el jugador.

b La realización de actividades que estén fuera de los cometidos autorizados por su documento profesional, salvo en los casos de suplencia admitidos. d Cualquier otra infracción del Reglamento o Catálogo de Juegos que no constituyan infracciones graves o muy graves, y siempre que no sean constitutivas de delito, no produzcan perjuicio para terceros ni beneficio para el infractor o personas relacionadas con él, ni redunden en perjuicio de los Intereses del Tesoro.

a Trabajar sin estar en posesión del correspondiente documento profesional exigido por este Reglamento. a La concesión de préstamos a los jugadores en cualquier forma que éstos se efectúen. b La participación en el juego en calidad de jugadores en las salas donde presten sus servicios.

d La coacción sobre los jugadores o la intimidación injustificada sobre los mismos en caso de protesta o reclamación.

e La reincidencia en infracciones graves de la misma naturaleza que se produjera en plazo no superior a seis meses. c Cualquier otra infracción del Reglamento o del Catálogo de Juegos que no constituya infracción grave o muy grave, y siempre que no sea constitutiva de delito, no produzca perjuicio para terceros ni beneficios para el infractor o personas relacionadas con él.

a La falsificación o el empleo de cartones adquiridos en otras salas o pertenecientes a series que no sean las anunciadas y puestas en circulación para una determinada partida, o bien la falsificación o modificación de aquellos puestos a la venta.

b La entrada o participación en el juego en cualquier sala de bingo de aquellas personas que tengan el acceso prohibido conforme al artículo 30 del presente Reglamento. c La reincidencia en infracciones graves de la misma naturaleza que se produzca en plazo no superior a seis meses.

d El empleo de lápices para marcar los cartones, así como cualquier otro medio susceptible de ser borrado fácilmente.

Las infracciones leves serán sancionadas con multa de diez mil a cien mil pesetas cuando el infractor fuese la entidad titular de la autorización de la sala o una Empresa de servicios, y con multa de mil a veinticinco mil pesetas, cuando lo fuese el personal al servicio de la sala o un jugador.

La sanción de suspensión de la autorización de una Empresa de servicio afectará:. a Cuando se imponga por primera vez por la comisión de una infracción grave, la Empresa quedará inhabilitada para la llevanza de salas de bingo en toda la provincia donde radique la sala en que se cometió la infracción durante el período de duración de la suspensión.

b En caso de reiteración en una infracción grave, o, de comisión de infracción muy grave, la Empresa quedará inhabilitada para la llevanza de salas de bingo en todo el territorio nacional durante el período de duración de la suspensión.

Las sanciones de revocación de la autorización, ya se trate de entidades titulares de Empresas de servicios, o del documento profesional, podrán imponerse acumulativa o alternativamente con las de multa, pero habrán de imponerse necesariamente en caso de comisión reiterada de infracciones muy graves, o cuando cometida una infracción muy grave, ya se hubiese impuesto una sanción de suspensión de la autorización o documento profesional por comisión de infracciones graves.

La sanción de revocación inhabilitará a la entidad o persona sancionada para solicitar de nuevo la autorización o documento durante un período de tres años. Las sanciones por infracciones leves y gravas se impondrán por los Gobernadores civiles.

Las correspondientes a infracciones muy graves, por el Ministerio del Interior, a propuesta de la Comisión Nacional del Juego, salvo cuando se trate de multas de cuantía superior a dos millones de pesetas, que se propondrán por el Ministerio del Interior al Consejo de Ministros.

No obstante lo dispuesto en el apartado anterior, la sanción de suspensión de la autorización o documento profesional solo podrá imponerse por el Ministerio del Interior, a propuesta del Gobernador civil correspondiente cuando se tratase de infracciones graves y previo informe de la Comisión Nacional del Juego, o a propuesta de ésta cuando se tratase de infracciones muy graves.

A efectos de lo dispuesto en el apartado anterior, el Gobernador civil, una vez tramitado el expediente, impondrá la sanción de multa, que será ejecutiva, y elevará al Ministro del Interior la propuesta de suspensión, si lo estimare procedente. Las sanciones por infracciones leves se impondrán sumariamente, debiendo preceder en todo caso la audiencia al interesado.

Las sanciones por infracciones graves y muy graves se impondrán con sujeción a los trámites previstos en la Ley de Procedimiento Administrativo. Si las multas impuestas a entidades titulares de autorizaciones o a Empresas de servicios no fueran abonadas dentro del plazo que se hubiere otorgado para ello, se harán efectivas de oficio con cargo a la fianza, que responderá con arreglo a lo previsto en el artículo trece, apartado cuatro, del presente Reglamento.

El Ministerio del Interior, a propuesta de la Comisión Nacional del Juego, procederá, en el plazo de tres meses, a reclasificar las salas de bingo autorizadas, de acuerdo con los criterios establecidos en el artículo 21, 4, del presente Reglamento, Efectuada la reclasificación, se notificará a los interesados, concediéndoles un plazo que no excederá de diez días para completar, en su caso, la fianza.

Los carnés concedidos por la Comisión Nacional del Juego a organizadores, al amparo del artículo Antes de dicha fecha, las entidades titulares de autorizaciones de salas de bingo que tuvieran contratados los servicios de un organizador deberán acreditar ante el Ministerio del Interior la contratación con una Empresa de servicios autorizada conforme al presente Reglamento, o la decisión de gestionar el juego por sí y mediante su propio personal.

Las autorizaciones de salas de bingo y los documentas profesionales expedidos con anterioridad a la fecha de entrada en vigor del presente Reglamento caducarán en la fecha en ellos fijada, sin que les sean aplicables los plazos de vigencia establecidos en los artículos 15 y 28 del mismo, excepto para sus sucesivas renovaciones.

Las entidades o personas a las que hubieren sido otorgadas autorizaciones para la explotación de salas de bingo bajo la vigencia del Reglamento provisional de 25 de junio de y que, conforme a los preceptos del presente, carecieran de los requisitos necesarios para ello podrán continuar en el disfrute de aquéllas, pero no les podrán ser concedidas más de tres renovaciones de la autorización, a menos que se adaptaran a los preceptos del presente Reglamento.

Los expedientes de solicitud de autorización que se hallen en tramitación en la fecha de entrada en vigor del presente Reglamento serán sustanciados y resueltos conforme a las disposiciones del Reglamento provisional. La exigencia de documento profesional para el desempeño de las funciones previstas en el artículo 24, en las salas de bingo entrará en vigor a los tres meses, a contar de la fecha de publicación del presente Reglamento.

Durante este período, se aceptará como sustitutivo del documento profesional la copia sellada de la solicitud respectiva. Queda derogado el Reglamento provisional de Ordenación del Juego del Bingo, aprobado por Orden de 25 de junio de Criterio de ordenación: por contenido por fecha.

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Ver texto consolidado Publicado en: « BOE » núm. Sección: I. Se aprueba el Reglamento del Juego del Bingo, que se inserta a continuación.

Lo que comunico a VV. para su conocimiento y efectos. Dios guarde a VV. Madrid, 9 de enero de MARTIN VILLA Ilmos. º Régimen del juego del bingo. Artículo 2. º Ambito de aplicación. La explotación de dichas salas estará sujeta a los preceptos del presente Reglamento, con las siguientes excepciones: a No les serán de aplicación los artículos 1 a 20 del presente Reglamento.

CAPÍTULO II Entidades autorizadas Artículo 3. º Ambito de las autorizaciones. Artículo 4. º Entidades deportiva, culturales o benéficas. Las Entidades deportivas, culturales o benéficas podrán ser autorizadas para la explotación del juego del bingo, dentro del ámbito territorial a que se extienda su actividad con arreglo a sus respectivos Estatutos, siempre que reúnan las condiciones siguientes: a Tratarse de Sociedades, asociaciones o clubs sin fin político ni de lucro, ya sean de carácter cultural, deportivo, benéfico o social, tales como los Casinos tradicionales, las casas u hogares regionales, Clubs de Campo, Centros de Iniciativas Turísticas o Patronatos de Fomento del Turismo, Peñas Taurinas o deportivas y otras Entidades análogas.

Artículo 5. º Titulares de Establecimientos turísticos. A los efectos del presente Reglamento, se consideran establecimientos turísticos: a Los hoteles, hoteles-residencias, hoteles-apartamentos, hostales-residencias, hostales y residencias-apartamentos y moteles regulados en la Orden de 19 de julio de , y las ciudades de vacaciones a que se refiere la Orden de 28 de octubre de b Los Parques de Atracciones y los complejos turístico-deportivos.

Los Establecimientos turísticos mencionados en el apartado anterior deberán reunir los siguientes requisitos: a Hallarse en funcionamiento y en posesión de la autorización de apertura de la Secretaría de Estado de Turismo, cuando ésta sea legalmente exigible.

Artículo 6. º Empresas de servicios. Las Empresas de servicios a que se refiere el apartado anterior habrán de reunir los siguientes requisitos: a Constituirse bajo la forma jurídica de Sociedad anónima, conforme a las leyes españolas.

b Ostentar la nacionalidad española y hallarse domiciliadas en España. d Tener un capital social mínimo, totalmente suscrito y desembolsado, de acuerdo con la siguiente escala: Nueve millones de pesetas, si la Empresa gestionase un número de salas no superior a cinco.

e Las acciones representativas del capital habrán de ser nominativas. Artículo 7. º Número de autorizaciones. Artículo 8. º Participación extranjera. Estaba rascándome una manchita en mi short cuando Andrea repentinamente cerró su libro y me miró seriamente.

No tienes músculos suficientes —se encogió de hombros—, lo único que tienes bien desarrollado en tu cuerpo son esas nalgas regordetas que tienes…. Y así terminamos rodando por el césped en una pelea de manotazos y chillidos varios. Puedo decir que tengo cierto complejo y me molesta cuando hablan de mi cuerpo de esa manera tan indignante.

Lo cierto es que Andy es mucho más alta que yo y, bueno, fuerte, lo era. Al menos más que yo. Pero logré someterla sentándome sobre ella, aunque ella me tomó de las muñecas fuertemente para evitar manotazos míos. Lo que hacía segundos era una situación que me había hecho poner colorada de rabia ahora me empezaba a hacer gracia, y de hecho Andy empezó a reírse, quitando su lengua, gesto que le devolví.

Si no existieras te inventaría, loca —respondí, sintiendo cómo sus dedos ahora jugaban con el borde de mi short. Está sentado sobre la pila de ladrillos detrás de ti.

En ese momento se me congeló la sangre cuando oí que Leny se aclaró la garganta. Ni siquiera me daba cuenta que Andy me estaba bajando el pantaloncito y la braguita para mostrarle mi cola; no sé cuánto habrá visto de mí, pero de seguro vio más de lo necesario, ¡madre!

Cuando sentí un aire de brisa caliente colarse entre mis nalgas, me desperté del trance e intenté luchar para salirme de encima de Andrea, quien inmediatamente me tomó de las muñecas.

Saqué fuerzas de donde no había y logré liberarme de su yugo. Inmediatamente me ajusté el short para levantarme y sacudirme los pedacitos del césped que se pegaron a mis rodillas y mi camiseta. No hay dudas de que tu novio estará loquito por volver junto a ti, ¡ja! No le hagas caso, mi amiga no tomó su medicina.

El chico dio un respingo cuando le hablé. Esa carita era impagable, asustado, como si le hubieran pillado; ¿qué pensamientos le habré irrumpido?

Miró de reojo mis piernas, y lentamente subió hasta encontrarse con mis senos, apenas contenidos por la camiseta. Mejor me pongo a la labor, me Deus, que tu papá me cuelga si no cumplo con la fecha, ¡ja! De noche, acostada como estaba, no podía quedarme quieta, recordando el insulto de Andrea a mi cola y el extraño actuar de Leny durante toda la tarde que trabajó en el jardín.

Podía sentir cómo ponía sus ojos en mí cada vez que yo iba a la sala a traer agua o me levantaba para traer otros libros. No ayudaba que Andy jugara conmigo, hablándome alto acerca de mi novio o simplemente picándome alabando mis supuestas… nalgas… regordetas… Entonces, ese deseo que podía percibir en la mirada del chico se estaba extendiendo por mi cuerpo.

Así que, enredada entre las mantas, estiré mi mano hacia la mesita de luz y agarré la polla de goma. Apagué mi teléfono porque mi novio me llamaba una y otra vez sin cesar, estaba desesperado por la pinta.

Me senté sobre mi cama, sosteniéndola con ambas manos. Sabía que era una tontería pero prefería darle un beso antes de metérmelo en la boca; como para acomodarme en la atmósfera pérfida que yo misma estaba creando. Metí la cabecita y mis labios lo abrigaron con fuerza.

Me tuve que esforzar un poco para seguir metiéndola porque era muy ancha, de hecho me dolió tener la boca completamente estirada para poder cobijar la cabeza. Empujé de nuevo y la parte gruesa entró, aliviando mis labios. Me sentía tan pervertida haciendo aquello, pero no iba a detenerme, cuando mi cuerpo pide guerra no hay forma de detenerlo.

Así que empujé para meter otra porción de la verga. Lo cierto es que no había tragado casi nada, había mucha polla por delante, pero ya me estaba incomodando y si tuviera un espejo frente a mí de seguro vería mi rostro todo enrojecido. Otro envión y ya tocó mi campanilla, cosa que me hizo retorcer el rostro y acusar una falta de aire.

Pero la dejé adentro para ver cuánto tiempo podría aguantar con ella. No habré llegado a los diez segundos cuando mi cuerpo me exigió que lo retirase de mi boca cuanto antes porque, uno, ya quería respirar, y dos, me entraron una nauseas terribles.

Salió completamente humedecido de mi saliva y terminó rodando por mi cama. Tosí varias veces, lagrimeando y mareada, incluso mi papá preguntó al otro lado de la puerta si me encontraba bien. La broca más grande para la caseta más especial. Era sábado de tarde cuando volvía de mis prácticas de tenis, estaba sacando la llave de mi casa del bolso cuando vi venir a Leny, listo para otra tarde de trabajo.

Noté que mi novio me dejó varios mensajes de Whatsapp, en todos ellos me rogaba que nos juntáramos esa tarde, incluso en el último texto me dijo que haría lo que yo deseara, pero por más que insistiera, lo mejor para él era seguir enfocado en sus estudios.

Meneé mi cabeza para despejarme los pensamientos y me senté en las escalerillas de mi pórtico. Como si fuera una espada, agarré mi raqueta y la golpeé contra el suelo cuando Leny se acercó. Parado como estaba podía verme el escote que me hacía la camiseta de tenis; es decir, podría haberme cambiado en los vestidores pero mi papá me apuró para que llegara cuanto antes a casa ya que el albañil iba a trabajar y no había nadie que le abriera la puerta.

Allí en el club aproveché para quitarme el sujetador… ¿¡Qué!? Nadie me podría reprochar por no llevarlo bajo mi camiseta, ¡el pórtico es parte de mi casa, ando como me dé la gana! Pensé que tal vez… podía seguir calentándolo… mostrándole mi canalillo… ¡Era divertido!

Y mi novio de seguro agradecería tenerme tan ansiosa y viciosita para el día que nos reencontráramos… O sea, que lo hacía por un bien mayor, o eso me decía a mí misma.

Puedes esperar a que venga ya que no te voy a dejar entrar. No puedo dejar pasar extraños sin su permiso —bromeé. Pero ya sabes mi nombre. Y… hmm… sé que estás por terminar secundaria.

Y se sentó a mi lado para charlar. Por un momento largo olvidé que estaba vestida como para cazar a cuanto hombre se apareciera, entonces conocí al chico, hijo de un albañil, que mi papá había contratado para hacerle la caseta del jardín.

Brasilero pero con cuatro años viviendo en Uruguay, que tal vez volvería a su país tras terminar sus estudios. Y, además, sus amigos, y paisanos míos, solían burlarse por la goleada de Alemania contra Brasil en el Mundial aunque a él no le gustaba tanto el fútbol sino la arquitectura.

Pero, ¿cómo decírtelo? Tengo ciertos problemas con ella. Le duele mucho. Mi vaginita me traicionó y empezó a latir, ¡madre, tal vez Leny tuviera algo impresionante entre las piernas! Se queja y entonces yo me aparto, es lo usual.

Seguro que es una chica sin experiencia, probablemente tiene miedo más que dolor. Dale… dale una nalgada, a ver si aviva, ¡ja! No parece una novia muy agradable, nene, sinceramente.

Esos son juegos… O sea, no me refiero a nada rudo, por una palmada suave no te va a decir nada, no sé. Le di una caricia, así, suave —remedó en el aire esa nalgada, pero yo di un respingo, como si me lo hubiera dado a mí—.

Se enojó, así que no he vuelto a darle uno. Es como tú dices, es un juego, algo simple para entrar en la situación. Pero respeto que a las chicas no les guste.

A mí la cola no me la toca nadie, ¡nadie! Golpeé el suelo con mi raqueta sin que él entendiera el porqué. Digo, con tu novio. Leny me había confesado un poco de su vida sexual, yo no quería traicionar esa confianza privándole de contarle algún secreto íntimo, y en un tono bajo, casi como si tuviera vergüenza de decírselo, le confesé—.

Pues… no sé, salvo una cosa, no le he negado prácticamente nada a mi chico… no sé si me entiendes. Me apena que tu chica te niegue tantas cosas. Y seguimos conversando por largo rato antes de que le dejara pasar para trabajar; habíamos conectado de alguna manera.

Pero había una barrera que ni él ni yo estábamos dispuestos a romper. Yo amo a mi novio, y él… no sé si amaba, pero sí que le tenía mucho respeto a su chica demasiado, diría yo , así que ninguno de los dos se atrevió a hacer mucho más esa tarde.

Y eso que si él se lo proponía, y yo vestida con un par de trapitos poca resistencia iba a ofrecerle si se abalanzaba a por mí.

Pero de nuevo, ni soy una loba, y él parecía carecer la experiencia o confianza necesaria para dar un paso. Así como estaban las cosas, parecía que iba a tener que conformarme con dejarlo todo como una bonita relación platónica y poco más.

Estrenando la caseta. Y así, un día, la caseta que construía estaba casi a punto. Es decir, ya tenía su techo, la puerta, es verdad que aún le faltaba instalar el marco de una ventana, y claro, pintarla y ponerle los estantes.

Pero tiempo, lo que se dice tiempo, no tenía mucho. De hecho, ya estaba dando por descartada la idea de tener algo con él; creo que hay cosas que mejor tenerlas como fantasías; no voy a negar que me gustaba tener a un chico con quien conversar de temas picantes. De todos modos, conociendo a Leny, seguro hasta me rechazaba.

Una tarde, tras la facultad, llegué a casa y encontré a Leny en el jardín. Entré para curiosear. Era horrible, uf, le faltaba pintura, se veían los ladrillos, y claro, herramientas por doquier.

Apenas una mesita de trabajo destacaba, con un montón de herramientas apiladas. El chico entró y vio mi rostro desganado. Lo cierto es que no me estaba gustando la idea de tener allí una caseta, para mí arruinaba un poco el jardín que teníamos, pero bueno, era cuestión de acostumbrarse.

Yo sé que tú tienes novio, así que no me malinterpretes, pero quería agradecerte porque siempre has dejado entrever que yo merezco alguien mejor que ella. Esa chica es buena amiga, pero quiero una pareja… ¿cómo decirte, menina? Buscaré a alguien que sea como tú. Me derretí. Yo nunca insinué que terminaras con tu novia, solo decía que tenía que ser una chica más abierta y dejarte disfrutar a ti también.

Me Deus, ¿crees que debería llamarla y pedirle disculpas? Es decir, tu futura novia tiene que ser lo que tú quieras. Uf, daban ganas de darle capotes a la cabeza, vaya lelo, sinceramente. Pero bueno, a buenas horas decidió tomarme de la muñeca y traerme contra su fornido pecho, que desde luego no dudé por fin en tocar mientras sus dulces labios se unían a los míos.

Y mis manos, ay, mis malditas manos, fueron directo a ese culito duro y apetitoso que tantas tardecitas de imaginación me hizo pasar. Las suyas se metieron bajo mi vaquero para apretar mi cola, cosa que me hizo suspirar, luego las apartó y me dio una fuerte nalgada por sobre el vaquero; el sonido rebotó por la caseta.

Ehm, ¡no pidas perdón! Si eso es lo que te gusta… hazlo. Me Deus… tu cola… esta preciosa cola —hundió sus dedos en mis nalgas y me dejó boqueando como un pez—.

Así que allí estaba yo, comiéndole la boca al albañil novato al que mi papá le pagaba hasta horas extras como aquella, y me sentía liberada porque el cuerpo completito estaba gozando de estar, por fin, saboreando y palpando esos labios tanto soñados, ese cuerpo tanto fantaseado.

Mis sentidos se magnificaron, mis pezones se sentían duritos y mi vaginita se estaba haciendo agua por todos lados. Y es que hasta mi cola parecía latir, pero no iba a dejar que NADA entrara por allí…. Aunque había algo que definitivamente quería comprobar por sobre cualquier otra cosa, así que entre los besos y mordidas iba quitándole el cinturón, luego el pantalón y la ropa interior.

A ver, no es que quisiera follar con él, era simple curiosidad lo mío, para ver cómo la tenía y por qué su novia se quejaba, pero entiendo ahora que el chico perfectamente pudo haberlo malinterpretado….

Lo palpé con mis manitas, no podía verlo porque el chico estaba dale que te como toda la boca como un poseso. Efectivamente era algo grande, agarré el tronco y me asusté cuando no pude cerrar mi puño, así que a la fuerza me aparté de él, golpeándome contra la mesita de herramientas, viendo con los ojos abiertos aquella verga negra como la noche que, sinceramente, parecía un cañón de guerra.

El cabroncito me estaba dando pena. Que sus amigos se burlaban, que su novia no lo contentaba, que su trabajo como albañil era pesado. Si no estuviera excitada creería que el chico me estaba engatusando para ensartármelo y hacerme llorar de dolor.

Siendo sincera, si esa cosa entraba dentro de mí, me iba a dejar rengueando y llorando de dolor cada vez que me sentara o hasta incluso cada vez que caminara.

Pero no quería decepcionarlo, engullida en la culpa y el éxtasis como estaba, así que decidí por algo más sano y menos destructivo. Me arrodillé frente a él, clavando mis ojos en los suyos. Así que le di un beso a la punta, causándole un respingo de placer.

Su enorme verga se zarandeó para un lado y otro producto de ello, pero rápidamente lo volví a sujetar con mis manitas. Cuando le di un lametón en la base de la cabeza hasta la cima, por fin pude paladearlo. No sabía mal, para nada. Cuando llegué a la cabecita y metí un poco la punta de la lengua en la uretra, el pobre dobló las rodillas y gimió fuertemente, pero como dije, su aparato estaba firmemente sujeto y no lo iba a dejar ir a ningún lado.

Una vez que retiré mi boca, lo ladeé para un lado y otro, mirando asombrada todo ese montón de venas que surcaban el tronco. No tenía tantas como mi polla de juguete. Mis finos labios abrigaron por largo rato la herramienta del albañil prodigio. Tenía que retirarme a veces para retomar la respiración y luego volver al asalto; en cierta manera me desesperaba tener algo titánico entre manos y no poder hacer mucho ya que mi boca es pequeña, o mejor dicho, su verga era demasiado larga y además ancha.

No había dudas que su ex novia quisiera evitar posiciones peligrosas. Cuando estaba tomando respiración, y secándome las lágrimas y saliva que me cubrían la cara, Leny tomó de mi cabeza con ambas manos, y contra todo pronóstico, empujó su cintura para penetrarme la boca.

Mi primera reacción fue abrir mis ojos como platos porque aquella verga estaba acercándose hasta la campanilla, ¡madre! Empecé a lagrimear más cuando tocó el fondo de mi boca. Se detuvo unos instantes, y yo aguantaba la respiración como podía porque era la única forma de que no me invadiesen ganas de vomitar.

En cualquier momento me faltaría aire, sería capaz de arrancarle las pelotas con tal de que me soltara, pero supe que la experiencia de ahora era diferente a la polla de goma porque, en ese instante en el que ya me iba a desmayar, el olor de macho que desprendía su carne pareció tranquilizarme.

Eso sí, Leny tomó impulso y metió más carne, traspasando la barrera de la campanilla y metiendo directamente por mi esófago, o eso creía yo, a saber. O sea, que empezaba a follarse mi garganta.

Mi cuerpo se arqueó solo, ya no podía ver bien, de hecho mis manos cayeron sin fuerzas mientras sonidos de gárgaras poblaban la caseta. Era… algo… terriblemente… fuerte…. Qué bien se siente —susurraba él, meneando como un cabronazo—. Se desliza en tu garganta como en el cielo, podría follarte la boca todo el día, tan apretadito.

Empezó a arremeter como un toro, follándose mi boca y gozando de lo prieto de mi interior. En el momento que ya era evidente que me faltaba aire y pretendía salirme de aquella salvaje montada bucal, el chico bufó y sentí claramente cómo su verga escupía todo directo hasta mi estómago, cosa que me hizo dar arcadas ya que detesto el semen y por norma no permito que nadie se corra en mi boca.

Vaya cabroncito, sinceramente, no creo que mi papá le pagara esas horas para que me asfixiara con su polla y escupiera leche por mí de esa maldita forma…. Mucho fue a parar en mi ropa, incluso un cuajo cayó sobre mi ojo izquierdo, cegándomelo, y evidentemente me desesperé porque así, toda lefada, mi papá me pillaba.

La suciedad, el olor a sexo, ¡si es que hasta percibí que mi aliento tenía tufo a verga! Con perdón, mis lectores, pero si quieren saltar este párrafo pueden hacerlo. Es que vomité. Estaba de cuatro patas, totalmente vencida, tratando de tomar respiración, tosiendo semen, saliva y llorando salvajemente.

Pensaba, mientras mi vaginita aún rogaba que alguien entrara dentro de mí, que me iba a pasar toda la maldita noche limpiando el estropicio que había hecho en la caseta. Tu padre sospechará si me ve a estas horas —se empezó a vestir mientras yo aún trataba de recomponer mis pensamientos desde el suelo.

Mi carita no habría sido muy bonita, repleta de fluidos—. Mejor aprovecho y me retiro. Se me acabó la voz. Así que reuniendo fuerzas logré asentir allí sobre el suelo, respondiendo a su pregunta.

Total, ya me hacía hecho casi de todo, qué más daba. Si tuviera mi raqueta te daría un remate a la cara, desalmado… —mascullé. Revestimiento y empastinado final. Y así me convertí en la putita del joven albañil que mi papá contrató; en cierta forma me sentía culpable porque fui la causante de que el chico terminara con su novia y saliera a la búsqueda de la chica de sus sueños, esa que le pudiera cumplir todas sus fantasías.

Y de momento no había otra más que yo, así que la culpabilidad me obligaba a que, mientras mi papá veía la tele en la sala o dormía en su habitación, tuviera que apañarme para escurrirme hasta el jardín, donde me encerraba con Leny en la caseta que él construía.

Llevaba puesto ese shortcito blanco de algodón que lo tenía loquito. Lo único que me molestaba de la caseta era el fuerte olor a pintura reciente.

Y que no tenía cama…. Además, se te paga bien, hazlo tú. En el momento que sentí su verga erecta pero contenida a duras penas por su vaquero, di un respingo de sorpresa mientras mi vaginita latía por sí sola. Nene, hoy no.

Aún… todavía no creo que esté lista —murmuré mientras él me levantaba la blusita. Cuando me desabroché el sostén mientras nos besábamos, mis senos cayeron con todo su peso contra el suyo; dio un respingo porque seguro habrá sentido un par de arañazos que no se esperaba.

Me tomó de los hombros y me apartó suavemente; a mí daba un poco de corte que me mirase los senos, era la primera vez que me los vería, no sabía cómo los tenía su novia pero esperaba que le gustaran los míos, tengo pezones pequeños en comparación al tamaño de mis senos, son rosaditos y aparte de ser extremadamente sensibles, tienen una particularidad.

Se quedó embobado cuando comprobó que el par de suaves arañazos los habrían producido mis piercings, que son una barritas de titanio que atraviesan mis pequeños pezones. Bastante atractivas, he de decir, incluso destacaban más ahora que los tenía duritos. Así que, aprovechando su atontamiento, recuperé terreno y fui empujándolo hasta la mesita de herramientas para que se pudiera sentar.

Yo quería hacer algo, lo que fuera para paliar su evidente estado, ni qué decir del mío, aunque aún no me sentía lista para recibir su herramienta; la noche anterior había practicado mentalmente, pero es que fue estar allí y arrepentirme, no por estar engañando a mi novio o porque mi papá estuviera a pocos metros de distancia, nada de eso, era porque en serio su verga tenía un tamaño descomunal.

Así que, arrodillada ante el albañil, mientras mis senos abrazaban con fuerza su largo, venoso y monstruoso instrumento, empecé a subir y bajar lentamente conforme me las apretaba y pudiera ofrecerle un cobijo lo más apretadito posible. Levanté la mirada: Leny, completamente absorbido por el placer, entrecerraba los ojos y se tapaba la boca para no emitir gemido alguno, no fuera que nos escucharan.

Me sonreí por estar dándole placer, pero, tras aclararme la garganta, detuve la cubana. A veces creo que por cosas como estas, mi chica me dejó. Ya sabes, tienes que tener contenta a la patrona…. Y pasaban los días; las posiciones que probábamos eran variadas, con el simple objetivo de encontrar una en la que yo pudiera sentirme cómoda.

Hacerlo en suelo se volvió a una posibilidad desde que trajera toallas almohadas o algo más sería sospechoso…. Fue otro sábado, nada más regresar de mis prácticas de tenis, cuando logré escabullirme para ir junto a él y así encerrarnos en la caseta, que ya estrenaba estantes y ventanas.

El olor a pintura había cedido pero había otro tipo de aroma ahora, como de sexo…. Me sujetó de la cintura, remangó mi faldita de tenis y notó que yo ya me había quitado la malla. Se detuvo un rato para jugar con el piercing de anillo que atraviesa el capuchón de mi clítoris. Oye, con mucho cuidado, no lo olvides —susurré mientras él por fin tomaba la verga y la restregaba por mi rajita.

Tragué aire y empuñé las manos, como esperando para ser destruida por una fuerza mayor. Pero te pasas y te juro que te araño la cara, cabrón. Vacié los pulmones, completamente aliviada, pero el cabrón mintió porque metió la cabecita un poco. Solo… no te muevas….

Pues mis deseos fueron órdenes. Porque la dejó allí un ratito, como esperando que mi agujerito se acostumbrara. Se dedicó a acariciarme la caballera para tranquilizarme y ser yo quien decidiera probar cuánto de su verga podría cobijar.

Vacié de nuevo mis pulmones y, de un movimiento de cadera, logré que otra porción entrara en mi ya de por sí sufrida conchita. Arqueé la espalda e hice lo posible para no gemir. No estás disfrutando, se te nota en tu cara.

Puedo salir, menina. Negué con la cabeza y volví a pegar mi frente contra la dureza de su pecho, volviendo a menear mi cintura para que entrara un poco más. Pero como si él prefiriera no hacerme sufrir, sacó su verga lentamente, dándome un vergonzoso orgasmo que hizo que prácticamente desparramara una cantidad ingente de mis juguitos sobre él, para luego terminar desfallecida; ¡madre!

Me quedé rotísima además de avergonzada, el tufo a de mis fluidos era evidente y para colmo estábamos allí, abrazos y encharcados de placer, tal vez él sentía asco, no lo podría saber, pero a mí en ese instante no me importaba nada.

Es… t-tu culpa, cabrón, la tienes demasiado grande…. Variábamos de posiciones pero nada funcionaba. Si no era friccionándonos, eran cubanas, y si no eran estas, solo me dedicaba a pajearlo para que se corriera completamente en un pañuelo que siempre tenía preparado por si acaso.

Otro día, mientras él me apretaba contra la pared de la caseta, pensaba en confesarle que ya no podía seguirle el ritmo. Era un chico demasiado grande para mí. Me bajó mi short de algodón hasta medio muslo y se dedicó a restregar esa herramienta infernal por entre mis nalgas regordetas.

Me voy a quedar quieto un rato, para que te acostumbres —decía, y estático, mandaba su mano a mi boca para que yo ensalivara sus dedos.

Acto seguido la llevaba hacia mi puntito para darme riquísimas estimulaciones vaginales que hacían, por un breve rato, que me olvidara del titán que alojaba mi sufrida panochita.

Estaba hartita de salir rengueando de la caseta toda magullada, con mi short y camisa arrugadas y manchadas de su leche. Naturalmente, ahora mi boca era la que sufría de dolores de pasar tanto tiempo forzada al máximo y recibiendo embates.

Eso de tener relaciones con un chico por culpabilidad no estaba funcionando como parecía…. Sus labios estaban húmedos de mis juguitos cuando se apartó de mi sexo y me miró con sus preciosos ojos—.

Mi chico me decía que la idea de no tener sexo no funcionaba, pues ahora estaba más y más excitado que nunca, lo cual no le permitía concentrarse en sus estudios. Quería que le quitara el calentón al menos un par de veces a la semana, pero me mantuve firme en mis convicciones. Si no mejorabas esas notas, no habría nadita conmigo.

Me colgó la llamada, todo cabreado, pero no pude pensar mucho más porque Leny sopló en mi vaginita para quitarme de mis pensamientos. Quiere volver conmigo. Dice que está dispuesta a ser más abierta.

La caseta ya estaba terminada, y a esa altura de nuestra aventura había que detenerse un rato a pensar cómo íbamos a seguir. Leny era un buen chico, pero… no creo que yo fuera compatible con él, al menos no físicamente.

Si metía demasiado, yo lloraba de dolor, pero me quedaba frustrada por no poder alojar su miembro y, desde luego, por no poder darle tanto placer como pareja.

Cerré los ojos y continué disfrutando. Lo cierto es que el chico succionaba muy fuerte y era buenísimo dando sexo oral, no pocas veces me dejaba el coñito hinchado, húmedo y enrojecido, bien que lo comprobaba yo luego en mi baño—.

Leny, tú sabes que lo nuestro es solo un pasatiempo muy bonito pero sin futuro. Yo solo te puedo satisfacer con… mamadas y pajas… Porque con lo otro me dejas destruida y llorando en medio de un charco de mis fluidos.

Esto no es ni medio normal —suspiré, empujando su cabeza otra vez hacia mi entrepierna—. Yo creo que va a ser mejor que cada uno vaya por su lado.

Dicen que los últimos besos son muy especiales. Esa tarde fue extrañamente especial; no fue una ruda follada a mi boca como era de esperar, sino que Leny se dedicó a acariciarme la cabellera mientras yo abrigaba con mis labios por última vez a aquella maravilla de la naturaleza.

Pensaba yo, mientras mordisqueaba un poco la punta de su verga jugosa de semen, que tal vez debía invitar a mi novio a un paseo por la playa y darnos un gustito, lo cierto es que lo estaba extrañando un montón. Me despedí de Leny, sentada en las escalerillas que dan a la entrada de mi casa, mientras él se ajustaba su mochila en la espalda y mi papá le preparaba el último pago.

No hubo besos, obviamente no podríamos porque estábamos a la vista de todos, sino un simple cabeceo con sonrisa, para sellar esa promesa de dejar en secreto todo lo que tuvimos. Tras darse un apretón de manos con mi papá, se alejó y miré por última vez ese trasero suyo enmarcado en el vaquero, para luego sacudirme la cabeza y entrar a casa.

Era lo más sensato eso que yo le había aconsejado, de continuar nuestras vidas. Por un lado ya no podía sostener esa espiral de sexo duro en la caseta; yo tenía una relación de varios años con mi novio, y aquello con Leny era solo una aventura para probar de algo rico y delicioso, que sí, al final resultó ser muy doloroso para mi cuerpo, supongo que es el castigo que me merecía por ir de curiosita.

Entonces me conforté con la idea de que, para los tiempos de oscuridad y soledad, tengo un precioso consolador de goma que podría hacerme compañía. Además de mi chico… claro… en algún momento tendríamos que estar juntos de nuevo… si es que sacaba buenas notas… que no sé yo….

Hoy día mi papá no sabe que a veces voy a la caseta, ya terminada y bien pintada, repleta de cachivaches, y me siento sobre la mesa de herramientas para besar y engullir ese enorme pene falso, solo para recordar un poco; es que aún hay cierta esencia flotando en el aire que recuerda a esa pequeña aventura que tuve, que aparte de las agujetas, dejó muy buenos recuerdos.

Mi amiga Andrea a veces me mira a los ojos y sonríe de lado. Nunca se lo dije, sobre mi fugaz amante, pero es como si ella lo supiera. Tal vez porque me conoce como ninguna, o tal vez porque a veces yo gruñía de dolor al sentarme en el pupitre.

De hecho, el día que íbamos a tomar el examen, se sentó a mi lado y me susurró:. A veces te envidio. Muchas gracias a los que han llegado hasta aquí. De crucero con mi papá. Cuando era pequeña pasaba mucho tiempo de calidad con mi papá. Íbamos al estadio, de shopping, al cine, hasta de paseo en la playa, donde, en las noches más oscuras donde destacaban infinidad de estrellas, nos dedicábamos a trazar constelaciones imaginarias.

Era extraño porque lo normal, pensaría uno, sería que él prefiriera pasar más tiempo con mi hermano porque de seguro entre hombres se entenderían mejor, pero nada de eso se aplicaba en mi caso. Claro que ahora, yo en la facultad y con novio, él con un mejor puesto de trabajo y con novia, ya no pasábamos la misma cantidad de tiempo juntos.

Así que me emocioné muchísimo cuando un domingo entró a mi habitación para despertarme con una gran sorpresa. El siguiente viernes iríamos juntos, en crucero, a Ilhabela, Brasil.

Sin novio, sin novia, sin libros ni teléfonos móviles que se interpusieran, solo él y yo. O sea… que ya estaba enamorada de él pero ahora lo quería comer…. El crucero iba zarpar cerca del mediodía, pero ansiosa como estaba arrastré a mi hombre conmigo bien temprano a la mañana.

La excusa era que yo no quería esperar mucho para abordar, que entre la gente y el despache de equipaje te puedes tirar una hora, y por otro lado me atraía la idea de disfrutar un rato de un crucero vacío. Apenas había unas pocas personas a bordo y pudimos almorzar tranquilos, con el paisaje de los edificios como telón de fondo.

Todo fue fantástico en el momento que el barco empezó a moverse, rumbo a Ilhabella. No sentí ningún tipo de problemas para navegar, ni mareos ni nada extraño, muy por al contrario, disfruté muchísimo pues el barco parecía desafiar a las olas como si fuese una tabla de surf.

Realmente todo me pareció perfecto, ¡mágico! Yo no estaba cómoda yendo detrás de ellos, que conversaban sobre temas que yo ni conocía ni me interesaban, así que agarré la mano de él y tiré para que se acordara que yo también estaba ahí.

Tienen hidromasaje y también tienen sales efervescentes. Enojada como estaba me volví para irme al camarote, y así cambiarme para luego ir a los jacuzzis. Al menos tenía que recrearme de las comodidades del crucero, tal vez hasta conseguía que se me pasara el enojo por haber sido abandonada.

Me puse un bikini bastante bonito, de color cremita y lazos laterales rojos; me quedaba como guante y lucía coqueta. Confieso que pensaba ingenuamente que tal vez podría llamarle la atención a mi papá.

Pero no lo encontré en la cubierta donde lo había dejado, así que concluí que lo mejor sería serenarme y disfrutar del agua tibia de un jacuzzi.

Entré en uno relativamente pequeño y desocupado. Estaba calentándome la cabeza y apenas disfrutando de las burbujitas cuando una voz me sacó de mis adentros. Agarrando el timón. De cabellera canosa, bien afeitado y peinado, se le veía con más edad que mi papá aunque tenía un físico que ya quisiera él.

Llevaba un traje blanco radiante, y la gorra plato que llevaba me dio a entender que era miembro de la tripulación del crucero. En un santiamén logró cambiarme la cara. Él tenía los ojos más bonitos y chispeantes que había visto en mucho tiempo. Ya ni hablar de esa sonrisa de galán que hizo que yo retorciera mis pies sin que él pudiera notarlo debido a las burbujas.

Me acercó una copa de Margarita que acepté con gusto. No soy ninguna sirena —bromeé, levantando un pie para mostrarle que no tenía aletas. Estabas con el rostro serio y quería saber si podía hacer algo al respecto. Estoy bien, solo algo aburrida.

Si estás sola y aburrida, ¿por qué no me haces compañía en la sala de mando? Soy el Capitán de la MSC Lírica, Arístides Reinoso, a tu servicio. Ufa, qué honor.

Siempre quise ir a una sala de mando y rodar el timón…. Me ayudó a salir del jacuzzi y me llevó de la cintura por la cubierta. Charlando amenamente le confesé que mi papá prácticamente me había abandonado en la cubierta y por eso estaba sola.

Ojalá él fuera así de atento, allá él si planeaba pasar el resto del día con su estúpida amiga, ni me sentí culpable por irme a otro lado sin avisarle.

En el enorme cuarto de mando estaban dos señores más, todos bien engalanados con sus trajes de marineros, charlando distendidamente entre ellos. Y me dio algo de vergüenza porque yo estaba con un bikini nada más, no es que yo estuviera vistiendo provocativa ni nada de eso pero había un contraste evidente allí, con hombres bien vestidos mientras que yo lucía solo un par de trapitos.

Tú dime y yo les pongo en su lugar si te incomodan. Te vi allí triste y pensé que alguien tan linda como tú tenía que sonreír.

Era enorme, tenía un poco de panza y contaba con una preciosa sonrisa, le pondría unos cincuenta y muchos, no sé. Se quitó su gorra plato y se inclinó para besarme la mano—. Me llamó André, Contramaestre de la MSC Lirica.

Me Deus, ¿eres la famosa sirena que vimos abordar? Tenía la cara más triste que cuando André vio en vivo y en directo cómo Alemania le enchufaba siete goles a su selección. No quiero rostros tristes en mi crucero. De barba fina y elegante, de mirada de ojos claros—. Ya estaba por pedirte tu número telefónico para invitarte a una cita.

Soy don Cortázar, mi amor, el Oficial de Máquinas a tus órdenes. Ya tengo novio, señor. Vamos, Rocío, el timón te espera. El Capitán me tomó de la mano y avanzamos hasta donde destacaba la enorme rueda del timón, hecha de madera y bronce.

Lo toqué, pero no lo agarré, tenía algo de miedo, no quería meter la pata pues no sabía cómo funcionaba nada. Rocío, ¿qué dirá tu papá si sabe que estás aquí con nosotros?

No voy a agarrar el timón frente a todos ustedes, qué vergüenza, voy a volcar el crucero o qué. Está todo guiado por computadoras, solo usamos el timón para entrar y salir del puerto —se acercó para ponerme su gorro plato, y apartó un mechón de mi cabello para besarme la mejilla ruidosamente—.

Déjenla en paz —don André separó a sus colegas de mí—. Rocío, ¡gira el timón unos treinta y cinco grados hacia la izquierda! Estaba completamente demolida ante el tacto de esos señores.

Pero meneé mi cabeza y aparté un poco cualquier pensamiento indecente, ¡ellos podrían ser mis abuelos! Así luego de ajustarme mi diminuto bikini, que entre tanto toqueteo se me querían desprenderse los lazos, agarré con firmeza el timón para darle la tímida vuelta que me ordenaron.

Don André se colocó detrás de mí, poniendo sus enormes manos oscuras sobre las mías. Me imaginé a los cientos de pasajeros que en ese instante estaban a mi merced.

Creí que me entraría un pánico o miedo tremendo ante tamaña responsabilidad, pero la verdad es que en ese momento en donde era yo quien les guiaba me sentí súper… ¡poderosa! En serio me alegra haber venido. Estuve largo rato mirando el azulado horizonte. Si no fueran por las olas, ni sabría dónde comenzaba el mar y dónde el cielo, era algo alucinante.

El Contramaestre Cortázar me daba órdenes sobre dónde ir, lo cierto es que el señor me estaba volviendo loquita con su insistencia. Además, con tus poderes de sirena, puedes encantarlo para que solo se fije en ti, como debe ser.

El lujo a nuestro alrededor, el precioso cielo fundido con el mar, el enorme barco, esos señores tan atentos, ¡y ese timón!

Parecía que mi cabeza no podía con tanto; era, literalmente hablando, ¡el paraíso! La verdad es que cuando el crucero salió del puerto ya no hacía falta usar el timón, pero yo no lo quería soltar, aunque bueno, tuve que hacerlo.

Preparando los torpedos. No dejaba de sentirme culpable cuando vi a mi papá, bebiendo solo en un bar. Lo había abandonado, sí, aunque él también lo había hecho conmigo.

El Capitán Reinoso me acompañó hasta la zona de los jacuzzis pero tuvo que volver a sus labores, así que se despidió de mí con un sonoro y fuerte beso en la mejilla, con la amenaza de que volvería a por mí si me ponía triste.

Me acerqué para charlar con mi padre, ajustándome de nuevo los lazos de mi bikini, que los señores no tuvieron piedad conmigo y juraría que me lo querían quitar disimuladamente entre tanto toqueteo.

Me pidió disculpas porque que la chica con la que hablaba era una vieja a amiga y quería ponerse al día, pero por cómo hablaba de ella y cómo ponía sus ojos, melancólicos casi, yo al menos entendí que se trataba de una antigua novia. Es que ni siquiera se fijaba en mí, era como si estuviera rebuscando por esa mujer entre el gentío.

Repentinamente mi papá miro mi cintura y abrió los ojos como platos. Se me congeló la sangre porque, queridos lectores de TodoRelatos, él aún no sabía que yo tengo un tatuaje de una rosa cerca de mi pubis. No sabía cómo iba a reaccionar mi padre así que siempre se lo ocultaba.

Ahora, por culpa de los tocamientos con los señores del crucero, mi bikini cedió un poco y mostró la punta de la rosa asomando sobre el triangulito que me cubría mis partecitas. Es… es una rosa, ¿ves? Tragué saliva y me quedé quieta, aguantando la respiración, mientras él volvía al asalto.

Él podía ser capaz de tirarme a los tiburones si se ponía malo, ¡no es broma! Mi colita temblaba de miedo recordando un viejo castigo que me dio cuando era niña, pero él meneó la cabeza con un mohín mientras acariciaba los pétalos de la flor.

Pero como sigues viviendo en mi casa, espero que la próxima vez que te hagas algo así me pidas permiso, ¿queda claro? Estaba súper aliviada. Casi hasta me dieron ganas de confesarle que tengo los pezones anillados por barritas de titanio con bolillas en las puntas, pero me contuve, obvio que eso sería algo muy difícil de digerir para él.

Me acomodé el bikini mientras él seguía insistiendo. Cuando caía el sol intenté resarcirme y, en el camarote, me puse una camiseta más que especial que me compré al día siguiente de que me sorprendiera con el viaje en crucero.

Me hacía ilusión que la viera, para que supiera que siempre tiene un lugar en mi corazón por más que la facultad o mi novio nos hayan separado un poco. Me puse una chaqueta para ocultarla, la idea era que viera la sorpresa mientras caminábamos por la cubierta bajo la luces de las estrellas.

Por último me puse un short de algodón blanco, coqueto, sencillito y cómodo. Nuevamente le tomé de la mano para arrastrarlo y pasear. Eso sí, en el momento que salimos y vimos esas hermosas estrellas empezando a centellear durante la puesta del sol, la maldita rubia volvió a hacerse presente de camino, pero ahora llevaba un coqueto vestido verde manzana de infarto que me dejó boquiabierta hasta a mí.

Además ella era muy bonita, y bueno, yo no iba a poder hacer competencia porque no tenía sus largas piernas ni su estilizado cuerpo, ni su súper ajustado y corto vestido atrapa-hombres.

Y sucedió lo que tenía que suceder. De nuevo caminaban juntos por el lugar mientras yo les seguía por detrás; reían, hablaban de viejos tiempos, de viejos amigos y demás tonterías.

Juraría que la mujer pretendía reconquistarlo. Yo estaba jugando con el cierre de mi chaqueta, amagando quitármelo para que él viera mi camiseta.

Sinceramente, no iba a soportar estar todo el rato siguiéndolos, así que luego de varios minutos intentando interceder y reclamar a mi padre, me aparté para irme a pasearme sola.

Estaba sentada en una silla plegable, perdida entre el montón de gente, escribiéndome con mis amigas y enviándole fotos del lugar, cuando se sentó a mi lado el mismísimo Capitán Reinoso, siempre coqueto y galán con su traje de marinero.

Supe que era él cuando sentí que me puso una gorra plato. Pero tú parece que estás siempre tensa y ofuscada. Sirenita, ¿qué te pasa ahora? No me pasa nada, ya deje de preocuparse por mí. Escúchame, ¿por qué no me acompañas a un bar privado que tenemos en la tripulación?

Tiene una vista hermosa. Te hará bien a ese ánimo decaído que tienes. Bueno, dentro de un rato tengo que volver junto a mi papá, así que no sé. Recordé a esa mujer, era súper despampanante y me volvió muy celosa. Entonces necesitaba demostrar, no sé si a mi papá o a mí misma, que yo también podría ser atractiva.

Y bueno, ese señor no se cansaba de decirme lo guapa que yo le parecía, así que me gustaba la idea de pasarla con buena compañía.

En la cubierta superior se encontraba el famoso bar del Capitán Reinoso, era espacioso pero oscuro, teñido de luces azuladas. A un costado había un jacuzzi y, tras ellos, había un enorme ventanal oscuro que ofrecía una vista hermosa de toda la cubierta, en donde se veía al gentío ir y venir.

Quedé atrapadita entre él y su enorme colega brasilero. Él me tomó de la cintura, trayéndome hacia él—. Si mi señora se entera de que estoy con una preciosura como tú se desatará una furia como la de Poseidón.

Los elogios empezaron de caer uno tras otro, sacándome los colores y risas varias, seguramente porque me vieron el rostro alicaído. Si no era don André diciéndome piropos en portugués, era don Cortázar comparándome con sus romances de juventud, o el Capitán Reinoso acuclillándose frente a mí para mostrarme su tatuaje de un ancla en su enorme brazo.

Con los tres hombres luchando por ganarse mi atención, ¡me sentía como una reina! Está muy escondido, ¿capisci? Vamos, ¡solo muéstramelo, aunque sea um pouco! Siguieron sus embates, incluso don Cortázar posó su mano cálida en mi muslo y me dijo que me llevaría de paseo a Brasil para comprarme todas las ropas que yo quisiera, pero solo si le mostraba mi tatuaje, aunque obviamente le dije que nada de nadita, que yo soy una chica decente.

No te preocupes, no vas a hacer nada que no te guste, tenlo por seguro. Todos aplaudieron el que aceptara jugar, y yo súper colorada, a saber qué me deparaba, seguro que querrían ver mi tatuaje.

Por si acaso, les volví a insistir que ni en mil años iba a mostrárselos, que una cosa es jugar y tal, lo otro ya sería pasarse la línea, no sé, mi tatuaje es privado y no es algo para andar mostrando a cualquiera.

Todos reímos por la pregunta tan directa, y más aún cuando el Capitán negó al aire con una sonrisa. No lo quería decir, de seguro que eran muchas. El castigo fue simplemente que el Capitán llamara a su señora por móvil, para decirle lo mucho que la amaba, cosa que cumplió de mala gana ya que según él tenía una mujer algo cascarrabias.

Puso en altavoz para que todos oyéramos, y vaya que oímos, la señora le riñó por despertarla a mitad de su sueño. Ahora es mi turno. Tenía quince, don Reinoso.

Sabía que ahora me tocaba a mí hacer la pregunta, así que miré a don Cortázar, que estaba a mi lado. Como parecía el más mayor, tenía curiosidad, no era mi intención ofenderle ni nada de eso, por suerte se lo tomó con humor—. A mí me parecía adorable, como dije era el más insistente de los tres y me generaba un poco de ternura, con un poquito de atracción.

O sea, era natural, era un hombre guapo y coqueto; concluí que no iba a hacerle cumplir un reto humillante ni nada de eso.

Así que me ajusté mi short y le ordené:. Me tomó de la mano y enredó sus rugosos dedos entre los míos, me mostró una matadora sonrisa de hoyuelos, clavándome sus ojos claros en los míos. Rocío, caviar de Riofrío, sola entre el gentío, tortolica en celo.

Como un grano de anís, un weekend en París, un deshielo. Estaba derretida mirando a Cortázar, no quería soltar su mano. Él había ladeado el rostro para beber un trago, y cuando la devolvió a la mesa, notó que yo aún le observaba como tonta, con la boca entreabierta y sin ser capaz de armar una frase.

Entonces sonrió de lado cuando humedecí mis labios, y depositó un besito casto que hizo olvidarme completamente de la situación. Ya podría chocar el crucero contra un témpano de hielo, que no había forma de traerme de vuelta a la realidad.

Empuñé mis manos y las llevé hacia mis pechos mientras degustaba esos labios con un ligero sabor a tequila. Apretujó sus labios con los míos, los de él estaban secos pero luego se humedecieron un poco debido al contacto. Abrí los ojos como platos cuando sentí la punta de su lengua queriendo entrar en mi boca, atravesó la barrera de mis finos labios y palpó mi propia lengua, para luego retirarse fugazmente.

Siguió con el jueguito de labios, me puso tan cachondita que decidí buscar su lengua, con la mía, en señal de venganza. Estuvimos así un rato, solo escuchando cómo nos comíamos la boca, yo gemía un poquito y retorcía mis manos y pies, hasta que el viejo Cortázar decidió dar por terminado el beso más caliente y sensual que había vivido nunca.

Sus compañeros lo felicitaron, pero él no les hizo caso, sino que me preguntó:. Eres única, mi amor. Dime, ¿con cuántos chicos ya has tenido relaciones? Me puse coloradísima porque uno, no esperaba que me hicieran esa pregunta, y dos, aún tenía ganas de besarme con él—. Todos celebraron al unísono mientras yo hundía mi rostro en mis manos, toda avergonzada.

Allá en el bar dejé los habanos, ¿por qué no nos los traes y nos los enciendes, mi amor? Mi corazón latía rapidísimo porque no tenía idea de qué me iban a ordenar, pero suspiré aliviada cuando me dijo lo de los habanos.

Le dije que sí, que no tardaba. Lo cierto es que mientras buscaba los habanos en el bar empecé a sentir muchísima culpabilidad. Es decir, ¿qué iba a decir mi papá si me pillara así, pasando la noche con tres señores, todos más mayores que él, y para colmo en un lugar tan privado como aquel?

Y si supiera que uno de ellos ya me comió la boca como nadie…. Como tenía calor, me quité el abrigo y lo dejé sobre una butaca. Volví al sofá con los tres habanos y un mechero. Cuando me acerqué, los tres señores estaban sentados juntos, y vieron mi camiseta rosada. Me había olvidado completamente que tenía la foto de mi papá y yo, impresa allí, además de la frase de marras.

Vamos, ponme el habano entre los labios, mi vida. Uno a uno se los puse, y sumisamente se los encendí tal y como se me exigió para cumplir con el reto. La verdad es que al encendérselos ellos expelían el humo hacia mi rostro, cosa que me hacía toser y a ellos les hacía reír.

Estaba encendiéndole el habano a don Cortázar cuando el Capitán me expelió de nuevo el humo de su habano en mi rostro:. No voy a decir eso, ¡reto! Otra vez vitorearon los señores. La verdad que es estuve todo el día con este uniforme y no veía la hora de quitármelo.

Seguro mis colegas piensan igual. Mi reto es que te pongas este lindo bikini que dejó una de las camareras por aquí. Y bueno, nos gustaría que nos acompañes en el jacuzzi que tenemos. Inmediatamente sus colegas callaron, mirándome con detenimiento, como esperando mi respuesta. A mí me parecía pasarse un montón, pero los señores me agradaban y no habían hecho nada que yo no quisiera, así que me sentía en buenas manos.

Si quisieran propasarse, yo solo debía poner las cosas claras, o eso pensaba. El Capitán sacó de su bolsillo dos diminutos pedacitos de tela que según él eran un bikini de una de las camareras del Crucero; me puse coloradísima y me arrepentí de haber dicho reto porque a la vista no parecía que eso pudiera entrarme.

Además, lo de la camarera me parecía sospechoso, de seguro que yo no era la primera ni la última en entrar en su bar privado. Reinoso y André rieron. Nos harías un gran honor —dijo el Capitán, poniendo en mis manos el bikini—.

De estar con la muchacha más hermosa de este crucero. Tú tienes algo que hace que me olvide del resto de mujeres. Por ejemplo, ni siquiera sé de quién me estás hablando, ¡y no me importa! Lo de la sirena va en serio, mi amor, porque nos tienes enamorados, para qué te vamos a mentir a estas alturas.

Si me dieran a elegir, tú serías siempre mi elección. Me súper convencieron, era inevitable sonreír y morderme un dedo ante tanto piropo. Los viejitos rugieron de alegría mientras me iba al baño. Me quité mis ropas y empecé a colocarme el bañador. Era demasiado pequeño y diametralmente distinto al que yo había usado esa mañana.

La parte superior apenas cubría mis pezoncitos pero de igual forma tiraban fuerte y mostraban la generosidad de mis pechos, los realzaban de una manera exuberante que no me lo podía creer.

Luego me puse la parte inferior; me di cuenta qué era lo que pretendían porque el triangulito que me iba a cubrir mi vaginita era una cosa de lo más pequeña, por lo tanto mi tatuaje de la rosa se veía con claridad. Entonces me sentí súper sentí mal por mi papá ya ahora unos señores iban a verlo completamente antes que él.

Terminé ajustándomelo bien, era tan fino y apretado que sentí un gusto súper rico recorrerme la espalda cuando el hilo se ciñó con fuerza entre mis piernas.

Miré para atrás para comprobar cómo el hilito desaparecía entre mis nalgas. Así y todo me miré en el espejo y no me lo podía creer, iba a modelar tamaño modelito para unos sesentones.

Estos son los momentos en los que una sabe que, de seguir, no hay forma de dar marcha atrás. Sin darme cuenta, o tal sí me daba cuenta y solo me negaba a reconocerlo, estaba entrando en una tormenta en medio del mar del que no iba a escapar fácilmente.

Tragué saliva, esperando que la tempestad no durase mucho. Y si duraba mucho, qué menos que pedirle que fuera inolvidable. La más putita de los siete mares. Yo avanzaba a pasos tímidos, tapando con mi mano mi tatuaje de forma disimulada, mientras ellos se acomodaban y fumaban.

Podía sentir sus miradas comiéndome a cada paso, madre. Pensé que me iban a acribillar a piropos, pero no, ahora estaban más relajados, seguramente porque me veían muy nerviosita, o seguramente porque disfrutaban de las burbujitas del jacuzzi.

Miré de refilón su pecho poblado de vello canoso, y como sospechaba, tenía un cuerpo para mojar pan, de seguro que hacía ejercicio como un condenado todos los días. Tragué mucho aire antes de mostrarle el tatuaje, pero me sentí bien al hacerlo porque no me hicieron bromas pesadas ni nada de eso, al contrario, suspiraron sorprendidos.

Les dije que era una rosa roja que me lo puse hacía tiempo y que muy, pero que muy poca gente lo había visto. De hecho, ni mi papá lo había visto, al menos no completamente. Les encantó porque miraron embobados por largo rato, cosa que me hizo sonreír porque yo no esperaba que unos señores de esa edad quedaran así por mi culpa.

Cuando entré al agua me sentí en el paraíso, entre las sales efervescentes y el hidromasaje que me hacía cosquillas. Eso sí, me aparté un poco de los señores. Ellos tres estaban juntos, uno al lado del otro, pero yo estaba al otro lado del jacuzzi, frente a ellos.

Echó la cabeza para atrás y empezó a carcajear. Con los brazos descansando fuera del jacuzzi, se acomodó y juraría que se abrió de piernas, pero no podía verlo con claridad porque había muchas burbujitas. Mirándome, dio una última calada a su habano antes de decirme:.

No muerdo. A cuatro patitas avancé hasta poder sentarme frente a él. Cuando estuve demasiado cerca, me preguntó si yo estaba bien, a lo que respondí que sí, aunque en realidad estaba excitadísima porque de seguro que me querían merendar ya, que no soy tonta.

Todo ese deseo que podía sentir de su parte, de parte de esos tres señores, era algo palpable en el aire y me contagiaba.

Eso sí era algo que me mareaba, que me arrancaba sensaciones riquísimas en mi vientre: ¡deseo, eso era! Bésame el pecho, sirenita. Eso me gustaría muchísimo.

Ven, no tengas miedo. Y lo hice, me acerqué de cuatro patas y di un par de besos, pero él me decía que no parase, así que, todo su pecho repleto de canas fue objeto de besitos, y cuando me puse súper viciosita, le di un par de chupetones y mordiscos.

Relacionado Señalar en detalle los premios a sortear y el valor de mercado de cada uno. Llevé mi mano bajo mi vientre, y tras guiar su caliente polla hasta mi anhelante grutita, yo y mi amado dóberman nos la pasamos entre caderazos violentos por un espacio de no menos de quince minutos. Eso de tener relaciones con un chico por culpabilidad no estaba funcionando como parecía…. Una vez realizada la actividad, los organizadores deberán solicitar la devolución de la fianza consignada a la Junta de Control de Juegos dentro de un término máximo de cuarenta y cinco 45 días, para lo cual deberán cumplir con los siguientes requisitos:. Sí no lo hiciere, el Gobernador efectuará el pago al jugador con cargo a la fianza de la Entidad titular o Empresa, haciendo en su resolución expresa reserva de las acciones, civiles o penales que pudieran corresponder a las partes. Las rifas sólo podrán llevarse a cabo por instituciones o asociaciones sin fines de lucro, debidamente reconocida por el Órgano Ejecutivo. Ya te enseñaré, sí señor.
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En esos años, más de un centenar de personas acudían a diario a las salas de bingo a probar suerte. Hoy en día, Reino Unido está muy regulado a través de la Comisión del Juego Gambling Commission , por sus siglas en inglés. La pasión por este juego de azar duró en la zona hasta la década de los ochenta, momento en el que otras formas de entretenimiento se fueron abriendo paso, lo que no quiere decir, ni mucho menos, que el bingo haya muerto en el Reino Unido, simplemente evolucionó y aparecieron otras opciones para pasar el rato.

El avance de las tecnologías, los nuevos juegos, las casas de apuestas y los operadores de casino online como Luckia le han dado una nueva de tuerca al sector, en las islas y en el resto del mundo.

Lo más habitual hoy en día es jugar al bingo en línea, pero, aunque este juego online tenga muchas ventajas, difícilmente podrá igualar la experiencia de hacerlo de manera presencial en alguna de las salas de bingo más míticas del Reino Unido.

Vamos a echarles un vistazo. Un lugar muy pintoresco que mantiene su estética de los años 60 del siglo pasado, de modo que acudir a Haworth´s es hacer un viaje en el tiempo.

El lugar, más que un bingo, parece una tómbola o una vieja casa de empeños con un ambiente entre alegre y decadente.

Destacan sus luces de neón y los mil y un premios agolpados por todas partes. Más allá de que seas un amante del bingo o no, este local merece una visita por ser un templo de la cultura kitsch.

Seguro que la disfrutas mucho. Camden Town es una zona muy concurrida de la ciudad de Londres. El barrio destaca por el ambiente alternativo que impera en la zona y por su archiconocido mercado en el que los visitantes pueden encontrar prácticamente cualquier cosa que se les ocurra.

Mecca Bingo es una de las cadenas de bingos más importante de todo el Reino Unido y en Camden tiene una de sus salas más destacadas. Las sesiones de Dabbers Social Bingo son pura fantasía. Olvídate de a típica imagen rancia de los bingos de toda la vida. En Dabbers alucinarás los fines de semana con la maravillosa mezcla que se vive entre bingo y cabaret.

Un espectáculo imperdible, lleno de locura, diversión y premios del que podrás disfrutar en el corazón de Londres. Algo parecido, pero muy diferente, a lo que encontrarás en Dabbers es lo que vivirás en Hijingo Bingo , un local londinense con sesiones de noventa minutos en las que la luminotecnia, la carta de cócteles y los menús de comida de la calle te harán desear volver nada más abandonar el local.

No cabe esperar otra cosa que distinción en uno de los establecimientos de la prestigiosa cadena hotelera Ritz.

Newport es una ciudad costera de Gales, muy cercana a Cardiff y separada de Bristol por el canal que lleva el nombre de la ciudad inglesa. Allí se encuentra el Bingo Uskway , uno más de las salas de bingo de la empresa Castle que tiene otros muchos locales en emplazamientos como Liverpool, Cardiff, Swansea o Corby, cerca de Birmingham.

Castle Bingo de Uskway está operativo desde , un cuarto de siglo de historia para uno de los mayores casinos del Reino Unido. En Stirling se libró una de las más importantes batallas de la historia de Escocia —quizá te suene de haber visto la oscarizada película Braveheart —, pero los amantes del bingo, más allá del mero interés turístico del lugar, tienen una cita en Carlton Casino , un antiguo cine que hace tiempo dejó de proyectar películas para convertirse en un casino y en el que años más tarde solo se podía jugar al bingo.

Y se sentó a mi lado para charlar. Por un momento largo olvidé que estaba vestida como para cazar a cuanto hombre se apareciera, entonces conocí al chico, hijo de un albañil, que mi papá había contratado para hacerle la caseta del jardín.

Brasilero pero con cuatro años viviendo en Uruguay, que tal vez volvería a su país tras terminar sus estudios. Y, además, sus amigos, y paisanos míos, solían burlarse por la goleada de Alemania contra Brasil en el Mundial aunque a él no le gustaba tanto el fútbol sino la arquitectura.

Pero, ¿cómo decírtelo? Tengo ciertos problemas con ella. Le duele mucho. Mi vaginita me traicionó y empezó a latir, ¡madre, tal vez Leny tuviera algo impresionante entre las piernas! Se queja y entonces yo me aparto, es lo usual.

Seguro que es una chica sin experiencia, probablemente tiene miedo más que dolor. Dale… dale una nalgada, a ver si aviva, ¡ja! No parece una novia muy agradable, nene, sinceramente.

Esos son juegos… O sea, no me refiero a nada rudo, por una palmada suave no te va a decir nada, no sé. Le di una caricia, así, suave —remedó en el aire esa nalgada, pero yo di un respingo, como si me lo hubiera dado a mí—.

Se enojó, así que no he vuelto a darle uno. Es como tú dices, es un juego, algo simple para entrar en la situación. Pero respeto que a las chicas no les guste. A mí la cola no me la toca nadie, ¡nadie! Golpeé el suelo con mi raqueta sin que él entendiera el porqué.

Digo, con tu novio. Leny me había confesado un poco de su vida sexual, yo no quería traicionar esa confianza privándole de contarle algún secreto íntimo, y en un tono bajo, casi como si tuviera vergüenza de decírselo, le confesé—.

Pues… no sé, salvo una cosa, no le he negado prácticamente nada a mi chico… no sé si me entiendes. Me apena que tu chica te niegue tantas cosas. Y seguimos conversando por largo rato antes de que le dejara pasar para trabajar; habíamos conectado de alguna manera.

Pero había una barrera que ni él ni yo estábamos dispuestos a romper. Yo amo a mi novio, y él… no sé si amaba, pero sí que le tenía mucho respeto a su chica demasiado, diría yo , así que ninguno de los dos se atrevió a hacer mucho más esa tarde.

Y eso que si él se lo proponía, y yo vestida con un par de trapitos poca resistencia iba a ofrecerle si se abalanzaba a por mí.

Pero de nuevo, ni soy una loba, y él parecía carecer la experiencia o confianza necesaria para dar un paso. Así como estaban las cosas, parecía que iba a tener que conformarme con dejarlo todo como una bonita relación platónica y poco más. Estrenando la caseta.

Y así, un día, la caseta que construía estaba casi a punto. Es decir, ya tenía su techo, la puerta, es verdad que aún le faltaba instalar el marco de una ventana, y claro, pintarla y ponerle los estantes.

Pero tiempo, lo que se dice tiempo, no tenía mucho. De hecho, ya estaba dando por descartada la idea de tener algo con él; creo que hay cosas que mejor tenerlas como fantasías; no voy a negar que me gustaba tener a un chico con quien conversar de temas picantes.

De todos modos, conociendo a Leny, seguro hasta me rechazaba. Una tarde, tras la facultad, llegué a casa y encontré a Leny en el jardín. Entré para curiosear. Era horrible, uf, le faltaba pintura, se veían los ladrillos, y claro, herramientas por doquier.

Apenas una mesita de trabajo destacaba, con un montón de herramientas apiladas. El chico entró y vio mi rostro desganado. Lo cierto es que no me estaba gustando la idea de tener allí una caseta, para mí arruinaba un poco el jardín que teníamos, pero bueno, era cuestión de acostumbrarse.

Yo sé que tú tienes novio, así que no me malinterpretes, pero quería agradecerte porque siempre has dejado entrever que yo merezco alguien mejor que ella. Esa chica es buena amiga, pero quiero una pareja… ¿cómo decirte, menina?

Buscaré a alguien que sea como tú. Me derretí. Yo nunca insinué que terminaras con tu novia, solo decía que tenía que ser una chica más abierta y dejarte disfrutar a ti también.

Me Deus, ¿crees que debería llamarla y pedirle disculpas? Es decir, tu futura novia tiene que ser lo que tú quieras. Uf, daban ganas de darle capotes a la cabeza, vaya lelo, sinceramente.

Pero bueno, a buenas horas decidió tomarme de la muñeca y traerme contra su fornido pecho, que desde luego no dudé por fin en tocar mientras sus dulces labios se unían a los míos.

Y mis manos, ay, mis malditas manos, fueron directo a ese culito duro y apetitoso que tantas tardecitas de imaginación me hizo pasar. Las suyas se metieron bajo mi vaquero para apretar mi cola, cosa que me hizo suspirar, luego las apartó y me dio una fuerte nalgada por sobre el vaquero; el sonido rebotó por la caseta.

Ehm, ¡no pidas perdón! Si eso es lo que te gusta… hazlo. Me Deus… tu cola… esta preciosa cola —hundió sus dedos en mis nalgas y me dejó boqueando como un pez—. Así que allí estaba yo, comiéndole la boca al albañil novato al que mi papá le pagaba hasta horas extras como aquella, y me sentía liberada porque el cuerpo completito estaba gozando de estar, por fin, saboreando y palpando esos labios tanto soñados, ese cuerpo tanto fantaseado.

Mis sentidos se magnificaron, mis pezones se sentían duritos y mi vaginita se estaba haciendo agua por todos lados. Y es que hasta mi cola parecía latir, pero no iba a dejar que NADA entrara por allí…. Aunque había algo que definitivamente quería comprobar por sobre cualquier otra cosa, así que entre los besos y mordidas iba quitándole el cinturón, luego el pantalón y la ropa interior.

A ver, no es que quisiera follar con él, era simple curiosidad lo mío, para ver cómo la tenía y por qué su novia se quejaba, pero entiendo ahora que el chico perfectamente pudo haberlo malinterpretado…. Lo palpé con mis manitas, no podía verlo porque el chico estaba dale que te como toda la boca como un poseso.

Efectivamente era algo grande, agarré el tronco y me asusté cuando no pude cerrar mi puño, así que a la fuerza me aparté de él, golpeándome contra la mesita de herramientas, viendo con los ojos abiertos aquella verga negra como la noche que, sinceramente, parecía un cañón de guerra.

El cabroncito me estaba dando pena. Que sus amigos se burlaban, que su novia no lo contentaba, que su trabajo como albañil era pesado. Si no estuviera excitada creería que el chico me estaba engatusando para ensartármelo y hacerme llorar de dolor.

Siendo sincera, si esa cosa entraba dentro de mí, me iba a dejar rengueando y llorando de dolor cada vez que me sentara o hasta incluso cada vez que caminara. Pero no quería decepcionarlo, engullida en la culpa y el éxtasis como estaba, así que decidí por algo más sano y menos destructivo.

Me arrodillé frente a él, clavando mis ojos en los suyos. Así que le di un beso a la punta, causándole un respingo de placer. Su enorme verga se zarandeó para un lado y otro producto de ello, pero rápidamente lo volví a sujetar con mis manitas.

Cuando le di un lametón en la base de la cabeza hasta la cima, por fin pude paladearlo. No sabía mal, para nada. Cuando llegué a la cabecita y metí un poco la punta de la lengua en la uretra, el pobre dobló las rodillas y gimió fuertemente, pero como dije, su aparato estaba firmemente sujeto y no lo iba a dejar ir a ningún lado.

Una vez que retiré mi boca, lo ladeé para un lado y otro, mirando asombrada todo ese montón de venas que surcaban el tronco. No tenía tantas como mi polla de juguete. Mis finos labios abrigaron por largo rato la herramienta del albañil prodigio. Tenía que retirarme a veces para retomar la respiración y luego volver al asalto; en cierta manera me desesperaba tener algo titánico entre manos y no poder hacer mucho ya que mi boca es pequeña, o mejor dicho, su verga era demasiado larga y además ancha.

No había dudas que su ex novia quisiera evitar posiciones peligrosas. Cuando estaba tomando respiración, y secándome las lágrimas y saliva que me cubrían la cara, Leny tomó de mi cabeza con ambas manos, y contra todo pronóstico, empujó su cintura para penetrarme la boca. Mi primera reacción fue abrir mis ojos como platos porque aquella verga estaba acercándose hasta la campanilla, ¡madre!

Empecé a lagrimear más cuando tocó el fondo de mi boca. Se detuvo unos instantes, y yo aguantaba la respiración como podía porque era la única forma de que no me invadiesen ganas de vomitar. En cualquier momento me faltaría aire, sería capaz de arrancarle las pelotas con tal de que me soltara, pero supe que la experiencia de ahora era diferente a la polla de goma porque, en ese instante en el que ya me iba a desmayar, el olor de macho que desprendía su carne pareció tranquilizarme.

Eso sí, Leny tomó impulso y metió más carne, traspasando la barrera de la campanilla y metiendo directamente por mi esófago, o eso creía yo, a saber.

O sea, que empezaba a follarse mi garganta. Mi cuerpo se arqueó solo, ya no podía ver bien, de hecho mis manos cayeron sin fuerzas mientras sonidos de gárgaras poblaban la caseta.

Era… algo… terriblemente… fuerte…. Qué bien se siente —susurraba él, meneando como un cabronazo—. Se desliza en tu garganta como en el cielo, podría follarte la boca todo el día, tan apretadito.

Empezó a arremeter como un toro, follándose mi boca y gozando de lo prieto de mi interior. En el momento que ya era evidente que me faltaba aire y pretendía salirme de aquella salvaje montada bucal, el chico bufó y sentí claramente cómo su verga escupía todo directo hasta mi estómago, cosa que me hizo dar arcadas ya que detesto el semen y por norma no permito que nadie se corra en mi boca.

Vaya cabroncito, sinceramente, no creo que mi papá le pagara esas horas para que me asfixiara con su polla y escupiera leche por mí de esa maldita forma…. Mucho fue a parar en mi ropa, incluso un cuajo cayó sobre mi ojo izquierdo, cegándomelo, y evidentemente me desesperé porque así, toda lefada, mi papá me pillaba.

La suciedad, el olor a sexo, ¡si es que hasta percibí que mi aliento tenía tufo a verga! Con perdón, mis lectores, pero si quieren saltar este párrafo pueden hacerlo. Es que vomité. Estaba de cuatro patas, totalmente vencida, tratando de tomar respiración, tosiendo semen, saliva y llorando salvajemente.

Pensaba, mientras mi vaginita aún rogaba que alguien entrara dentro de mí, que me iba a pasar toda la maldita noche limpiando el estropicio que había hecho en la caseta.

Tu padre sospechará si me ve a estas horas —se empezó a vestir mientras yo aún trataba de recomponer mis pensamientos desde el suelo. Mi carita no habría sido muy bonita, repleta de fluidos—.

Mejor aprovecho y me retiro. Se me acabó la voz. Así que reuniendo fuerzas logré asentir allí sobre el suelo, respondiendo a su pregunta. Total, ya me hacía hecho casi de todo, qué más daba.

Si tuviera mi raqueta te daría un remate a la cara, desalmado… —mascullé. Revestimiento y empastinado final. Y así me convertí en la putita del joven albañil que mi papá contrató; en cierta forma me sentía culpable porque fui la causante de que el chico terminara con su novia y saliera a la búsqueda de la chica de sus sueños, esa que le pudiera cumplir todas sus fantasías.

Y de momento no había otra más que yo, así que la culpabilidad me obligaba a que, mientras mi papá veía la tele en la sala o dormía en su habitación, tuviera que apañarme para escurrirme hasta el jardín, donde me encerraba con Leny en la caseta que él construía. Llevaba puesto ese shortcito blanco de algodón que lo tenía loquito.

Lo único que me molestaba de la caseta era el fuerte olor a pintura reciente. Y que no tenía cama…. Además, se te paga bien, hazlo tú. En el momento que sentí su verga erecta pero contenida a duras penas por su vaquero, di un respingo de sorpresa mientras mi vaginita latía por sí sola.

Nene, hoy no. Aún… todavía no creo que esté lista —murmuré mientras él me levantaba la blusita. Cuando me desabroché el sostén mientras nos besábamos, mis senos cayeron con todo su peso contra el suyo; dio un respingo porque seguro habrá sentido un par de arañazos que no se esperaba.

Me tomó de los hombros y me apartó suavemente; a mí daba un poco de corte que me mirase los senos, era la primera vez que me los vería, no sabía cómo los tenía su novia pero esperaba que le gustaran los míos, tengo pezones pequeños en comparación al tamaño de mis senos, son rosaditos y aparte de ser extremadamente sensibles, tienen una particularidad.

Se quedó embobado cuando comprobó que el par de suaves arañazos los habrían producido mis piercings, que son una barritas de titanio que atraviesan mis pequeños pezones. Bastante atractivas, he de decir, incluso destacaban más ahora que los tenía duritos.

Así que, aprovechando su atontamiento, recuperé terreno y fui empujándolo hasta la mesita de herramientas para que se pudiera sentar. Yo quería hacer algo, lo que fuera para paliar su evidente estado, ni qué decir del mío, aunque aún no me sentía lista para recibir su herramienta; la noche anterior había practicado mentalmente, pero es que fue estar allí y arrepentirme, no por estar engañando a mi novio o porque mi papá estuviera a pocos metros de distancia, nada de eso, era porque en serio su verga tenía un tamaño descomunal.

Así que, arrodillada ante el albañil, mientras mis senos abrazaban con fuerza su largo, venoso y monstruoso instrumento, empecé a subir y bajar lentamente conforme me las apretaba y pudiera ofrecerle un cobijo lo más apretadito posible.

Levanté la mirada: Leny, completamente absorbido por el placer, entrecerraba los ojos y se tapaba la boca para no emitir gemido alguno, no fuera que nos escucharan.

Me sonreí por estar dándole placer, pero, tras aclararme la garganta, detuve la cubana. A veces creo que por cosas como estas, mi chica me dejó. Ya sabes, tienes que tener contenta a la patrona…. Y pasaban los días; las posiciones que probábamos eran variadas, con el simple objetivo de encontrar una en la que yo pudiera sentirme cómoda.

Hacerlo en suelo se volvió a una posibilidad desde que trajera toallas almohadas o algo más sería sospechoso…. Fue otro sábado, nada más regresar de mis prácticas de tenis, cuando logré escabullirme para ir junto a él y así encerrarnos en la caseta, que ya estrenaba estantes y ventanas.

El olor a pintura había cedido pero había otro tipo de aroma ahora, como de sexo…. Me sujetó de la cintura, remangó mi faldita de tenis y notó que yo ya me había quitado la malla. Se detuvo un rato para jugar con el piercing de anillo que atraviesa el capuchón de mi clítoris. Oye, con mucho cuidado, no lo olvides —susurré mientras él por fin tomaba la verga y la restregaba por mi rajita.

Tragué aire y empuñé las manos, como esperando para ser destruida por una fuerza mayor. Pero te pasas y te juro que te araño la cara, cabrón. Vacié los pulmones, completamente aliviada, pero el cabrón mintió porque metió la cabecita un poco. Solo… no te muevas…. Pues mis deseos fueron órdenes. Porque la dejó allí un ratito, como esperando que mi agujerito se acostumbrara.

Se dedicó a acariciarme la caballera para tranquilizarme y ser yo quien decidiera probar cuánto de su verga podría cobijar. Vacié de nuevo mis pulmones y, de un movimiento de cadera, logré que otra porción entrara en mi ya de por sí sufrida conchita.

Arqueé la espalda e hice lo posible para no gemir. No estás disfrutando, se te nota en tu cara. Puedo salir, menina. Negué con la cabeza y volví a pegar mi frente contra la dureza de su pecho, volviendo a menear mi cintura para que entrara un poco más.

Pero como si él prefiriera no hacerme sufrir, sacó su verga lentamente, dándome un vergonzoso orgasmo que hizo que prácticamente desparramara una cantidad ingente de mis juguitos sobre él, para luego terminar desfallecida; ¡madre!

Me quedé rotísima además de avergonzada, el tufo a de mis fluidos era evidente y para colmo estábamos allí, abrazos y encharcados de placer, tal vez él sentía asco, no lo podría saber, pero a mí en ese instante no me importaba nada. Es… t-tu culpa, cabrón, la tienes demasiado grande….

Variábamos de posiciones pero nada funcionaba. Si no era friccionándonos, eran cubanas, y si no eran estas, solo me dedicaba a pajearlo para que se corriera completamente en un pañuelo que siempre tenía preparado por si acaso.

Otro día, mientras él me apretaba contra la pared de la caseta, pensaba en confesarle que ya no podía seguirle el ritmo. Era un chico demasiado grande para mí. Me bajó mi short de algodón hasta medio muslo y se dedicó a restregar esa herramienta infernal por entre mis nalgas regordetas.

Me voy a quedar quieto un rato, para que te acostumbres —decía, y estático, mandaba su mano a mi boca para que yo ensalivara sus dedos. Acto seguido la llevaba hacia mi puntito para darme riquísimas estimulaciones vaginales que hacían, por un breve rato, que me olvidara del titán que alojaba mi sufrida panochita.

Estaba hartita de salir rengueando de la caseta toda magullada, con mi short y camisa arrugadas y manchadas de su leche. Naturalmente, ahora mi boca era la que sufría de dolores de pasar tanto tiempo forzada al máximo y recibiendo embates.

Eso de tener relaciones con un chico por culpabilidad no estaba funcionando como parecía…. Sus labios estaban húmedos de mis juguitos cuando se apartó de mi sexo y me miró con sus preciosos ojos—. Mi chico me decía que la idea de no tener sexo no funcionaba, pues ahora estaba más y más excitado que nunca, lo cual no le permitía concentrarse en sus estudios.

Quería que le quitara el calentón al menos un par de veces a la semana, pero me mantuve firme en mis convicciones. Si no mejorabas esas notas, no habría nadita conmigo. Me colgó la llamada, todo cabreado, pero no pude pensar mucho más porque Leny sopló en mi vaginita para quitarme de mis pensamientos.

Quiere volver conmigo. Dice que está dispuesta a ser más abierta. La caseta ya estaba terminada, y a esa altura de nuestra aventura había que detenerse un rato a pensar cómo íbamos a seguir.

Leny era un buen chico, pero… no creo que yo fuera compatible con él, al menos no físicamente. Si metía demasiado, yo lloraba de dolor, pero me quedaba frustrada por no poder alojar su miembro y, desde luego, por no poder darle tanto placer como pareja.

Cerré los ojos y continué disfrutando. Lo cierto es que el chico succionaba muy fuerte y era buenísimo dando sexo oral, no pocas veces me dejaba el coñito hinchado, húmedo y enrojecido, bien que lo comprobaba yo luego en mi baño—. Leny, tú sabes que lo nuestro es solo un pasatiempo muy bonito pero sin futuro.

Yo solo te puedo satisfacer con… mamadas y pajas… Porque con lo otro me dejas destruida y llorando en medio de un charco de mis fluidos. Esto no es ni medio normal —suspiré, empujando su cabeza otra vez hacia mi entrepierna—. Yo creo que va a ser mejor que cada uno vaya por su lado. Dicen que los últimos besos son muy especiales.

Esa tarde fue extrañamente especial; no fue una ruda follada a mi boca como era de esperar, sino que Leny se dedicó a acariciarme la cabellera mientras yo abrigaba con mis labios por última vez a aquella maravilla de la naturaleza. Pensaba yo, mientras mordisqueaba un poco la punta de su verga jugosa de semen, que tal vez debía invitar a mi novio a un paseo por la playa y darnos un gustito, lo cierto es que lo estaba extrañando un montón.

Me despedí de Leny, sentada en las escalerillas que dan a la entrada de mi casa, mientras él se ajustaba su mochila en la espalda y mi papá le preparaba el último pago. No hubo besos, obviamente no podríamos porque estábamos a la vista de todos, sino un simple cabeceo con sonrisa, para sellar esa promesa de dejar en secreto todo lo que tuvimos.

Tras darse un apretón de manos con mi papá, se alejó y miré por última vez ese trasero suyo enmarcado en el vaquero, para luego sacudirme la cabeza y entrar a casa.

Era lo más sensato eso que yo le había aconsejado, de continuar nuestras vidas. Por un lado ya no podía sostener esa espiral de sexo duro en la caseta; yo tenía una relación de varios años con mi novio, y aquello con Leny era solo una aventura para probar de algo rico y delicioso, que sí, al final resultó ser muy doloroso para mi cuerpo, supongo que es el castigo que me merecía por ir de curiosita.

Entonces me conforté con la idea de que, para los tiempos de oscuridad y soledad, tengo un precioso consolador de goma que podría hacerme compañía. Además de mi chico… claro… en algún momento tendríamos que estar juntos de nuevo… si es que sacaba buenas notas… que no sé yo…. Hoy día mi papá no sabe que a veces voy a la caseta, ya terminada y bien pintada, repleta de cachivaches, y me siento sobre la mesa de herramientas para besar y engullir ese enorme pene falso, solo para recordar un poco; es que aún hay cierta esencia flotando en el aire que recuerda a esa pequeña aventura que tuve, que aparte de las agujetas, dejó muy buenos recuerdos.

Mi amiga Andrea a veces me mira a los ojos y sonríe de lado. Nunca se lo dije, sobre mi fugaz amante, pero es como si ella lo supiera. Tal vez porque me conoce como ninguna, o tal vez porque a veces yo gruñía de dolor al sentarme en el pupitre. De hecho, el día que íbamos a tomar el examen, se sentó a mi lado y me susurró:.

A veces te envidio. Muchas gracias a los que han llegado hasta aquí. De crucero con mi papá. Cuando era pequeña pasaba mucho tiempo de calidad con mi papá. Íbamos al estadio, de shopping, al cine, hasta de paseo en la playa, donde, en las noches más oscuras donde destacaban infinidad de estrellas, nos dedicábamos a trazar constelaciones imaginarias.

Era extraño porque lo normal, pensaría uno, sería que él prefiriera pasar más tiempo con mi hermano porque de seguro entre hombres se entenderían mejor, pero nada de eso se aplicaba en mi caso. Claro que ahora, yo en la facultad y con novio, él con un mejor puesto de trabajo y con novia, ya no pasábamos la misma cantidad de tiempo juntos.

Así que me emocioné muchísimo cuando un domingo entró a mi habitación para despertarme con una gran sorpresa. El siguiente viernes iríamos juntos, en crucero, a Ilhabela, Brasil. Sin novio, sin novia, sin libros ni teléfonos móviles que se interpusieran, solo él y yo.

O sea… que ya estaba enamorada de él pero ahora lo quería comer…. El crucero iba zarpar cerca del mediodía, pero ansiosa como estaba arrastré a mi hombre conmigo bien temprano a la mañana.

La excusa era que yo no quería esperar mucho para abordar, que entre la gente y el despache de equipaje te puedes tirar una hora, y por otro lado me atraía la idea de disfrutar un rato de un crucero vacío.

Apenas había unas pocas personas a bordo y pudimos almorzar tranquilos, con el paisaje de los edificios como telón de fondo. Todo fue fantástico en el momento que el barco empezó a moverse, rumbo a Ilhabella. No sentí ningún tipo de problemas para navegar, ni mareos ni nada extraño, muy por al contrario, disfruté muchísimo pues el barco parecía desafiar a las olas como si fuese una tabla de surf.

Realmente todo me pareció perfecto, ¡mágico! Yo no estaba cómoda yendo detrás de ellos, que conversaban sobre temas que yo ni conocía ni me interesaban, así que agarré la mano de él y tiré para que se acordara que yo también estaba ahí.

Tienen hidromasaje y también tienen sales efervescentes. Enojada como estaba me volví para irme al camarote, y así cambiarme para luego ir a los jacuzzis. Al menos tenía que recrearme de las comodidades del crucero, tal vez hasta conseguía que se me pasara el enojo por haber sido abandonada.

Me puse un bikini bastante bonito, de color cremita y lazos laterales rojos; me quedaba como guante y lucía coqueta. Confieso que pensaba ingenuamente que tal vez podría llamarle la atención a mi papá.

Pero no lo encontré en la cubierta donde lo había dejado, así que concluí que lo mejor sería serenarme y disfrutar del agua tibia de un jacuzzi. Entré en uno relativamente pequeño y desocupado.

Estaba calentándome la cabeza y apenas disfrutando de las burbujitas cuando una voz me sacó de mis adentros. Agarrando el timón. De cabellera canosa, bien afeitado y peinado, se le veía con más edad que mi papá aunque tenía un físico que ya quisiera él. Llevaba un traje blanco radiante, y la gorra plato que llevaba me dio a entender que era miembro de la tripulación del crucero.

En un santiamén logró cambiarme la cara. Él tenía los ojos más bonitos y chispeantes que había visto en mucho tiempo. Ya ni hablar de esa sonrisa de galán que hizo que yo retorciera mis pies sin que él pudiera notarlo debido a las burbujas.

Me acercó una copa de Margarita que acepté con gusto. No soy ninguna sirena —bromeé, levantando un pie para mostrarle que no tenía aletas. Estabas con el rostro serio y quería saber si podía hacer algo al respecto. Estoy bien, solo algo aburrida. Si estás sola y aburrida, ¿por qué no me haces compañía en la sala de mando?

Soy el Capitán de la MSC Lírica, Arístides Reinoso, a tu servicio. Ufa, qué honor. Siempre quise ir a una sala de mando y rodar el timón….

Me ayudó a salir del jacuzzi y me llevó de la cintura por la cubierta. Charlando amenamente le confesé que mi papá prácticamente me había abandonado en la cubierta y por eso estaba sola. Ojalá él fuera así de atento, allá él si planeaba pasar el resto del día con su estúpida amiga, ni me sentí culpable por irme a otro lado sin avisarle.

En el enorme cuarto de mando estaban dos señores más, todos bien engalanados con sus trajes de marineros, charlando distendidamente entre ellos. Y me dio algo de vergüenza porque yo estaba con un bikini nada más, no es que yo estuviera vistiendo provocativa ni nada de eso pero había un contraste evidente allí, con hombres bien vestidos mientras que yo lucía solo un par de trapitos.

Tú dime y yo les pongo en su lugar si te incomodan. Te vi allí triste y pensé que alguien tan linda como tú tenía que sonreír. Era enorme, tenía un poco de panza y contaba con una preciosa sonrisa, le pondría unos cincuenta y muchos, no sé. Se quitó su gorra plato y se inclinó para besarme la mano—.

Me llamó André, Contramaestre de la MSC Lirica. Me Deus, ¿eres la famosa sirena que vimos abordar? Tenía la cara más triste que cuando André vio en vivo y en directo cómo Alemania le enchufaba siete goles a su selección.

No quiero rostros tristes en mi crucero. De barba fina y elegante, de mirada de ojos claros—. Ya estaba por pedirte tu número telefónico para invitarte a una cita. Soy don Cortázar, mi amor, el Oficial de Máquinas a tus órdenes. Ya tengo novio, señor. Vamos, Rocío, el timón te espera. El Capitán me tomó de la mano y avanzamos hasta donde destacaba la enorme rueda del timón, hecha de madera y bronce.

Lo toqué, pero no lo agarré, tenía algo de miedo, no quería meter la pata pues no sabía cómo funcionaba nada. Rocío, ¿qué dirá tu papá si sabe que estás aquí con nosotros?

No voy a agarrar el timón frente a todos ustedes, qué vergüenza, voy a volcar el crucero o qué. Está todo guiado por computadoras, solo usamos el timón para entrar y salir del puerto —se acercó para ponerme su gorro plato, y apartó un mechón de mi cabello para besarme la mejilla ruidosamente—.

Déjenla en paz —don André separó a sus colegas de mí—. Rocío, ¡gira el timón unos treinta y cinco grados hacia la izquierda! Estaba completamente demolida ante el tacto de esos señores. Pero meneé mi cabeza y aparté un poco cualquier pensamiento indecente, ¡ellos podrían ser mis abuelos! Así luego de ajustarme mi diminuto bikini, que entre tanto toqueteo se me querían desprenderse los lazos, agarré con firmeza el timón para darle la tímida vuelta que me ordenaron.

Don André se colocó detrás de mí, poniendo sus enormes manos oscuras sobre las mías. Me imaginé a los cientos de pasajeros que en ese instante estaban a mi merced. Creí que me entraría un pánico o miedo tremendo ante tamaña responsabilidad, pero la verdad es que en ese momento en donde era yo quien les guiaba me sentí súper… ¡poderosa!

En serio me alegra haber venido. Estuve largo rato mirando el azulado horizonte. Si no fueran por las olas, ni sabría dónde comenzaba el mar y dónde el cielo, era algo alucinante.

El Contramaestre Cortázar me daba órdenes sobre dónde ir, lo cierto es que el señor me estaba volviendo loquita con su insistencia. Además, con tus poderes de sirena, puedes encantarlo para que solo se fije en ti, como debe ser.

El lujo a nuestro alrededor, el precioso cielo fundido con el mar, el enorme barco, esos señores tan atentos, ¡y ese timón! Parecía que mi cabeza no podía con tanto; era, literalmente hablando, ¡el paraíso!

La verdad es que cuando el crucero salió del puerto ya no hacía falta usar el timón, pero yo no lo quería soltar, aunque bueno, tuve que hacerlo. Preparando los torpedos. No dejaba de sentirme culpable cuando vi a mi papá, bebiendo solo en un bar. Lo había abandonado, sí, aunque él también lo había hecho conmigo.

El Capitán Reinoso me acompañó hasta la zona de los jacuzzis pero tuvo que volver a sus labores, así que se despidió de mí con un sonoro y fuerte beso en la mejilla, con la amenaza de que volvería a por mí si me ponía triste.

Me acerqué para charlar con mi padre, ajustándome de nuevo los lazos de mi bikini, que los señores no tuvieron piedad conmigo y juraría que me lo querían quitar disimuladamente entre tanto toqueteo.

Me pidió disculpas porque que la chica con la que hablaba era una vieja a amiga y quería ponerse al día, pero por cómo hablaba de ella y cómo ponía sus ojos, melancólicos casi, yo al menos entendí que se trataba de una antigua novia.

Es que ni siquiera se fijaba en mí, era como si estuviera rebuscando por esa mujer entre el gentío. Repentinamente mi papá miro mi cintura y abrió los ojos como platos.

Se me congeló la sangre porque, queridos lectores de TodoRelatos, él aún no sabía que yo tengo un tatuaje de una rosa cerca de mi pubis. No sabía cómo iba a reaccionar mi padre así que siempre se lo ocultaba. Ahora, por culpa de los tocamientos con los señores del crucero, mi bikini cedió un poco y mostró la punta de la rosa asomando sobre el triangulito que me cubría mis partecitas.

Es… es una rosa, ¿ves? Tragué saliva y me quedé quieta, aguantando la respiración, mientras él volvía al asalto. Él podía ser capaz de tirarme a los tiburones si se ponía malo, ¡no es broma! Mi colita temblaba de miedo recordando un viejo castigo que me dio cuando era niña, pero él meneó la cabeza con un mohín mientras acariciaba los pétalos de la flor.

Pero como sigues viviendo en mi casa, espero que la próxima vez que te hagas algo así me pidas permiso, ¿queda claro?

Estaba súper aliviada. Casi hasta me dieron ganas de confesarle que tengo los pezones anillados por barritas de titanio con bolillas en las puntas, pero me contuve, obvio que eso sería algo muy difícil de digerir para él.

Me acomodé el bikini mientras él seguía insistiendo. Cuando caía el sol intenté resarcirme y, en el camarote, me puse una camiseta más que especial que me compré al día siguiente de que me sorprendiera con el viaje en crucero.

Me hacía ilusión que la viera, para que supiera que siempre tiene un lugar en mi corazón por más que la facultad o mi novio nos hayan separado un poco. Me puse una chaqueta para ocultarla, la idea era que viera la sorpresa mientras caminábamos por la cubierta bajo la luces de las estrellas.

Por último me puse un short de algodón blanco, coqueto, sencillito y cómodo. Nuevamente le tomé de la mano para arrastrarlo y pasear.

Eso sí, en el momento que salimos y vimos esas hermosas estrellas empezando a centellear durante la puesta del sol, la maldita rubia volvió a hacerse presente de camino, pero ahora llevaba un coqueto vestido verde manzana de infarto que me dejó boquiabierta hasta a mí.

Además ella era muy bonita, y bueno, yo no iba a poder hacer competencia porque no tenía sus largas piernas ni su estilizado cuerpo, ni su súper ajustado y corto vestido atrapa-hombres.

Y sucedió lo que tenía que suceder. De nuevo caminaban juntos por el lugar mientras yo les seguía por detrás; reían, hablaban de viejos tiempos, de viejos amigos y demás tonterías. Juraría que la mujer pretendía reconquistarlo. Yo estaba jugando con el cierre de mi chaqueta, amagando quitármelo para que él viera mi camiseta.

Sinceramente, no iba a soportar estar todo el rato siguiéndolos, así que luego de varios minutos intentando interceder y reclamar a mi padre, me aparté para irme a pasearme sola.

Estaba sentada en una silla plegable, perdida entre el montón de gente, escribiéndome con mis amigas y enviándole fotos del lugar, cuando se sentó a mi lado el mismísimo Capitán Reinoso, siempre coqueto y galán con su traje de marinero.

Supe que era él cuando sentí que me puso una gorra plato. Pero tú parece que estás siempre tensa y ofuscada. Sirenita, ¿qué te pasa ahora? No me pasa nada, ya deje de preocuparse por mí. Escúchame, ¿por qué no me acompañas a un bar privado que tenemos en la tripulación?

Tiene una vista hermosa. Te hará bien a ese ánimo decaído que tienes. Bueno, dentro de un rato tengo que volver junto a mi papá, así que no sé. Recordé a esa mujer, era súper despampanante y me volvió muy celosa. Entonces necesitaba demostrar, no sé si a mi papá o a mí misma, que yo también podría ser atractiva.

Y bueno, ese señor no se cansaba de decirme lo guapa que yo le parecía, así que me gustaba la idea de pasarla con buena compañía. En la cubierta superior se encontraba el famoso bar del Capitán Reinoso, era espacioso pero oscuro, teñido de luces azuladas. A un costado había un jacuzzi y, tras ellos, había un enorme ventanal oscuro que ofrecía una vista hermosa de toda la cubierta, en donde se veía al gentío ir y venir.

Quedé atrapadita entre él y su enorme colega brasilero. Él me tomó de la cintura, trayéndome hacia él—. Si mi señora se entera de que estoy con una preciosura como tú se desatará una furia como la de Poseidón.

Los elogios empezaron de caer uno tras otro, sacándome los colores y risas varias, seguramente porque me vieron el rostro alicaído. Si no era don André diciéndome piropos en portugués, era don Cortázar comparándome con sus romances de juventud, o el Capitán Reinoso acuclillándose frente a mí para mostrarme su tatuaje de un ancla en su enorme brazo.

Con los tres hombres luchando por ganarse mi atención, ¡me sentía como una reina! Está muy escondido, ¿capisci? Vamos, ¡solo muéstramelo, aunque sea um pouco! Siguieron sus embates, incluso don Cortázar posó su mano cálida en mi muslo y me dijo que me llevaría de paseo a Brasil para comprarme todas las ropas que yo quisiera, pero solo si le mostraba mi tatuaje, aunque obviamente le dije que nada de nadita, que yo soy una chica decente.

No te preocupes, no vas a hacer nada que no te guste, tenlo por seguro. Todos aplaudieron el que aceptara jugar, y yo súper colorada, a saber qué me deparaba, seguro que querrían ver mi tatuaje. Por si acaso, les volví a insistir que ni en mil años iba a mostrárselos, que una cosa es jugar y tal, lo otro ya sería pasarse la línea, no sé, mi tatuaje es privado y no es algo para andar mostrando a cualquiera.

Todos reímos por la pregunta tan directa, y más aún cuando el Capitán negó al aire con una sonrisa. No lo quería decir, de seguro que eran muchas. El castigo fue simplemente que el Capitán llamara a su señora por móvil, para decirle lo mucho que la amaba, cosa que cumplió de mala gana ya que según él tenía una mujer algo cascarrabias.

Puso en altavoz para que todos oyéramos, y vaya que oímos, la señora le riñó por despertarla a mitad de su sueño. Ahora es mi turno. Tenía quince, don Reinoso. Sabía que ahora me tocaba a mí hacer la pregunta, así que miré a don Cortázar, que estaba a mi lado. Como parecía el más mayor, tenía curiosidad, no era mi intención ofenderle ni nada de eso, por suerte se lo tomó con humor—.

A mí me parecía adorable, como dije era el más insistente de los tres y me generaba un poco de ternura, con un poquito de atracción. O sea, era natural, era un hombre guapo y coqueto; concluí que no iba a hacerle cumplir un reto humillante ni nada de eso.

Así que me ajusté mi short y le ordené:. Me tomó de la mano y enredó sus rugosos dedos entre los míos, me mostró una matadora sonrisa de hoyuelos, clavándome sus ojos claros en los míos. Rocío, caviar de Riofrío, sola entre el gentío, tortolica en celo.

Como un grano de anís, un weekend en París, un deshielo. Estaba derretida mirando a Cortázar, no quería soltar su mano. Él había ladeado el rostro para beber un trago, y cuando la devolvió a la mesa, notó que yo aún le observaba como tonta, con la boca entreabierta y sin ser capaz de armar una frase.

Entonces sonrió de lado cuando humedecí mis labios, y depositó un besito casto que hizo olvidarme completamente de la situación. Ya podría chocar el crucero contra un témpano de hielo, que no había forma de traerme de vuelta a la realidad. Empuñé mis manos y las llevé hacia mis pechos mientras degustaba esos labios con un ligero sabor a tequila.

Apretujó sus labios con los míos, los de él estaban secos pero luego se humedecieron un poco debido al contacto. Abrí los ojos como platos cuando sentí la punta de su lengua queriendo entrar en mi boca, atravesó la barrera de mis finos labios y palpó mi propia lengua, para luego retirarse fugazmente.

Siguió con el jueguito de labios, me puso tan cachondita que decidí buscar su lengua, con la mía, en señal de venganza. Estuvimos así un rato, solo escuchando cómo nos comíamos la boca, yo gemía un poquito y retorcía mis manos y pies, hasta que el viejo Cortázar decidió dar por terminado el beso más caliente y sensual que había vivido nunca.

Sus compañeros lo felicitaron, pero él no les hizo caso, sino que me preguntó:. Eres única, mi amor. Dime, ¿con cuántos chicos ya has tenido relaciones? Me puse coloradísima porque uno, no esperaba que me hicieran esa pregunta, y dos, aún tenía ganas de besarme con él—.

Todos celebraron al unísono mientras yo hundía mi rostro en mis manos, toda avergonzada. Allá en el bar dejé los habanos, ¿por qué no nos los traes y nos los enciendes, mi amor? Mi corazón latía rapidísimo porque no tenía idea de qué me iban a ordenar, pero suspiré aliviada cuando me dijo lo de los habanos.

Le dije que sí, que no tardaba. Lo cierto es que mientras buscaba los habanos en el bar empecé a sentir muchísima culpabilidad. Es decir, ¿qué iba a decir mi papá si me pillara así, pasando la noche con tres señores, todos más mayores que él, y para colmo en un lugar tan privado como aquel?

Y si supiera que uno de ellos ya me comió la boca como nadie…. Como tenía calor, me quité el abrigo y lo dejé sobre una butaca. Volví al sofá con los tres habanos y un mechero. Cuando me acerqué, los tres señores estaban sentados juntos, y vieron mi camiseta rosada.

Me había olvidado completamente que tenía la foto de mi papá y yo, impresa allí, además de la frase de marras. Vamos, ponme el habano entre los labios, mi vida.

Uno a uno se los puse, y sumisamente se los encendí tal y como se me exigió para cumplir con el reto. La verdad es que al encendérselos ellos expelían el humo hacia mi rostro, cosa que me hacía toser y a ellos les hacía reír.

Estaba encendiéndole el habano a don Cortázar cuando el Capitán me expelió de nuevo el humo de su habano en mi rostro:. No voy a decir eso, ¡reto! Otra vez vitorearon los señores.

La verdad que es estuve todo el día con este uniforme y no veía la hora de quitármelo. Seguro mis colegas piensan igual. Mi reto es que te pongas este lindo bikini que dejó una de las camareras por aquí.

Y bueno, nos gustaría que nos acompañes en el jacuzzi que tenemos. Inmediatamente sus colegas callaron, mirándome con detenimiento, como esperando mi respuesta. A mí me parecía pasarse un montón, pero los señores me agradaban y no habían hecho nada que yo no quisiera, así que me sentía en buenas manos.

Si quisieran propasarse, yo solo debía poner las cosas claras, o eso pensaba. El Capitán sacó de su bolsillo dos diminutos pedacitos de tela que según él eran un bikini de una de las camareras del Crucero; me puse coloradísima y me arrepentí de haber dicho reto porque a la vista no parecía que eso pudiera entrarme.

Además, lo de la camarera me parecía sospechoso, de seguro que yo no era la primera ni la última en entrar en su bar privado. Reinoso y André rieron. Nos harías un gran honor —dijo el Capitán, poniendo en mis manos el bikini—. De estar con la muchacha más hermosa de este crucero.

Tú tienes algo que hace que me olvide del resto de mujeres. Por ejemplo, ni siquiera sé de quién me estás hablando, ¡y no me importa! Lo de la sirena va en serio, mi amor, porque nos tienes enamorados, para qué te vamos a mentir a estas alturas.

Si me dieran a elegir, tú serías siempre mi elección. Me súper convencieron, era inevitable sonreír y morderme un dedo ante tanto piropo. Los viejitos rugieron de alegría mientras me iba al baño. Me quité mis ropas y empecé a colocarme el bañador. Era demasiado pequeño y diametralmente distinto al que yo había usado esa mañana.

La parte superior apenas cubría mis pezoncitos pero de igual forma tiraban fuerte y mostraban la generosidad de mis pechos, los realzaban de una manera exuberante que no me lo podía creer. Luego me puse la parte inferior; me di cuenta qué era lo que pretendían porque el triangulito que me iba a cubrir mi vaginita era una cosa de lo más pequeña, por lo tanto mi tatuaje de la rosa se veía con claridad.

Entonces me sentí súper sentí mal por mi papá ya ahora unos señores iban a verlo completamente antes que él. Terminé ajustándomelo bien, era tan fino y apretado que sentí un gusto súper rico recorrerme la espalda cuando el hilo se ciñó con fuerza entre mis piernas.

Miré para atrás para comprobar cómo el hilito desaparecía entre mis nalgas. Así y todo me miré en el espejo y no me lo podía creer, iba a modelar tamaño modelito para unos sesentones. Estos son los momentos en los que una sabe que, de seguir, no hay forma de dar marcha atrás.

Sin darme cuenta, o tal sí me daba cuenta y solo me negaba a reconocerlo, estaba entrando en una tormenta en medio del mar del que no iba a escapar fácilmente. Tragué saliva, esperando que la tempestad no durase mucho.

Y si duraba mucho, qué menos que pedirle que fuera inolvidable. La más putita de los siete mares. Yo avanzaba a pasos tímidos, tapando con mi mano mi tatuaje de forma disimulada, mientras ellos se acomodaban y fumaban.

Podía sentir sus miradas comiéndome a cada paso, madre. Pensé que me iban a acribillar a piropos, pero no, ahora estaban más relajados, seguramente porque me veían muy nerviosita, o seguramente porque disfrutaban de las burbujitas del jacuzzi. Miré de refilón su pecho poblado de vello canoso, y como sospechaba, tenía un cuerpo para mojar pan, de seguro que hacía ejercicio como un condenado todos los días.

Tragué mucho aire antes de mostrarle el tatuaje, pero me sentí bien al hacerlo porque no me hicieron bromas pesadas ni nada de eso, al contrario, suspiraron sorprendidos. Les dije que era una rosa roja que me lo puse hacía tiempo y que muy, pero que muy poca gente lo había visto.

De hecho, ni mi papá lo había visto, al menos no completamente. Les encantó porque miraron embobados por largo rato, cosa que me hizo sonreír porque yo no esperaba que unos señores de esa edad quedaran así por mi culpa. Cuando entré al agua me sentí en el paraíso, entre las sales efervescentes y el hidromasaje que me hacía cosquillas.

Eso sí, me aparté un poco de los señores. Ellos tres estaban juntos, uno al lado del otro, pero yo estaba al otro lado del jacuzzi, frente a ellos. Echó la cabeza para atrás y empezó a carcajear. Con los brazos descansando fuera del jacuzzi, se acomodó y juraría que se abrió de piernas, pero no podía verlo con claridad porque había muchas burbujitas.

Mirándome, dio una última calada a su habano antes de decirme:. No muerdo. A cuatro patitas avancé hasta poder sentarme frente a él. Cuando estuve demasiado cerca, me preguntó si yo estaba bien, a lo que respondí que sí, aunque en realidad estaba excitadísima porque de seguro que me querían merendar ya, que no soy tonta.

Todo ese deseo que podía sentir de su parte, de parte de esos tres señores, era algo palpable en el aire y me contagiaba. Eso sí era algo que me mareaba, que me arrancaba sensaciones riquísimas en mi vientre: ¡deseo, eso era!

Bésame el pecho, sirenita. Eso me gustaría muchísimo. Ven, no tengas miedo. Y lo hice, me acerqué de cuatro patas y di un par de besos, pero él me decía que no parase, así que, todo su pecho repleto de canas fue objeto de besitos, y cuando me puse súper viciosita, le di un par de chupetones y mordiscos.

Me decía que chupara sus pezones y así lo hice, que mordiera y jugara cuanto quisiera. Lo hice gruñir, lo hice gemir, me excitó oírle pues yo era la provocadora de sus reacciones, ¡sí! Estaba mordisqueando su pezón cuando él me agarró de la mano y la llevó para que tocara su verga, ocultada bajo las burbujitas.

Suspiré largo y tendido, la tenía súper dura por mi culpa. Cuando lo toqué mi vaginita empezó a picar un montón. Nos tienes locos, pequeña sirenita. Ven, siéntate entre mis piernas, de espaldas a mí. Me guió para que me sentara sobre él y, luego de ladear mi bikini, pudiera restregarme su verga por mi panochita.

Sus colegas se levantaron del agua y, parados como estaban, con sus vergas a tope, agarraron, cada uno, una manita mía, y la llevaron hasta sus grandes trancas para que les pajeara.

Don André la tenía gigantesca y negra, mi manita no se cerraba en su tronco, y me guiaba para que le estrujara suavemente su verga. Don Cortázar en cambio era muy bruto y me exigía que se la cascara con violencia y rapidez a esa verga larga, algo curvada, pero no muy gruesa.

Fue en ese momento que me sentí realmente una sirena que domaba a los hombres con sus encantos. Maldita sea, ¿ves cómo nos tienes, Rocío? N-no es mi culpa. Ustedes estaban haciendo preguntas y retos muy tramposos…. Dime, ¿cuántas veces te han comido tu almejita? El Capitán encontró mi agujerito y penetró un poco, lo cual me hizo retorcer toda.

Fue tanto el gustirrín que me olvidé de pajear a los otros dos señores y mis manitas resbalaron, pero rápidamente ellos las recapturaron para que siguiera estrujándoselas con fuerza. Perdí la vista mientras sentía perfectamente la forma de una verga larga y gruesa entrar en mí de manera suave.

No tardé en retorcerme como si estuviera poseída, cosa que le habrá asustado a los tres señores. Aunque estuviera follando en el agua del jacuzzi, sentía perfectamente cómo derramaba mis fluidos de manera bestial, corriéndome como una cerdita sin que pasaran más que un minuto.

La verdad es que cuando me excito mucho no me controlo y no puedo llevar una relación sexual por mucho tiempo, cosa que me da muchísimo corte…. Su coñito me está haciendo fiesta adentro, amigos.

El viejo Cortázar gruñó, seguramente estaba celoso porque quería follarme también, pero eso era privilegio del capitán. Se inclinó hacia mí para hundir sus dedos en mis mejillas, de tal forma que mis labios fueron empujados hacia afuera. Oí una gárgara y el señor escupió en mi rostro, sentí cómo su saliva resbalaba desde mis labios y nariz para adentro de mi boca.

Cabeceó satisfecho, y empezó a meter sus gruesos dedos para follarme la boca. Parece que encontramos un tesoro en medio del mar, Capitán. Me dio unos segundos para que volviera a tomar aire, mientras hilos de saliva caían de mi boca.

Inmediatamente, el enorme brasilero también me agarró del rostro, escupiéndome otro cuajo enorme dentro de mi boca. No podía chupar esos dedos con comodidad, ya que por poco no metía el puño completo en mi boca. Pero logré pasar lengua por los dedos como me ordenó, hasta que por fin, tras largo rato, retiró los malditos dedos de mí, todos encharcados y ensalivados.

Repentinamente, el capitán bramó, apretándome la cinturita con fuerza:. Luego te la voy a comer hasta que te desmayes de gusto… ¿Por qué no le das tu cola a uno de mis colegas, para que no se queden con las ganas?

Entonces sentí la lechita caliente del Capitán; su verga escupía semen sin cesar dentro de mi interior, lo podía percibir con claridad, además que salía en cantidad.

No me lo podía creer, en ese entonces me asusté muchísimo. Me imaginaba preñada, paseando por la borda de la mano de esos tres viejos mientras mi novio y mi papá me miraban decepcionados.

Pero mientras el Capitán me seguía llenando de su leche, me dijo que ya no podía tener hijos, así que no pasaría nada. Quedé demolida, sin fuerzas en los brazos y pies, si don Reinoso vaya con el abuelito, me había follado a base de bien.

Yo aún estaba sufriendo algunos temblores productos del intenso orgasmo cuando sus dos colegas se masturbaron con fuerza frente a mí para llenarme la cara y los pechos de sus corridas.

Un cuajo enorme de semen cayó en uno de mis ojos y me lo cerró durante toda la noche, causando risas varias. Don Cortázar seguía estrujándose su verga frente a mí. Don André le prestó su habano y el viejo, luego de expeler el humo hacia mí, me dijo:.

Tu papá tiene que estar orgulloso de tener a una nena tan obediente. No respondí, pero cabeceé tímidamente. Así que ponte de cuatro y la colita en pompa. Don Cortázar, bueno… pero tenga mucho cuidado o me voy a enojar….

Me volví a poner de cuatro patitas y me apoyé del borde del jacuzzi mientras los tres viejos me veían todas mis partecitas. Estaba temblando de miedo, mis colita parecía latir y boquear, como rogando por verga, pero vamos que un poquito más y me orinaba ahí mismo.

Nunca vi un culito tan pequeño. Seguro que cuando caga salen fideos. Escuché una fuerte gárgara y pronto sentí un enorme cuajo de saliva caerse en mi colita, cosa que me dejó boqueando como un pez de lo rico que se sintió. El Capitán me tomó la cabellera y ladeó mi rostro, hizo una gárgara y me escupió en la boca.

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Author: Kazigal

5 thoughts on “Revelando las falsedades del bingo

  1. Ich entschuldige mich, aber meiner Meinung nach irren Sie sich. Ich biete es an, zu besprechen. Schreiben Sie mir in PM, wir werden reden.

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